Ciudades libres
El Periódico, Guatemala
Escribo esta columna con vista al turquesa, no a cualquier mar. Con arenas blancas y palmeras. Entre gente amabilísima y con gran sentido del humor. Rodeado de una arquitectura vernácula que –a pesar del óxido y de la madera envejecida– conserva su dignidad y encanto. Y donde muchos ven una ciudad dormilona y potencial; veo una ciudad vibrante, rica y enriquecedora.
Sin embargo, para cuando la leas…o, ¿cómo se dice? Cuando leas esta carta…estaré regresando a mi hábitat, lleno de entusiasmo y energía, luego de haber participado en la conferencia A Free City in Belize? A New Strategy for Attracting Investment and Creating Jobs. El título es engañoso porque las ciudades libres no son solo una estrategia para inversiones y empleos, son una para mejorar la condición humana.
Durante los encuentros en los que participé, académicos, emprendedores y políticos conocieron y discutieron los esfuerzos recientes, en el vecino Honduras, para enfrentar los retos de creación de riqueza y de gobernanza en el siglo XXI.
Mientras que sociedades anacrónicas siguen al rebaño de Venezuela y Nicaragua; o se despeñan detrás de Grecia y España, hay sociedades que están viendo hacia otro lado: el de las ciudades libres. ¿Qué camino seguiremos los chapines? Nuestro futuro, ¿se parece al de Nicaragua, al de Grecia, o al de nuestros vecinos que están explorando formas disruptivas de gobierno y de desarrollo? ¿Cuánto nos queda antes de que no tengamos opción y estemos condenados?
Lo disruptivo, por cierto, está bien descrito en una frase que dice que “es mejor hacer las cosas de manera distinta, que hacerlas mejor”.
Sabemos –por las migraciones– que cuando las personas obtienen acceso a leyes y a formas de gobierno de mejor calidad, sus vidas mejoran dramáticamente. Sabemos que las instituciones correctas son prerrequisitos para el crecimiento económico y para que las personas gocen de oportunidades abundantes para prosperar y vivir más tiempo y más felices. Iniciativas como las que ya se discuten en Honduras y en Belice son la alternativa disruptiva frente a las viejas y agotadas prácticas que, cuando no han detenido el desarrollo, lo han hecho imposible. ¿Cómo no regresar entusiasmado y lleno de energía? Visita freecities.org si te interesa este tema.
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