Candidato sorpresa, el deseo secreto de muchos republicanos
Jeb Bush, Chris Christie, Mitch Daniels y Bobby Jindal son algunos de los que han sido mencionados como eventuales "candidatos sorpresa".
Mitt Romney es el claro delantero entre los cuatro aspirantes a la candidatura del Partido Republicano a la presidencia de Estados Unidos. Ha ganado más elecciones primarias, tiene más dinero en sus arcas y cuenta con una campaña más organizada para llegar con los delegados necesarios a la Convención Republicana que nominará al candidato en agosto.
Este martes obtuvo una nueva y contundente victoria en las elecciones primarias de Illinois, un estado importante en la carrera por la nominación. Con cerca de 75% de los votos contados, las proyecciones señalan que su principal contendor, Rick Santorum, obtuvo apenas 35% de la votación contra 47% de Romney.
Pero Mitt Romney no inspira, no logra consolidar un sólido apoyo, no parece estar conectado con el electorado, según muchos columnistas y observadores del proceso.
Es por eso que algunos se atreven a sugerir que un buen sector de los republicanos conserva la ilusión que se llegue a la convención del partido en Tampa sin que se haya definido un candidato y que ahí surja una nueva figura más atractiva, unificadora y con mejor opción para derrotar al presidente Barack Obama en las elecciones generales el próximo noviembre.
Representantes del partido rechazan la idea como absolutamente descabellada pero la posibilidad de que esto suceda, aunque muy remota, existe, opinan varios analistas.
Romney ha acumulado más del doble de delegados a la convención que Rick Santorum, el más cercano de sus rivales. Sin embargo, tendrá que esperar a que se disputen la mayoría de las primarias antes de que las matemáticas coincidan con el número mágico de los 1.114 necesarios para llegar como candidato indiscutido a la convención.
Candidato fresco
Aún cuando el exgobernador de Massachusetts gana la primaria de algún estado, su victoria muchas veces parece generar más interrogantes que elogios. ¿Por qué le cuesta tanto contra una oposición tan débil? ¿Por qué no puede consolidar el apoyo de los más conservadores del partido? Esas son algunas de las críticas que se le han hecho luego de sus victorias en varios estados.
"La mayor esperanza para los republicanos es que haya una lucha abierta en la convención. Eso es lo que la mayoría del electorado republicano quiere ver, es su deseo secreto", argumentó Amy Kaufman, experta en asuntos electorales del Hudson Institute, un centro de investigación de centro-derecha en Washington.
La analista reconoce que públicamente todos están diciendo que deben respaldar conjuntamente a Romney, pero sostiene que hay un gran sector de los republicanos moderados que mantienen la esperanza de que algo suceda en el foro de la convención que cambie la dirección del juego y rescate la posibilidad de ganar las elecciones.
El resultado sería un nuevo y fresco candidato.
"Si ninguno de los actuales precandidatos obtiene los delegados necesarios, esto se desataría en una batalla en la convención para ver quién puede hacer las concesiones necesarias para recibir la nominación", señaló a BBC Mundo.
Rick Santorum, Newt Gingrich y Ron Paul, aunque tienen escasas posibilidades de quedar nominados, no están dando señales de querer abandonar la contienda y eso podría afectar las perspectivas de Romney.
Todavía quedan unos estados en los que Santorum es claro favorito, Gingrich tiene un "ángel" que le está financiando la campaña y Ron Paul está interesado en adelantar su mensaje libertario, así que todos tienen razón de continuar.
Luz positiva
A pesar de sus victorias Mitt Romney todavía no conecta con muchos de los republicanos, dicen los analistas.
Amy Kaufman afirma que si Romney continua ganando por muy estrecho margen los estados importantes sería una demostración de que no puede ganar estos estados cruciales en unas elecciones generales. "Ahí el liderazgo republicano podría decir que no se le puede apoyar", alega.
Sin embargo, oficialmente, el Partido Republicano rechaza la posibilidad de que no se llegue a la convención con un claro favorito.
"Las probabilidades de no tener un nominado son las mismas que ganarse la lotería dos veces en dos días", dijo en un comunicado a la BBC Alexandra Franceschi, portavoz del Comité Nacional Republicano.
Aunque no mencionó quién sería ese eventual nominado, aseguró que "emergerá de la primaria más fuerte y mejor preparado para la elección general".
En eso coincide Stephen Keller, profesor de medios y asuntos públicos de la Universidad George Washington, en la capital estadounidense.
"Para cuando empiece la campaña presidencial todos los aspectos negativos que se le achacan a Romney quedarán en el pasado y su equipo de asesores se encargará de presentarlo en la luz más positiva", comentó a BBC Mundo.
El académico señala que aquellos a la derecha del Partido Republicano que no quieren a Romney van a tener que tomar una decisión muy seria entre un candidato republicano del cual no están enamorados o el presidente Obama.
"El calor del fuego que unirá a los republicanos es el deseo que tengan de querer reemplazar al presidente", afirmó Keller.
Difícil situación
Pero Amy Kaufman del Hudson Institute indica que hay figuras en el partido que podrían hacer exactamente eso con facilidad.
Según ella hay cuatro nombres que suenan y que han recibido numerosas llamadas para que echen su sombrero al ruedo. Ellos son: Mitch Daniels, gobernador de Indiana; Bobby Jindal, gobernador de Louisiana; Chris Christie, gobernador de Nueva Jersey y Jeb Bush, exgobernador de Florida. El más realista, dice Kaufman, es Daniels.
Aunque Stephen Keller acepta que hay una probabilidad muy remota de una pugna en la convención, esta disminuiría aún más las perspectivas de una victoria republicana en las elecciones presidenciales.
"Daniels, Jeb Bush, Christie, son excelentes representantes republicanos", expresó. "Pero ¿por qué quisiera uno de ellos lanzarse en una situación difícil en 2012 cuando podrían ser los mejores opcionados en 2016?".
Muchas cosas tendrían que pasar, hay muchos factores que pueden influir y, aunque no se ha visto una pugna de este tipo en muchos años, no sería inaudita. "Es muy improbable pero es menos improbable que en épocas políticas recientes", se atrevió a decir Keller.
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