El Salvador: Renegociación con el FMI.., y con la sociedad

También es indiscutible, claro, que los gastos corrientes del sector público de 2011 superaron a los de 2010: pasaron de US$ 4,044.8 millones a US$ 4,458.3 millones. Su aumento fue menos despreciable aún…, ya que alcanzó los US$ 413.5 millones.

Es decir, el incremento del gasto corriente superó al incremento de la recaudación tributaria en más de US$ 100 millones. Mal dato.

Cabe destacar que si el Estado hubiera mantenido las transferencias corrientes (subsidios) en el ya demasiado alto nivel de 2010, en vez de haberlos aumentado en US$ 150 millones adicionales como lo hizo…, el citado "mal dato" de US$ 100 millones hubiera sido un "buen dato" de US$ 50 millones.

En efecto, el déficit fiscal hubiera sido del 3.3% del PIB, y se hubiera cumplido con la meta acordada con el FMI. Una pena, porque no era difícil.

Ocurre que la fallida racionalzzización de los subsidios, carente de la siempre postergada focalización, dio por tierra con dos cosas.

En primer lugar, con el esfuerzo recaudatorio. Mejor dicho, con el contributivo…, porque el esfuerzo lo hacen los que pagan.

Y en segundo lugar, con el Acuerdo Stand-By que El Salvador tiene con el FMI, por el cual el déficit fiscal del año 2011 no debía exceder del 3.5% del PIB.

Cabe remarcar, por supuesto, que la principal obligación no es con el FMI sino con los contribuyentes, que esperan que (toda) la sociedad reciba servicios de calidad a cambio de los impuestos que pagan.

Sin embargo, verificar el cumplimiento de los acuerdos con el FMI sirve, cuantitativamente, para evaluar el avance en las soluciones a los problemas. Que nunca fueron pocos, ni comenzaron en el 2009. Claro que la antigüedad de un problema nunca es excusa válida para demorar su solución.

Asimismo, dado que la economía estuvo lejos de crecer al 10.8% al que crecieron los ingresos tributarios, no pueden existir dudas sobre el incremento en la presión fiscal "promedio". Ante lo cual surgen algunas preguntas:

¿Fue dicho incremento el necesario?, ¿fue el suficiente? Y en particular, ¿quién absorbió la nueva carga? Porque un incremento "promedio" no dice si pagaron más las empresas que ya estaban pagando…, o si comenzaron a pagar las que no pagaban. Varias de esas preguntas aún carecen de respuesta.

La renegociación con el FMI ya está en marcha. De hecho, ello puede leerse entre líneas en el comunicado emitido por dicho organismo el 17/ Feb. pasado, luego de la cuarta revisión del Acuerdo Stand-By, que comienza culpando a "una depresión tropical" por el bajo crecimiento que tuvo la economía salvadoreña en 2011. Simpática falacia.

No es novedad que a los burócratas internacionales les gusta ser políticamente correctos…, aunque a veces exageran. Aquí no hubo ningún tsunami. Las lluvias de octubre pasado hubieran sido un leve percance en otro contexto. En uno de buen clima de negocios.

Quizás para compensar tan edulcorado exceso de corrección política…, el comunicado reclama específicamente que "se tomen acciones para reducir subsidios desenfocados". Y señala "estar de acuerdo con que el déficit fiscal del 2012 sea de 2.7% del PIB". Originalmente el acuerdo hablaba de 2.5%, por lo que está claro que hay renegociación.

De todos modos, la renegociación realmente urgente es la del Estado con la sociedad. Que debiera ser la más fácil. En principio, porque eludirla sería políticamente muy caro para quienes hoy administran el Estado…, y se supone que nadie se pega un tiro en el pie.

Y además, porque las experiencias internacionales iluminan perfectamente el camino: se trata de mejorar el clima de inversión, de controlar la delincuencia, de reducir la burocracia, y de brindar mejores servicios. El problema es la demora en comenzar.

Hasta la próxima. El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.