El Salvador: Cuentas sin cuentos

Una observación técnica, pero no menor…, es que el "cerca de" se debe a que la meta (supuestamente) acordada de déficit fue US$ 817 millones…, pues se asumió que el crecimiento económico sería tal que dicho monto representaría el 3.5% del PIB. Es que, en verdad, lo conceptualmente relevante en estos casos son los porcentajes.

Y como el crecimiento económico fue bastante menor al asumido, el 3.5% del PIB fue de apenas US$ 792 millones.

Más allá de si la diferencia entre los US$ 906.5 millones de déficit fiscal real y la meta acordada terminó siendo de US$ 89.5 millones o de US$ 114.5 millones…, es importante analizar las causas de este incumplimiento.

Las causas evidentes son que una entidad con ingresos de US$ 4,220.3 millones y egresos de US$ 5.126.8 millones está en problemas. Y sus problemas tienen nombre: US$ 906.5 millones.

Pero además de causa y nombre…, hay explicaciones claras: las transferencias corrientes, dentro de las cuales hay subsidios de cuya "racionalización" hay cada vez más pruebas en contra, alcanzaron un valor record de US$ 674.9 millones en 2011. Casi US$ 150 millones más que el año anterior. Poco racional.

Sobre este tema, finalmente, ya hubo declaraciones en el sentido correcto por parte del Ministro de Hacienda: "estamos seguros de que con …. medidas de racionalización del gasto, como los subsidios, vamos a cumplir…" Y también del Secretario Técnico: "vamos a hacer… una mayor racionalización de los subsidios" (EDH, Feb 6/2012).

Cabría esperar que la palabra "racionalización" tenga de ahora en adelante un sentido más racional…, que para el subsidio del gas.

Por su parte, entre las cosas menos evidentes cabe destacar que el problema de los US$ 906.5 millones sería menos grave si representase un porcentaje menor al 4% del PIB.

Para ello alcanzaría con crecer a tasas más altas. Porque si el PIB preliminar de 2011 no fuese de sólo US$ 22,616.7 millones sino uno bastante mayor, el déficit fiscal pesaría menos. Es que, en verdad, lo conceptualmente relevante en estos casos (nuevamente…) son los porcentajes.

En ese sentido, El Salvador no tiene la posibilidad, de dudosa conveniencia…, de crecer por precios de materias primas, como ocurre en Sudamérica. Para El Salvador crecer tiene que ser sinónimo de desarrollo. Y es mejor que así sea.

Finalmente, así como son plausibles varias iniciativas del sector privado, como los siete componentes del "Compromiso por la democracia" expuestos por ANEP la semana pasada, o la "Iniciativa para la competitividad" de FUSADES, hay ciertas declaraciones que decepcionan.

Entre ellas, la solicitud de cierta gremial empresarial para que se reforme la legislación de manera de "tener una mayor participación en la junta directiva de la CEL". Creer que con semejante parche se solucionarán los problemas y amenazas que tiene el sector eléctrico es vivir en otro planeta.

Lo que esa gremial debería cuestionar es que la CEL actúe como financista del Estado (en 2012 los subsidios por consumos de hasta 99 kW-hr/mes serían desembolsados por la CEL y no por el Ministerio de Hacienda), o que otorgue créditos blandos a ANDA (US$ 34.6 millones anuales, según FUSADES, Informe de Coyuntura 4, 2011).

Para cuestionar no es necesaria silla en directorio alguno. Esos son cuentos que no vienen a cuenta. Además, toda silla sería insuficiente. No es un tema de votos sino de voz. De voz clara.

También deberían cuestionar que un alcalde pueda impedir, a través de una ordenanza municipal, inversiones eléctricas vitales para El Salvador.

Esa silla le corresponde a reglamentos transparentes "pro-mercado". Dársela a gremiales empresariales sería abrirle la puerta a políticas "pro-negocios". De dudosa conveniencia para el resto de la sociedad.

Hasta la próxima.

El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.