Putin nunca se fue
El Poder, Lima
Tendremos a Vladimir Putin como presidente de la Federación Rusa hasta el año 2018 (y si se reelige hasta el 2024). Fue elegido por una abrumadora mayoría (más del 60 por ciento, unos 45 millones de sufragantes) de los votos de una población que añora la grandeza de la Unión Soviética y por el rumbo responsable de la economía de los últimos años.
Putin vuelve, pero en verdad nunca se fue. Cuando era presidente y no podía ser reelegido constitucionalmente impulsó a su aliado Dmitri Medvédev en el 2008. Putin fue primer ministro de Boris Yeltsin en 1999 y mandatario desde el año 2000 (reelegido en el 2004). En el 2008 fue nuevamente primer ministro (con ampliación de poderes) de Medvédev y ahora le devuelve el premierato. El mandato presidencial ha sido cambiado a seis años.
Serán seis largos años, porque la oposición a Putin crece cada vez más y las manifestaciones se hacen más grandes y la actuación de la policía más violenta, sin contar el arresto de numerosos opositores. Hubo acusaciones de fraude en las elecciones legislativas del último diciembre y a pesar de las promesas nunca se realizó una investigación seria. Rusia está experimentando las bondades de la democracia, después de un largo periodo absolutista.
Corrupción
El nuevo mandatario tiene la dura batalla de vencer a la corrupción institucionalizada, un duro escollo heredado del comunismo soviético.
“En Moscú y hasta cierto punto en las grandes ciudades de Rusia ha ocurrido un cambio cualitativo. Antes, parecía que la gente cuanto más ganaba, más agradecida estaba a las autoridades y tanto más las apoyaba. El nuevo fenómeno es que ahora, cuanto más gana, más protesta, porque puede pensar en cosas más importantes, como la honradez, la reputación, el orgullo de ser ciudadanos de este país y el mensaje que trasmiten a sus hijos, además, la clase media paga muchos impuestos y se pregunta por qué financia a una policía y unos funcionarios que aceptan sobornos. Las autoridades deberán responderles”, dijo Serguéi Guríyev, el rector de la Nueva Escuela de Economía de Moscú, en declaraciones al diario El País de España.
Según la Asociación de Abogados por los Derechos Humanos aproximadamente el 50% de la economía de Rusia se encuentra en la sombra de la corrupción. Por su parte, Kiril Kabánov, jefe del Comité Anticorrupción Nacional, señala que el mercado ruso de corrupción mueve al menos 300.000 millones de dólares.
Acceder a la plaza de asesor de fiscal puede costar unos 10 mil dólares y la de policía de tránsito hasta 50 mil. De acuerdo al informe de los abogados “los ingresos ilegales de los fiscales pueden llegar a los 25.000 dólares al mes; de los policías de tráfico, hasta 5.000 dólares; de los jueces de instrucción, 3.000, y de los agentes municipales, 2.000 dólares, en este caso gracias a la extorsión de inmigrantes ilegales”. En el Índice de Percepción de la Corrupción en 2011 Rusia alcanzó el lugar 143 de 182 países, en el puesto número 1 se encuentra Nueva Zelanda y en el 182 Corea del Norte.
Seguridad en el mundo con Rusia
En política exterior Putin presenta a una Rusia que contrapese el poder norteamericano, sin que haya un nuevo bipolarismo mundial, dado el proeuropeismo del líder ruso (“los ciudadanos rusos se consideran europeos. Estamos muy lejos de ser indiferente a la evolución de la Unión Europea”, expresó), quien en un artículo publicado en el Moskovskie Novosti dijo “siempre vamos a apoyar a nuestros propios intereses y metas, y no en las decisiones dictadas por alguien más. Rusia es respetada y tomada en serio cuando es fuerte y está firmemente plantado en sus posiciones. Rusia casi siempre tenido el privilegio de llevar a cabo una política exterior independiente. Y esto sucede también en el futuro. Por otra parte, estoy convencido de que es posible garantizar la seguridad en el mundo con Rusia, no por tratar de derrocarlo, para debilitar su posición geopolítica y su capacidad para defenderse a sí mismos.
Los objetivos de nuestra política exterior es estratégica, no coyuntural, y reflejan el lugar exclusivo de Rusia en el mapa político mundial, su papel en la historia y en la evolución de la civilización”.
“Seguiremos –prosigue-, por supuesto, un enfoque proactivo y constructivo, orientado a fortalecer la seguridad mundial, a renunciar a la confrontación, para responder con eficacia a los desafíos tales como la proliferación nuclear, los conflictos regionales y las crisis, el terrorismo y el tráfico drogas. Nos aseguraremos de que Rusia tiene los últimos logros del progreso científico y tecnológico, y para garantizar a nuestras empresas un lugar importante en el mercado global.
Nos aseguraremos de que la aplicación de un nuevo orden mundial, basado en las realidades geopolíticas contemporáneas, se lleva a cabo gradualmente, sin interrupciones innecesarias”.
Libia y Siria
El gran error de la política exterior rusa fue no usar su poder de veto en el caso de Libia. Se vio el triste espectáculo de la aviación de la OTAN que se extralimitó atacando a civiles y apoyando a uno de los contendientes. Se vio el grotesco cuadro del asesinato de Gadafi y hoy hay un gobierno islamista.
El desliz no se imitará con Siria. Ya Putin lo advirtió: “Debemos dejar de repetir el escenario de Libia en Siria. Los esfuerzos de la comunidad internacional deben estar centrados principalmente en la reconciliación en Siria. Es importante tener éxito en detener la violencia lo más rápido, sea cual sea su origen, para finalmente abrir el diálogo nacional, sin condiciones previas, sin injerencia extranjera y respetando la soberanía del país…ante la reacción violenta y casi histérica al veto chino-ruso, me gustaría advertir a nuestros colegas en Occidente contra la tentación de recurrir al esquema simplista utilizado antes: El ataque de una coalición de los Estados interesados abajo el manto del Consejo de Seguridad Naciones Unidas.
La lógica de esta conducta es perniciosa. Esto conduce a nada bueno. De todos modos, no contribuye a resolver la situación en un país afectado por el conflicto. Peor aún, desestabiliza todo el sistema de seguridad internacional y socava la autoridad y el papel central de la ONU”.
Irán y Medio Oriente
Con respecto a Irán, su aliado estratégico, Rusia aparece como su defensor a ojos cerrados, pero ha advertido a Occidente que no lance una operación militar “porque las consecuencias serían desastrosas”, pero también señaló que la actividad nuclear de Irán debe estar bajo el control cuidadoso y confiable de la Agencia Internacional de Energía Atómica.
Y con respecto al Medio Oriente, Putin señaló que “dada la cercanía de nuestras relaciones con el gobierno israelí y los líderes palestinos, la diplomacia rusa seguirá contribuyendo activamente a la restauración del proceso de paz, tanto bilateral como a partir del Cuarteto para Oriente Medio, coordinando sus acciones con Liga Árabe.
¿El mundo dormirá tranquilo con Putin al frente de todas las Rusias?
El autor es periodista y miembro de la Prensa Extranjera. Analista internacional.
- 23 de julio, 2015
- 28 de enero, 2025
- 27 de enero, 2025
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