Argentina prohíbe la importación de libros por “peligros para la salud»
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El gobierno argentino ha impuesto serias restricciones a la importación de libros debido a preocupaciones “por la salud humana”. Así como suena. Según el gobierno, “manosear” un libro con altas concentraciones de plomo en su tinta puede resultar nocivo. “Si uno se pone el dedito en la lengua para cambiar la hoja puede ser peligroso”, dijo Juan Carlos Sacco, el vicepresidente de una organización industrial que apoya la medida.
El gobierno afirma que esto no es una prohibición. Sin embargo, dado que cada comprador debe ahora demostrar en la aduana del aeropuerto que la tinta en el libro adquirido tiene cantidades de plomo menores al 0,006% en su composición química, la importación de libros al país está completamente detenida.
La medida tiene mucho que ver con los crecientes esfuerzos del gobierno argentino por detener la salida de dólares del país. La fuga de capitales en el 2011 alcanzó los US$21.500 millones, y se aceleró tras la reelección de Cristina Fernández de Kirchner en octubre. Frente a las crecientes presiones fiscales, y tras nacionalizar los fondos privados de pensiones y tomar parte de las reservas del Banco Central, muchos argentinos esperan que el siguiente paso es que el gobierno venga tras sus ahorros bancarios.
El gobierno ha reaccionado con medidas cada vez más ridículas. Perros adiestrados para olfatear están siendo utilizados en aeropuertos y puestos fronterizos para detectar la tinta utilizada en los billetes estadounidenses, de tal forma que los argentinos no puedan sacar del país más de US$10.000 sin declararlo al gobierno. La administración Fernández está exigiendo a grandes importadores, tales como los fabricantes de automóviles, que igualen el precio de sus importaciones con bienes que deben exportar. Como resultado, Porsche está exportando vino Malbec y Mitsubishi ahora vende maní.
Esta es la economía que Paul Krugman defiende como la de “un país serio”.
La proliferación de controles de capital y a las importaciones está ahora amenazando la libertad de expresión. La restricción a libros extranjeros es una medida consistente con las recientes medidas contra la prensa escrita de la administración Fernández y de sus crecientes tendencias autoritarias. Como me comentara una amiga argentina recientemente, “En cualquier momento van por el internet”.
Esta columna fue publicada con anterioridad en el centro de estudios públicos ElCato.org.
Juan Carlos Hidalgo es coordinador de proyectos para América Latina en el Cato Institute.
- 23 de julio, 2015
- 4 de febrero, 2025
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