Chile: Inflación y política
Todo indica que la inflación será un actor protagónico durante este año. Así por lo menos lo advirtió el Presidente del Banco Central, al sugerir un mayor riesgo inflacionario. A esto se suma que el peligro de desaceleración es menor. Luego, el desafío para la autoridad monetaria es actuar con prudencia y mayor sintonía fina respecto de los mercados externos y locales.
Ahora bien, aunque con matices, esta historia ya es conocida. Entre principios del 2006 y mediados del 2008, el precio mundial de los alimentos creció en promedio un 68%. El alza fue particularmente importante para algunos productos alimenticios básicos, tales como el maíz y el trigo, cuyos precios más que se duplicaron en ese mismo período. Aunque no deberíamos enfrentar el mismo escenario, las consecuencias de un mayor costo de vida terminarán minando aún más la confianza en el actual gobierno.
Es importante recordar que la inflación es un fenómeno que aunque algo olvidado, en el pasado fue devastador para nuestro país y en particular para el bienestar de los más pobres. En efecto, este flagelo disminuye el poder adquisitivo de los ingresos, actuando como un verdadero impuesto, que afecta en mayor medida a las familias más pobres, porque éstas gastan un mayor porcentaje de su ingreso en alimentos. Hasta ahora una causa decisiva por las que muchas familias caían en la pobreza era la pérdida del empleo. Sin embargo, hoy caen en esa situación aun cuando el jefe de hogar continúe trabajando.
Los hogares más pobres gastan una parte importante de sus ingresos en alimentos y no tienen suficientes activos y ahorros para enfrentar el costo creciente de los artículos de primera necesidad. De acuerdo con la última Encuesta de Presupuestos Familiares, un 38% del gasto total de los hogares del 20% más pobre se destina a alimentos, mientras que en el 20% más rico, sólo el 15%.
Si bien las remuneraciones reales han aumentando, el incremento en los precios de bienes y servicios de primera necesidad ha generado una merma en el poder adquisitivo de los chilenos. Esto se produciría porque los bienes de primera necesidad, que constituyen un gasto inevitable para las familias, se han encarecido muy por sobre el resto de la canasta básica de consumo.
De hecho, durante el último año, mientras el IPC varió un 4,4%, el sector de alimentación lo hizo en 9,8%. Este análisis cobra relevancia especialmente para la población más vulnerable, donde la pérdida del poder adquisitivo se vería aún más acentuada dado que para este sector el ítem de alimentación constituye un porcentaje mayor de su gasto familiar.
Al hacer la descomposición por quintiles, se aprecia que el 20% más pobre enfrenta un aumento de 5,3% en el costo de vida en los últimos 12 meses. Así, por ejemplo, una familia que tiene un ingreso mensual de $ 200.000 (suponiendo que gasta todo su ingreso en los bienes y servicios contenidos en la canasta del INE), $ 76.000 lo debe destinar alimentos.
Por otro lado, el 20% más rico sólo enfrenta un aumento de 4,1%. Esto último se explica porque los alimentos y vivienda sólo representan un 14,6%.
- 28 de diciembre, 2009
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