Navidad del 2011
En mi familia nos juntamos a celebrar cada domingo de Adviento y este año hemos leído una hermosa oración que quiero compartirles porque nos hace meditar sobre tanto que tenemos que agradecer. Y es que tenemos cosas que no apreciamos sino hasta cuando carecemos de ellas. Se las comparto:
¡Es maravilloso, Señor! tener los brazos perfectos cuando hay tantos mutilados…
Mis ojos que ven, cuando hay tantos sin luz…
Mi voz que canta, cuando hay tantos que enmudecen… mis manos que trabajan, cuando hay tantas que mendigan…
Es maravilloso volver a casa cuando hay tantos que no tienen adónde ir…
Es maravilloso amar, vivir, sonreír y soñar, cuando hay tantos que lloran, odian y se revuelven en pesadilla y tantos que mueren antes de nacer…
Es maravilloso tener un Dios en quien creer, cuando hay tantos que no sienten consuelo ni tienen Fe…
¡Es maravilloso Señor! Sobre todo tener tan poco que pedir y tanto, tanto que agradecerte…
Me imagino que tienes tu vida, tus sentidos funcionan a la perfección, tu salud está excelente, tu familia te apoya, tienes buenos amigos que te quieren y ayudan cuando lo necesitas, tienes trabajo, un lugar para vivir y comida para alimentarte, tienes mucho más que lo que otros pueden tener. Y qué bueno que lo tienes, pero por ello debemos estar tan agradecidos y no olvidar a aquellos a quienes les falta algo, espiritual o material, para que puedan vivir felices, si nada se puede cambiar, o que puedan lograr conseguir eso que tanto necesitan.
Esta es una época para reflexionar. Siempre se puede ser mejor y no hay que desaprovechar cada ocasión para tratar de lograrlo. Incluso en aquellos casos donde falta algo, el estar agradecido por todo lo demás es signo de grandeza, humildad y amor por la vida. Pienso especialmente en mi amigo que ya casi no puede moverse por una enfermedad que lo paraliza pero cuya actitud positiva hacia la vida me ha enseñado mucho más que quienes están completamente sanos, cuyo carácter siempre jovial y de buen humor contagia a los demás y cuyas virtudes lo engrandecen y nos hace ser mejores personas. ¿Cómo no estar agradecido por esta amistad? Y como él mismo reconoce, él está agradecido porque ha descubierto un mundo diferente que antes tenía y que posiblemente no hubiera apreciado tan intensamente. ¡Qué lección de vida!
Pienso también en otro amigo que se quedó sin trabajo hace más de un año y no ha conseguido nada, pero cuya solidaridad de su familia y amigos le ha permitido salir adelante cambiando su forma de vida, sufriendo carencias, pero agradecido por lo que tiene.
En fin, pienso en muchas cosas, seres queridos que partieron, amigos que necesitan un consuelo, una sonrisa, un simple saludo de buenos días… y tantas cosas más… ¡Les deseo de todo corazón que tengan una feliz y cristiana Navidad y que el próximo año esté lleno de bendiciones y prosperidad!
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