Honorables presidentes
SALAMANCA. – “Esto demuestra que se puede juzgar no a los payasitos, sino a los dueños del circo”, es la conclusión a la que llegó Rafael Correa, presidente de Ecuador, cuando el más alto tribunal de su país le dio la razón y condenó al diario “El Universo” a pagarle 40 millones de dólares (172.000 millones de guaraníes) para “limpiar su honor” mancillado por un artículo aparecido en dicho periódico. En realidad un honor muy barato pues el verdadero no tiene precio ni tampoco se limpia con dinero.
Habitualmente, más bien se lo ensucia. Pero habría que preguntarle a Correa, eternamente enfrentado a la prensa de su país, si habrá pensado que un día cualquiera las fieras del circo pueden amanecer de malas pulgas, o bien, cansados de tantos latigazos recibidos por parte del domador, terminen comiéndoselo. Aunque cabe la posibilidad que, como lo hicieron esos animales de la granja, hartos de los malos tratos del granjero decidieron llevarlo a juicio y expulsarlo del lugar, que es igual que mandarlo al exilio tal como sucede en “Rebelión en la granja” de George Orwell.
Decía un premio Nobel en economía que cualquier fórmula que se aplique en un país dará buenos resultados siempre y cuando funcione la justicia. El escollo más serio es que resulta evidente que es más difícil que funcione bien la justicia y no la economía. En Ecuador el pasado 26 de enero tomaron posesión de sus cargos los jueces de la nueva Corte Nacional de Justicia (CNJ) que se estrenaron con esta sentencia. ¿Quién puso allí a estos jueces? Lo cierto es que la juez Mónica Encalada, quien conoció el proceso legal en sus etapas iniciales, presentó un escrito en el que afirma que la sentencia no fue escrita por el juez sino por Gutemberg Vera, uno de los abogados del propio Rafael Correa. El juez Juan Paredes le había recomendado la sentencia diciéndole que “está bien trabajada y fundamentada pues Gutemberg no duerme haciéndola. Lleva dos semanas trabajando”.
Ha llegado el momento de plantearnos de qué manera se puede lograr que la justicia no se despeñe por estas hondonadas y lograr que Astrea, esa mujer que se suele poner frente a los tribunales con los ojos vendados, una balanza en una mano y una espada en la otra, no la pesquemos mirando tramposamente por debajo de la venda. En España acabamos de asistir a la condena al juez Baltasar Garzón con un juez instructor que le dictó a los demandantes, el sindicato ultra derechista Manos Limpias y a Falange Española cómo debían redactar la denuncia contra el hoy ex juez.
Rafael Correa piensa que la sentencia es histórica: “Esto va a cambiar la historia, van a entender que la libertad de expresión es de todos, no solo de los que tienen plata para tener una imprenta”. Resulta difícil entender su apoyo a la libertad de expresión cuando lo que en realidad ha hecho fue darle un golpe muy duro, cuya primera consecuencia será la auto censura que se impondrán los otros medios de comunicación y los periodistas se cuidarán muy bien de dar su opinión, cualquier opinión sobre cualquier asunto, frente al peligro de ser condenados a cárcel y pago de sumas siderales como acaba de suceder con los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita, condenados en primera instancia a pagar dos millones de dólares (unos 8.600 millones de guaraníes) a Correa por “daño moral” por escribir en un libro sobre ciertas irregularidades cometidas por el hermano del mandatario. También considero en este caso que la moral resulta muy barata, casi es como un saldo en proceso de liquidación.
No deja de ser emblemático que el presidente Rafael Correa haya elegido como abogado a alguien que lleva por nombre Gutemberg (el inventor de la imprenta hacia 1450), aunque se diferencia ligeramente en el modo de escribir ya que el ecuatoriano lo hace con “m” y el herrero alemán con “n”. Además este se distinguió por haber impreso la Biblia y aquel por escribir sentencias a los jueces a favor de sus representados.
Rafael Correa ahora dice que “ya ha decidido si la anula” después de haber calificado como “disparate” un pedido hecho por la Organización de Estados Americanos (OEA). Con perdón o sin perdón no logrará ya neutralizar la imagen que ha dado con esta persecución a la prensa en favor de la libertad de expresión, como ha dicho, al aplicar, en realidad, el refrán de “Porque bien te quiero, bien te aporreo”. ¿Qué habrá que hacer con tanta honorabilidad?
- 28 de diciembre, 2009
- 10 de abril, 2013
- 8 de junio, 2015
- 4 de septiembre, 2015
Artículo de blog relacionados
Por Brian Fincheltub El Republicano Liberal Más que por sinceridad, en un acto...
4 de marzo, 2014El País, Madrid Irán y Venezuela no podrían ser países más diferentes. Piadosos...
22 de junio, 2009La Segunda Santiago.– En un primer momento, los expertos de la industria estimaron...
2 de octubre, 2009- 17 de octubre, 2008