¡Autonomía Indígena ya!
(A propósito de “Barillas Libre”)
Debido a la preeminencia, el poder, y nuestra nueva forma de gobierno –por “consultas” aprobatorias– he decidido promover en Chimaltenango una “Consulta Popular” para declarar a Chimaltenango como Estado Libre, separado del Estado guatemalteco. (Barillas ya lo hizo.)
A los chimaltecos, en cuanto pueblo indígena Kaqchikel, no nos gusta ser parte de tan paupérrimo país, ya que hasta la terminación de la palabra Guate-mala no suena muy positiva.
Nadie nos preguntó si queríamos ser parte de Guatemala. Fuimos forzados por fuerzas extranjeras a formar parte de tan negativo Estado. Los guatemaltecos tomaron nuestro territorio, se aprovechan de él todos los días, y acabarán no sólo con los cisnes de Los Aposentos, sino también con el agua, la cual necesitan para regar sus siembras de verdura. Y a nosotros ¿qué nos dejan? Nada más que pobreza, explotación, y desventaja. (Como en Barillas.)
Pero eso es lo de menos. Nuestra principal razón para declararnos “territorio libre Kaqchikel”, como lo garantiza el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo Sobre Pueblos Indígenas y Tribales, son los lamentable índices de pobreza y pobreza extrema, de analfabetismo, de mortalidad materno-infantil, de morbimortalidad, de desempleo, de crecimiento económico, y tantos males que aquejan a Guate-mala.
Ya 15 municipios de Chimaltenango, con la excepción de Zaragoza –que no son Kaqchikeles– me apoyan, y han creído en mi demagogia. Les he dicho, primero, que el Convenio 169, los Acuerdos de Apaciguamiento, la ONU, la OEA, el Parlacén, Belice, y hasta los Estados Unidos Mejicanos, me apoyan en esta campaña. Les he insistido que nosotros tenemos el poder, y que con una Consulta Popular basta y sobra para separarnos de Guatemala.
Los hermanos de Sipacapa, y los de Zacapa, y ahora los de Barillas, me han asesorado en todos los pormenores de cómo hacer que la gente me siga.
Primero, he generado el temor en la población, y para eso me han servido argumentos exagerados acerca de falsos objetivos del gobierno guatemalteco (por ejemplo, que se acabará el agua de Los Aposentos). Segundo, las ONG chimaltecas dedicadas a la ecología (antes se dedicaban al indigenismo) me han apoyado, y han conseguido dinero de la sacrosanta cooperación internacional para avanzar mi campaña –y la Consulta Popular– de separación total.
Tercero, la condición de indígenas Kaqchikeles juega a mi favor, porque ya hasta la ONU me avala, no digamos la Unión Europea. Y, cuarto, he revivido a Iximché como capital del nuevo Estado Libre Kaqchikel-chimalteco.
Estoy en negociaciones secretas con los otros 21 departamentos para que ellos también, por medio de Consultas Populares, se separen. La voz del pueblo es la voz del dios Tojil. Y esta es mi voz en clave sarcástica.
Autonomía o muerte. (Igual que en Barillas.)
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