Correa aprieta la mordaza
El populista Rafael Correa sigue tratando de apretar las ataduras con las que impedir que los medios de comunicación puedan criticarle o apoyar a sus rivales políticos. Es más, la nueva mordaza que quiere imponer –que se sumaría a las ya existentes– buscaría incluso castigar que se publiquen informaciones que le perjudiquen. El presidente de Ecuador quiere prohibir cualquier:
"… promoción directa o indirecta ya sea a través de reportajes, especiales o cualquier otra forma de mensaje, que tienda a incidir a favor o en contra de determinado candidato, postulado, opciones, preferencias electorales o tesis política".
El hecho de que quiera proscribir cualquier artículo de opinión, o intervención radiofónica o televisiva, apoyando y pidiendo el voto para un candidato (o, por el contrario, solicitando que no se apoye con el sufragio a uno u otro aspirante) ya es una restricción autoritaria de suma gravedad. Pero en este caso, Correa va incluso más allá con la referencia a los "reportajes, especiales o cualquier otra forma de mensaje".
Con estas ocho palabras quedan proscritas todas las noticias que le perjudiquen. Cualquier juez deseoso de complacer al mandatario ecuatoriano –y ya han sido varios los que han demostrado entrar en esa categoría– podría decir que una información de ese tipo "tiende a incidir en contra" del mandatario o alguno de sus aliados. Eso se aplicaría, por ejemplo, a cualquier publicación sobre abusos de poder evidentes y a sentencias en los tribunales contra Correa o algún miembro de su Gobierno. Lo mismo podría ocurrir, por seguir con ejemplos, con publicaciones referidas a unas malas cifras económicas o problemas en la política exterior de Ecuador.
Llevada a su lógica más absoluta, la reforma que quiere imponer Correa llega a proscribir informar sobre la campaña electoral en curso. Cualquier información que se dé, aunque sea una simple enumeración de lemas electorales, puede "incidir a favor o en contra" de quienes son objeto de la cobertura informativa.
Pero no sólo se cercenaría la libertad tanto para informar de datos objetivos como para tomar partido por un candidato u otro. Se prohibiría incluso defender ideas políticas que no favorecen o perjudican a un determinado candidato o partido. Al ampliar las prohibiciones a todos aquellos contenidos que podrían afectar a cualquier "tesis política", la legislación impediría, por ejemplo, entrevistar a alguien que defendiera el abstencionismo.
Correa avanza, cada vez menos lento y al mismo tiempo más firme, en su estrategia destinada a destruir de forma definitiva la libertad de expresión en Ecuador. Muchos tiranos comenzaron de forma similar en sus países.
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