El culto al poder
En casi todas las escuelas se enseña la historia del poder político y se le hace creer a los estudiantes que esa es “la historia de la humanidad” o “la historia universal”. Nos hacen memorizar fechas que trazan solamente la historia del poder político, sin especificar que se está dejando por fuera todo lo demás.
Este enfoque exclusivo en el poder político para entender el pasado conduce fácilmente a un culto al poder que es muy común en Latinoamérica.
El filósofo Karl Popper señaló que la historia del poder político había sido elevada a la categoría de historia universal y señalaba que esto era peligroso puesto que “Esta historia se enseña en las escuelas, y en ella muchos de los criminales más grandes son presentados como héroes”. Popper indica que esto se debe a que “los hombres son propensos a rendirle culto al poder” y también a que quienes ejercían el poder “querían ser venerados y pudieron hacer que sus deseos se cumplieran. Los historiadores escribieron bajo la vigilancia de los generales y los dictadores”.
El historiador inglés Stephen Davies señala que hay una perspectiva distinta de la historia: “Una perspectiva… en la que las personas verdaderamente importantes no son los generales, los políticos, los reyes, los papas, los gobernadores, la gente que tiene y ejerce el poder político, sino la gente común y corriente, los creadores de riqueza, la gente que vive unida mediante el intercambio pacífico”.
Por ejemplo, Davies recuerda dos fechas que revolucionaron nuestras vidas y probablemente muchos de nosotros las ignoramos. Un empresario, Malcolm McLean, se dio cuenta de que la principal demora para enviar cargamentos era que había que vaciar todo el contenido del cargamento y montarlo a un camión y luego hacer lo mismo en el puerto de destino. A McLean se le ocurrió enviar todo el cargamento en una sola caja sin ruedas –un contenedor– que podía ser trasladada directamente del barco al camión sin tener que vaciar el contenido del cargamento en cada parada. Así fue que en abril de 1956 el primer contenedor partió de Newark hacia Houston, y esa simple innovación hizo que el costo de transportar productos sea 35 veces menor.
La otra fecha es el 22 de enero de 1970, el día que se realizó el primer vuelo comercial con pasajeros en un Boeing 747 entre Nueva York y Londres, fecha en que los vuelos de larga distancia se convirtieron en algo de uso masivo.
Estas fechas revolucionaron nuestras vidas para bien y sin embargo difícilmente veremos un monumento al Sr. McLean o a los aviones comerciales. Como se enseña la historia desde el ángulo del poder político, seguiremos viendo monumentos a políticos como Bolívar, Alfaro, etcétera.
Esos héroes de la historia de la política tuvieron sus virtudes y defectos. Los monumentos suelen hacer que nos olvidemos de lo segundo y los agreguemos a la extensa mitología latinoamericana donde personajes tan distintos como Bolívar, Perón, Alfaro, son comúnmente considerados como semidioses.
Más saludable para fomentar una sociedad abierta es apartarse de los cultos al poder político y reconocer las contribuciones de individuos comunes y corrientes. Por ejemplo, un monumento a los muchos individuos anónimos que a través del comercio hicieron de Guayaquil uno de los puertos más importantes de Sudamérica ya en el siglo dieciocho.
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