Argentina: El significado político del dólar
Normalmente los fenómenos económicos críticos para una sociedad dejan huellas que se prolongan en el tiempo. Pero en la Argentina no siempre es así.
Las sociedades que han sufrido la hiperinflación privilegian la estabilidad por largos períodos de tiempo.
En Alemania, y más de medio siglo después de haberlo vivido, este fenómeno sigue determinando sus políticas económicas y la actual discusión entre Merkel y Hollande en gran medida refleja el efecto que sobre Alemania como sociedad dejó la hiperinflación, incluso entre aquellas generaciones que no la vivieron y hoy toman decisiones.
Pero esto no ha sucedido en la Argentina: a sólo 16 años de la hiperinflación, en 2006, retornó la inflación de dos dígitos anuales, siendo el único país del mundo en el cual se puede ganar una elección con una inflación anual entre 20 y 25%.
Ahora la cuestión se plantea con la escalada del dólar, un fenómeno económico que también junto con la inflación ha caracterizado con recurrencia las últimas décadas de historia argentina.
Los gobiernos comienzan a pulsear con los mercados. En esta pelea, a veces se ganan rounds -como sucedió con los controles a fines del año pasado-, pero es difícil ganarla en el mediano o largo plazo. Medidas de mayor control en los gobiernos populistas o de aumento de la oferta de dólares en los más ortodoxos por lo general postergan el problema, pero no lo resueleven.
Al mismo tiempo, el hombre común percibe efectos que son casi populares, como el llamado "dame dos", cuando las compras en Miami resultaban más baratas que en el país.
Lo cierto es que el dólar paralelo se reinstaló en la percepción social con una gran velocidad.
El Gobierno seguirá pujando y posiblemente adopte más medidas de control, buscando que el campo liquide más rápido los dólares que entran por la cosecha y persiguiendo con valor más bien simbólico las pequeñas compras de la clase media, que ve el billete verde como la única opción para preservar sus ahorros.
El oficialismo siempre redobla la apuesta y ahora ha comenzado a hacerlo. Dos semanas atrás decidió restringir aún más la compra de dólares y las importaciones, y hace diez días la Presidenta desmintió que se fuera a desdoblar el mercado cambiario.
La historia -más alguna discusión que parece existir dentro del Gobierno- enseña que esta es una medida que los gobiernos suelen tomar cuando enfrentan escasez de dólares, como viene sucediendo en Venezuela desde hace años.
De acuerdo a la experiencia -no es inexorable que se repita pero suele hacerlo-, estas medidas postergan el problema en vez de resolverlo, e incluso a veces lo agudizan.
La Argentina no aprendió que la inflación es peligrosa pese a haber sufrido una hiperinflación dos décadas atrás. Quizás ahora comienza a demostrar que tampoco ha aprendido de lo que sucede cuando se instala el dólar paralelo y mayores controles no resultan eficaces para dominarlo.
Nada es igual en los procesos históricos y la historia no se repite, pero la capacidad de aprender de los errores, es algo que no caracteriza a los argentinos.
- 23 de julio, 2015
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