Colombia: “la Guerra de los tweets” entre Santos y Uribe
MADRID. – La guerra entre Juan Manuel Santos y Álvaro Uribeya se desarrolla de forma abierta entre ambos y en el caso del expresidente a través de su cuenta en twitter. Santos y Uribe, cercanos aliados en 2010, dos años después se muestran enfrentados, alejados y en medio de una tensa relación.
En agosto de 2010 Santos y Uribe vivían una luna de miel. El entonces presidente electo Juan Manuel Santos no dudaba en calificar al jefe de Estado como el segundo libertador después de Simón Bolívar: “y usted 200 años después cuando estamos en la celebración del bicentenario también nos devolvió la libertad a los colombianos, y dentro de unos años la historia lo va a decir así de claro, porque usted fue un segundo libertador al devolvernos en estos ocho años nuevamente la esperanzas”.
Por su lado, el propio Presidente Álvaro Uribe no ahorraba tampoco elogios y declaraba su “gran ilusión”, al saber que es Juan Manuel Santos quien le sucedería en la Presidencia de la República: “yo siento, Presidente, una gran ilusión de colombiano, de saber que el timonel de la Nación será conducido por usted. Le deseamos todos los éxitos, todos los éxitos”.
Esto lo decía mientras Uribe le imponía a Santos la Orden de Boyacá, la Orden de San Carlos y la Orden Nacional al Mérito y afirmaba que “este generalmente es un acto para cumplir con las reglas de uso de los protocolos. Pero hoy es una excepción; hoy no es un acto de protocolo, es un acto de afecto, de respeto y de reconocimiento. Afecto a los suyos y a usted”.
El inicio de la borrasca
Pero ya en ese momento existían varias sombras entre ambos pues varios de los nombramientos de Santos para su gabinete no eran bien vistos por Uribe. En especial el de Juan Camilo Restrepo, al frente del Ministerio de Agricultura, quien había sido uno de los más duros críticos del gobierno uribista, y el de Germán Vargas Lleras, en Interior.
Además, Uribe no asumió bien el inmediato acercamiento de Santos a Hugo Chávez a quien el nuevo presidente llegó a calificar en noviembre de 2010 como “mi nuevo mejor amigo”.
De todas formas, Uribe en cada reunión política se esforzaba por trasmitir la misma idea: “la gran prioridad, la urgencia, es contribuir con la agenda que el presidente Santos le ha ofrecido al país” y Santos reiteraba que “nada ni nadie nos hará distanciar”.
La relación empezó a entrar en crisis cuando Uribe habló sobre una supuesta falta de garantías jurídicas en Colombia debido a que varios de sus antiguos compañeros de gobierno tuvieron que pedir asilo político.
Se trataba de la ex directora del DAS María del Pilar Hurtado y otros cinco ex funcionarios de su gobierno, incluidos el ex ministro Sabas Pretelt y el ex asesor José Obdulio Gaviria.
“Nadie puede sostener ante un tercer país que aquí no hay garantías suficientes para ser juzgado debidamente”, fue la respuesta de Santos a Uribe, quien por su lado no paraba de atacar al Ministro del Interior Germán Vargas Lleras: “no puede ser que se pose de transparente y se actúe como redomado clientelista”.
La tensión en 2011 ya era muy evidente por lo que Santos trató de volver a reconstruir los puentes de la relación: “si algo estamos haciendo en estos momentos es continuar con esas políticas fundamentales que puso en marcha el presidente Uribe … Con el presidente Uribe compartimos un concepto fundamental: la primera ley de la República es la seguridad”.
Pero el entorno uribista no dudaba en asegurar, como hizo el senador Armando Benedetti, que “el distanciamiento es muy grande”, a pesar de “la gran confluencia ideológica” entre los dos.
Claramente empezaba a haber hartazgo y sutilmente Santos mostraba ese malestar con las injerencias del uribismo y del mismo Uribe, eso sí, nunca nombrándole directamente: “posiblemente, después de esta responsabilidad que el pueblo colombiano me dio, me verán dictando clase como expresidente y no molestando a los presidentes de turno”.
La ruptura definitiva se inició a mediados de 2011 cuando el presidente Juan Manuel Santos impulsó la Ley de Víctimas y propuso el reconocimiento de que en Colombia sí hay conflicto armado y no solo una amenaza terrorista.
Álvaro Uribe aseguró entonces que el gobierno estaba “desmontando la política de seguridad democrática” si bien no “en la concepción ideológica del Gobierno …. en la práctica sí. Porque hay deterioros en muchas partes del país”.
La brecha entre Uribe y Santos se profundiza
Luego fueron detenidos el ex ministro Andrés Felipe Arias y el ex secretario general de la Presidencia Bernando Moreno y dio inicio el inicio del juicio contra el ex ministro Sabas Petrelt. Ante lo cual Uribe denunció que se sentía perseguido: ”este gobierno no necesita graduarnos de corruptos para adelantar su política contra la corrupción, por eso tengo que seguir explicándole a los colombianos la tarea que adelantamos”.
Por primera vez entonces, Santos nombró directamente a su antecesor: ”no peleo con Uribe, no peleo con Uribe… Yo medito. Uno tiene un mantra y lo repite. Y si vienen otros pensamientos, uno los hace a un lado y se mantiene en el mantra, como disciplina mental. Yo tengo ahora un nuevo mantra: no pelear con Uribe”.
Pero más allá de este deseo, Santos estaba claramente dolido: “lógicamente, a uno no le gusta que su antecesor y a quien considero amigo, pues use…(esos términos) … ahí están los hechos de corrupción de gran calado. Lo que hemos descubierto no es contra Uribe o el gobierno pasado, es contra la corrupción. Y si en este gobierno sucede, también vamos a ser implacables”.
Entre ironía y broma, el Presidente se refirió a la costumbre de Uribe de mostrar sus opiniones a través de su cuenta de Twitter: ”yo no lo llamo cada vez que manda un tweet, no lo puedo llamar porque si no, no podría gobernar yo”.
La brecha entre ambos siguió aumentando cuando Santos estableció una alianza política con el Partido Liberal y nombró a Rafael Pardo como ministro de Trabajo. Pardo fue uno de los mayores enemigos de la segunda reelección de Uribe.
A continuación Uribe llegó a decir que ”las Fuerzas Armadas están desmotivadas” y acusói al ejecutivo de derrochador, lo cual desató las iras de Santos: ”esa acusación que nos hacen algunos tuiteros, que somos derrochadores, no tiene ningún fundamento”.
Pese a todo, Santos seguía defendiendo su cercanía con el expresidente: ”nada ni nadie (ni el mismo Uribe) logrará que yo critique su gestión ni me convierta en su enemigo”.
Pero en 2012 la catarata de críticas de Uribe ha ido creciendo. Ha seguido acusando de despilfarrador al gobierno (“con 12 carteras de los lujosos regalos de Cartagena construyen una casa. Cero derroche y más vivienda”) y por el “deterioro de la seguridad” (“el GbnoSantos comunica a mandos militares que busca negociar con el terrorismo a través de la dictadura Chávez, desmotiva a nuestros soldados”),
Como se puede ver Uribe empezó ya a hablar no del “gobierno actual”, sino de forma directa del ”gobierno Santos”.
El alejamiento definitivo
Y Santos por su lado ha dejado la diplomacia y la ironía pues ya critica claramente a su antecesor: ”en el gobierno pasado (el de Uribe) teníamos de estos hechos (terroristas) casi que cada semana”.
Quizá estas palabras de Santos al diario El País muestren mejor que nada la gran brecha que les separa:
“No entiendo su actitud hacía mi, he sido fiel a sus legados que expuso de muchas formas y de manera insistente, la seguridad democrática, la confianza inversionista, la cohesión social, lo que él llamaba los tres huevitos que había que cuidar, en los dos últimos años así lo he hecho y los resultados han sido espectaculares, de modo que no llego a entender su postura”.
Y acababa diciendo: “se ha vuelto un crítico de lo humano y de lo divino, nada de lo que hace el gobierno le parece bien, no reconoce ninguno de nuestros éxitos… me decía un amigo suyo que lo que pasa es que todavía no ha asimilado que dejó el poder, pues para bien de él y para bien mío y del país espero que lo asimile pronto, aunque yo ya estoy vacunado, al principio todo esto me afectaba pero después de treinta twitters diarios me he vuelto inmune, le presto poca atención…”.
Al otro lado de la vereda, Francisco Santos, exvicepresidente de Uribe y primo del actual Presidente, resume el profundo malestar uribista: “estoy preocupado por el camino en el que estamos, quedamos desconcertados. No es que yo sea antijuanmanuel, pero le juro que no entiendo. ¿Por qué no continuó por ese camino? Era tan sencillo trabajar sobre lo construido. Ahora vamos por el rumbo equivocado”.
“Pacho” Santos confirma que “el primer opositor al gobierno es Uribe y el segundo el mismo”: “se nota que Juan Manuel Santos está desconectado del país. Salga de Bogotá y verá lo que es Uribe. Más vigente que nunca, y ojo que en el 2014 va a ser una fuerza electoral importante”.
La historia de Uribe y Santos no es sino un viejo cuento que se repite a lo largo de la historia: la de dos amigos, o aliados políticos, que acaban enfrentados: las pasó a Thomas Beckett y Enrique II, a Bolívar y Santander y ahora a Santos y Uribe.
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