¡Voto al comunismo!

ABC Digital

Hace unos días, las elecciones de Grecia dieron una demostración elocuente del peligro que representa la crisis político-económica en cualquier parte del mundo. Hastiados de promesas fallidas de partidos tradicionales y ante la falta de solución de los problemas, los griegos votaron a los ultraizquierdistas y a los neonazis. Los comicios, a través del sistema democrático vigente, permitieron la entrada al parlamento de dos facciones enemigas de la libertad individual, pero populistas e “innovadoras” ante el desastre vigente.

Mientras, en Paraguay, el Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE) reconoció oficialmente al Partido Comunista Paraguayo, prohibido durante la dictadura conservadora del Gral. Alfredo Stroessner (1954-1989).

El sistema político está colapsando y, lamentablemente, con pocas esperanzas de renovarse para mejorar las condiciones de vida de millones de habitantes a lo largo y ancho del planeta. Cuba es la prueba palpable de que el comunismo sigue sin servir a la construcción de una sociedad avanzada que respeta y pone en vigencia los derechos universales.

Estos días, la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, ilegal pero “tolerada”, denunció detenciones de algunos de los opositores más reconocidos. Esta misma organización informó que en el mes de marzo al menos 1.158 personas fueron detenidas, hostigadas y/o torturadas en la isla comunista, mientras que el número se redujo a 402 detenciones en abril. Todos los arrestos, según la Comisión, tuvieron motivaciones políticas, específicamente por “atentar contra la seguridad nacional o el Estado”.

Amnistía Internacional, Human Rights Watch, entre otros organismo extranjeros denuncian constantemente a la dictadura de los hermanos Castro, un totalitarismo que perjudica a más de 11 millones de ciudadanos que ni siquiera pueden salir libremente del país. Recientemente, Reporteros Sin Fronteras (RSF) señaló que el gobierno de la isla sigue siendo un gran “depredador” de la libertad de expresión y de prensa y que la situación no ha variado mucho desde que el dictador Fidel Castro dejó el mando a su hermano Raúl en el 2008.

En Cuba no existe algo similar a la libertad de expresión. Nadie puede oponerse a la voz oficial del comunismo. Los medios de prensa son totalmente estatales y los pocos medios alternativos están vedados o son acosados por la policía del régimen. Tampoco se reconoce la existencia de los partidos políticos opositores y los líderes disidentes están apresados, exiliados o amenazados por el autoritarismo reinante.

Entre otras leyes arbitrarias, legales pero descaradas, figuran aquellas restricciones impuestas a los habitantes del país en cuanto a viajes al exterior. Nadie es libre de salir de Cuba, se necesita un permiso especial de la dictadura para ello. Muchos intelectuales, periodistas o escritores no pudieron retirar premios internacionales durante los últimos años en vista al bloqueo interno por parte de las autoridades. Cuba sigue siendo la última dictadura en el continente americano y la única gran jaula política tolerada por casi todos los gobiernos del hemisferio.

La dictadura cubana tiene más de 50 años de buena salud. A pesar de algunas reformas urgentes, el sistema autoritario, represivo y atrasado sigue intacto. Todo esto, gracias al aval y apoyo de algunas “democracias” del mundo que “apoyan la autodeterminación” del pueblo cubano.

Aún así, hay que tener presente que tanto el comunismo, como el fascismo y el nazismo son ideologías no muertas que siguen poniendo en peligro a la población en cualquier parte del globo. Es terrible que a través del sistema democrático lleguen al poder sus representantes, pero es más condenable que sigan igual cinco décadas después de atentar contra la vida, la propiedad y la libertad de millones de personas.