Chávez y los judíos

El Universal

El oficialismo venezolano es tan cordial con los judíos como lo fue el oficialismo alemán en 1934. Pocos días después de asumir Hitler el poder, la casa de Albert Einstein fue blanco de un ataque. El científico se hallaba en California para el momento. Decidió no volver jamás. Años después, ningún judío era profesor de ciencias en Alemania. La mayoría huyó a EEUU., donde tenían libertad de pensamiento. Sin embargo, no olvidaron a Hitler.

Tres de ellos, Albert Einstein, Leo Szilard y Eugene Wigner, escribieron una carta al presidente Franklin Roosevelt para informarle acerca de las investigaciones de Hitler sobre armas nucleares. Dichos estudios, irónicamente, eran realizados por un judío, Werner Heisenberg, uno de los padres de la física cuántica. A la sazón, la madre de Heisenberg era amiga de la madre de Himmler, el esbirro de Hitler en la temida SS. Heisenberg se quedó a trabajar en la bomba aria, pero como Hitler desconfiaba de los "físicos judíos", a Heisenberg le negaron fondos para la investigación y, por ende, nunca se construyó una bomba nuclear alemana.

Luego, Roosevelt, atizado por la carta de Einstein, creó el proyecto Manhattan, que construyó la bomba atómica que puso fin a la II Guerra Mundial. Imagine cuán diferente sería la historia si Hitler no hubiera odiado a los judíos.

En Venezuela, la comunidad judía siempre ha sido pequeña, aunque importante. Solo un tercio de los 25.000 judíos que residían en el país en 2000 viven hoy en Venezuela. Aunque negado hasta la saciedad, el antisemitismo del régimen es patente en cruentos atentados contra colegios judíos, ataques estereotipados contra judíos, el apoyo al antisemitismo de Irán y la expulsión del embajador israelí por genocidio.

Los judíos venezolanos son expertos en economía, lo cual Chávez equipara con el satanismo. Sin embargo, es precisamente la ignorancia del régimen en materia económica lo que ha destruido la capacidad productiva del país. Cuatro judíos venezolanos ocupan destacadas posiciones en cátedras de economía y matemática en las universidades de Harvard, MIT, Carnegie y Georgetown. Ricardo Hausmann, Rafael Reif, Moisés Naím y Ricardo Ernst podrían revertir el declive de Venezuela en un instante. Pero no los quieren en Venezuela, quizás por la misma razón que Einstein no se sentía bien en Berlín.