Argentina: Volviendo a la edad de piedra
En 2007 decidí instalar en mi casa una caldera PEISA dual, es un aparato que sirve para el agua caliente y la calefacción de la casa. Hice instalar esa caldera dual porque, según el arquitecto que refaccionó mi casa, era lo mejor. ¡Tecnología de última generación!
Se instaló la caldera y un técnico de PEISA firmó el aprobado de los requerimientos técnicos para que funcionara la garantía. Bueno, la garantía de PEISA es una forma de decir, porque resulta que a los pocos días empezó a apagarse la caldera mostrando error 1. Supuestamente generaba monóxido de carbono.
Fui a PEISA en la calle Libertador en Núñez y el trató que recibí fue de terror. Se desentendieron del tema y, en castellano básico, me dijeron que me arreglara por mi cuenta. Luego de insistir logré que mandaran un técnico para ver qué ocurría.
El técnico, que vino con una serie de aparatos y parecía un técnico de la NASA, estuvo trabajando, midiendo, tocando aquí y allá y finalmente dijo que había un problema con la ventilación. Que el ángulo de salida no era el adecuado o que la salida tenía que tener una pulgada más, o algún otro verso por el estilo. Se fue el técnico y nunca más aparecieron. La cuestión es que finalmente logré que alguien corrigiera la salida y empezó a funcionar. Pero al poco tiempo empezó a mostrar error 9. Había baja presión de agua.
Volví a consultar en PEISA y me dijeron que en algún lugar de la casa debía haber una pérdida de agua en algún caño de la calefacción. ¿La solución? Tenía que romper toda la casa buscando dónde podía haber una pérdida, que por más mínima que fuera, podía afectar a la gran caldera PEISA. Vino un técnico, vino otro, y la fenomenal caldera PEISA, que parece que es muy inteligente pero de tan inteligente es estúpida, funciona cuando quiere. Estamos hablando de una caldera dual que actualmente tiene un costo del orden de los $ 7.500. Por momentos pienso si no tendré que contratar a Bill Gates para que arregle la caldera inteligente de PEISA.
Para hacerla corta, cada técnico que la venía a revisar la miraba como si se tratara del módulo lunar pero nadie resolvía nada, hasta que prácticamente hoy está muerta. Funciona de a ratos y no mucho. Parece que se cansa de tan inteligente que es. Unos dicen que es la bomba de no sé qué cosa, otros que es la plaqueta de algo, otros que debe haber algún caño con una pequeña pérdida que hizo que se rompiera la caldera y así sigue la historia.
Saturado de bañarme con agua fría, decidí sacar la “fenomenal” PEISA, que de servicio al cliente tiene cero, y poner un simple calefón y una caldera aparte para la calefacción. Y aquí entra Moreno.
Este fin de semana empecé a recorrer casas de calefacción, termotanques, calderas, etc. La gran sorpresa es que casi no hay un simple calefón de 20 litros que es lo que necesito. Entraba en comercios especializados y me decían: ¡no, de esas cosas no entran casi nada! ¿Y calderas? Respuesta: olvídese, no hay nada porque está cerrada la importación.
En un hipermercado me atendió un vendedor muy amable y me dijo: miré, ve toda esta línea (era toda una línea en L de unos 80 metros de largo aproximadamente). Bueno, esta línea estaba llena de heladeras (ahora había menos de la mitad de heladeras). Me dice el gentil vendedor: le cuento, antes teníamos todos esto lleno de heladeras, la gente elegía y se despachaba una del depósito. Ahora se llevan las que están en exposición porque no hay stock en el depósito, por eso en vez de haber heladeras en la línea había lugares vacíos, algunos termotanques y pocos calefones. El vendedor, medio cansado me empezó a contar que se le había roto no sé qué cosa de la computadora y o la conseguía. Pero en un local encontró lo que necesitaba pero le cobraban más del doble el repuesto. El lloraba por su computadora y yo porque no conseguía un simple calefón gracias al gran Moreno y a Cristina Fernández con su modelo de sustitución de importaciones. Tal vez, soñando, en una de esas, Moreno consigue traer calefones de Angola.
Fui a otro lugar, de esos que venden de todo para la casa y consulté con dos chicos que me atendieron muy bien (de paso agrego que cada vez hay menos gente ateniendo en los locales porque no tienen qué vender). La cuestión es que me dijo que calefones de 20 litros no había. Le pregunté por calderas solas y me dijo: solo tenemos las PEISA, pero miré. Y me mostró un cartelito que decía: plazo de entrega 60 días hábiles. Es decir, casi tres meses para que entregar la caldera. Por supuesto que después de la experiencia de PEISA, ni por casualidad iba a comprar de nuevo esa marca.
Gracias a PEISA, que tiene un servicio al cliente de terror, y a Moreno que cerró la economía, nadie produce nada por sus medidas y todas las mañanas disfruto de un baño de agua fría. Me afeito con agua fría como cuando hice la colimba y cosas por el estilo.
Recorriendo negocios pude comprobar que Moreno, con su genialidad de cerrar las importaciones, nos está haciendo volver a la época de las cavernas porque no se consigue ni un simple calefón. De esos que había en cualquier casa 30, 40 o 50 años atrás. No, Moreno ha logrado la maravillad de lograr con sus medidas que en invierno tengamos que calentar una olla con agua caliente y nos bañemos como lo hacían 200 años atrás.
A propósito, me olvidaba, una par semanas atrás tenía que comprar un simple teléfono celular, no Blackberry, sino un simple celular, y le cuento que fue toda una aventura. No hay. Y lo que hay es carísimo.
En un lugar de mi casa mi mujer puso como adorno mi colección de discos. ¿Se acuerda de esos long play de vinilo? Cada vez que paso los miro y pienso que en algún momento tendré que ir al garaje de casa a buscar mi viejo Winco, porque el crecimiento con inclusión social nos llevará a usar nuevamente el Winco, tal vez vuelva a aparecer la gaseosa TAB, usemos nuevamente las máquinas de escribir mecánicas y si, tenemos suerte, en una de esas, volvemos, en nombre del modelo de inclusión social, a usar las radios a galena. Encontré una un poco más moderna en Mercadolibre: Antigua Radio Philips AI E 20 U, con gabinete de madera, cuatro perillas de baquelita “originales”, tela de parlante nueva y tapa trasera original. Súper cómoda: 42,5 cms. de ancho, alto 30 cms. profundidad 19.50 cms. Precio: $ 850. ¿No me diga que este modelo no es realmente ingenioso y de tecnología de punta?
Ahora entiendo qué quiere decir Cristina Fernández cuando, con la educación que la caracteriza, hace señas de vamos por todos mientras habla la intendente de Rosario. Ir por todo es dejarnos sin agua caliente, sin calefacción, sin teléfonos, sin heladeras. Podríamos decir que el vamos por todo es algo así como: vamos a demoler todo lo que quede de la Argentina, para que en nombre de la igualdad con inclusión todos vuelvan a vivir como lo hacían en la edad de piedra. Pero a no desesperar, mi mujer estuvo viendo por internet que hay nuevos sistemas de calefacción que funcionan a leña o carbón.
¡Grande el modelo de inclusión social!
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