El día que Internet rugió
El Heraldo, Tegucigalpa
El miércoles 18 de enero tuvo lugar la mayor manifestación de protesta online en la historia de Internet. Hubo un "apagón" de sitios web, grandes y pequeños, en protesta contra proyectos de ley presentados en la Cámara de Representantes y el Senado de Estados Unidos que podrían transformar profundamente a Internet. Los dos proyectos presentados, SOPA (por sus siglas en inglés, Ley de Cese a la Piratería en Internet) en la Cámara de Representantes y PIPA (Ley de Protección de la Propiedad Intelectual) en el Senado, aparentemente pretenden poner fin a la piratería de material con copyright en Internet realizada a través de sitios web alojados fuera de Estados Unidos. Quienes se oponen a los proyectos, entre ellos los fundadores de Google, Wikipedia, the Internet Archive, Tumblr y Twitter, sostienen que limitarían la innovación y la inversión, rasgos típicos de la Internet libre y abierta.
Ambos proyectos de ley son muy parecidos. SOPA permitiría a los titulares de derechos de autor entablar una demanda ante la fiscalía general de Estados Unidos contra cualquier sitio web extranjero que según ellos "comete o permite cometer violaciones penales" de las leyes de derechos de autor. Esto apunta sobre todo a la piratería de música y películas. La Ley SOPA permitiría a la industria cinematográfica, a través de los tribunales y del fiscal general de Estados Unidos, entablar un amplia serie de demandas para que proveedores de servicios de Internet y compañías de motores de búsqueda bloqueen el acceso a los sitios de los presuntos infractores, y hasta para que se impida establecer vínculos hacia esos sitios web, lo que los tornaría "inaccesibles".
La Ley SOPA podría dar lugar, entonces, a la clausura de sitios web abiertos y de uso público como YouTube si tan solo uno de sus millones de usuarios fuera acusado de violar un derecho de autor estadounidense.
Corynne McSherry, directora de propiedad intelectual de la Fundación Fronteras Electrónicas (EFF.org), me dijo: "Estos proyectos de ley proponen otorgar nuevos poderes al gobierno y a los actores privados para que creen listas negras de sitios web que presuntamente estarían vinculados a algún tipo de violación online, para obligar así a los proveedores de servicios de Internet a impedir el acceso a esos sitios. Es por eso que los llamamos ‘los proyectos de ley de la censura’".
Uno de los promotores de la Ley PIPA, Patrick Leahy, el senador demócrata y progresista de Vermont, dijo en un comunicado de prensa: "Mucho de lo que se ha dicho (sobre PIPA) es simplemente erróneo y parece que pretende sembrar temor y preocupación en vez de esclarecer o alentar soluciones viables".
Lamentablemente, el enojo de Leahy suena asombrosamente parecido al de su excolega del Senado, Christopher Dodd, que tras su retiro se convirtió en el presidente y director general del poderoso grupo de presión Motion Picture Association of America (según dicen, con un salario de 1.2 millones de dólares al año) y es uno de los principales impulsores de las leyes SOPA y PIPA, si no es en realidad uno de sus creadores.
Al mismo tiempo que se desarrollaba la protesta del apagón de Internet el 18 de enero, y a pesar de la presión ejercida por Dodd, los legisladores comenzaron a retirar su apoyo a estos proyectos de ley. Internet rugió y los políticos escucharon, algo que nos remite al levantamiento popular de 2003 contra la concentración de la propiedad de los medios propuesta por el entonces presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones, Michael Powell, hijo del General Colin Powell. La información es el sustento de la democracia y el pueblo no va a quedarse sentado mirando cómo intereses adinerados le impiden acceder a ella.
Cuando los usuarios de Internet visitaban el sexto sitio web más popular del mundo durante el apagón, Wikipedia.org, en la sección en inglés hallaban este mensaje:
"Imagínense un mundo sin libertad de conocimiento. Durante más de diez años hemos dedicado millones de horas a la construcción de la mayor enciclopedia de la historia de la humanidad. En este momento, el Congreso de Estados Unidos se encuentra debatiendo proyectos de ley que podrían perjudicar profundamente a la Internet libre y abierta".
En un mundo con revoluciones recientes impulsadas desde Internet, parece que los políticos estadounidenses están comprendiendo el mensaje.
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