Papillón y Radio Caracas Televisión
Durante 57 años Radio Caracas Televisión se movió con la historia de Venezuela y el resto del mundo.
Entre sus logros más notables estuvo ser la primera en pasar, en 1986, a la televisión en color, con el inicio del campeonato mundial de fútbol, evento llevado a cabo en México.
Asimismo, RCTV hizo historia al transmitir en vivo la llegada del hombre a la luna, suceso que cubrí desde Miraflores donde estaba destacada y donde el Presidente Rafael Caldera siguió la transmisión, con todo su gabinete y los periodistas acreditados en el palacio.
Con la llegada al poder de Hugo Chávez en 1999, Venezuela comenzó a perder libertades. El domingo se cumplieron 5 años de la salida del aire de Radio Caracas Televisión.
Fue uno de los tantos caprichos del Presidente Chávez, quien trató de esta manera de silenciar al canal informativo.
La importancia que tuvo el Canal 2, Radio Caracas Televisión, en la vida del venezolano es enorme. No sólo en lo político, sino en su acontecer diario. Radio Rochela, Renny Otolina, las telenovelas, fueron parte de la historia de la nación.
En los últimos años, la moderna programación era algo tan intrínseco en la vida ciudadana que, cerrar RCTV el 27 de mayo del 2007, constituyó un golpe de privación de oxígeno y un crimen de lesa majestad.
Entre las anécdotas de Radio Caracas Televisión estuvo la de haber sido prácticamente la madrina de "Papillón", la célebre película filmada en 1973.
El libro no habría saltado a la fama, y menos se hubiera hecho el film del mismo nombre -con Steve McQueen y Dustin Hoffman- si no hubiera sido por RCTV…
Y estoy contando una historia de las tantas que recuerdo de mi época como periodista en la emisora.
El canal 2 funcionaba en esos días, en 1967, en los sótanos de un edificio que estaba ubicado de Bárcenas a Río.
Me cuentan mis ex colegas y amigos que ese edificio se quemó y con él se perdieron valiosísimos archivos, irremplazables, de entrevistas que conformaron la historia política de esa época en Venezuela.
A los sótanos, donde funcionaba la redacción y producción de los noticieros, se hacían las telenovelas y la programación en general, entraba todo el mundo.
Mi hijo Carlos aprendió a gatear por los pasillos y los fines de semana varias veces lo tuve que ir a buscar a los programas, donde se sentaba a ver los espectáculos en vivo.
Eran otros tiempos. No como ahora, con guardias que revisan y vuelven a revisar a los que desean pasar incluso con entrevistas ya concertadas de antemano.
A nuestro sótano -entre muchas personas que desfilaban por el lugar- llegaba un viejo francés, que se sentaba frente a nuestros escritorios y nos daba "lata" sin poderlo hacer callar.
Decía que era un prófugo de la justicia francesa y nos mostraba un tatuaje en el pecho con la forma de una mariposa que se había hecho en la prisión. -"Por eso me llamaban ‘Papillón’" -explicaba- que quiere decir "Mariposa" en francés.
El Viejo hablaba perfecto español y contaba unas historias fantásticas de la Isla del Diablo, su fuga espectacular de ese penal, huídas por la selva colombiana, princesas e indias guajiras…
Nadie prestaba mucha atención, cada uno ocupado con darle a Amado Pernía, nuestro presentador oficial por muchos años de El Reporter Esso, las noticias del día.
Eran épocas en que uno mismo reporteaba, editaba y entregaba el producto, listo para salir al aire.
Rafael Poleo, Carlos Jaén, Rafael Delgado, Ignacio Ortiz y otros de la redacción lo oíamos al Viejo hablar sin parar.
Había habido en esos días un terremoto en Caracas y estamos muy ocupados con la tragedia. Alguien exasperado -creo que fue Poleo- le dijo al Viejo para que se callara, que por qué no escribía mejor esos relatos y le indicó un escritorio con una máquina de escribir.
-"Ya lo he hecho contestó" y al día siguiente llegó con unos cuadernillos de escuela donde estaba garrapateada la historia a mano y hasta con un nombre: "Papillón".
Alguien del grupo puso al Viejo, que tenía un nombre -Henri Charriere- en contacto con una editorial, que publicó el libro primero en español.
El resto es historia. El libro Papillón fue un triunfo en las librerías. Se hizo una película del mismo nombre.
Papillón recorrió el mundo y muchos dudaban que el relato fuera cierto.
El director de noticias me envió con un equipo a la Isla del Diablo para que "recogiera el testimonio". La historia parecía auténtica:
Existía la celda en el suelo, enterrada en el piso de tierra, donde Charriere contó que se paseaba en forma enloquecedora "seis pasos para adelante y cuatro para los lados". Ahora estaba casi devorada por la selva. El gobierno francés había cerrado el penal hacía años y sólo quedaban las ruinas. Todo lo que vimos pareció confirmar el relato:
Hicimos sacos rellenos con cocos que tiramos desde el acantilado y flotaron y salieron al mar abierto en la sexta ola, que era la forma que decía Charriere que era como había escapado.
En lo único que Papillón exageró fue en su romance con las princesas guajiras. Estuvo con una tribu de indios sí, pero no encontramos a nadie que lo recordara en la Guajira y menos sus amores con las princesas indias. Pero, qué importa esa única exageración.
A lo mejor Papillón lo hizo para poner aún más color al relato. O la tribu no quiso reconocer los romances. De todas formas ese capítulo no era necesario, frente a todo lo fantástico de la historia, comprobada por el equipo de RCTV.
Papillón se hizo rico. Se filmó una segunda película en la selva venezolana con el Viejo en un papel estelar. Esta vez se contrató a la artista más de moda del momento, Claudia Cardinale. El film fue un fiasco, el Viejo salía enamorando -con su ridículo sombrero de paño- a la hermosa italiana en medio de "la selva" venezolana.
En realidad era las afueras de Caracas.
Pese a todo, el Viejo se hizo más rico aún.
Se compró un restaurant que le puso "Mi Vaca y Yo" y tenía frente al negocio un rumiante de verdad que pastaba y se comía toda la grama.
Los universitarios le secuestraban la vaca a Papillón durante cada carnaval y el gobierno salía luego pidiendo "que por favor devolvieran el animal a su dueño".
Un año de tanto subir y bajar la vaca de un camión le quebraron una pata y tuvieron que pagar una nueva al indignado francés.
Charriere, como todas las cosas buenas en la vida, no vivió mucho tiempo para gozar de su fortuna, aunque viajó brevemente por el mundo.
Regresó a Francia, vivió en España y visitó frecuentemente Venezuela, a la que consideraba su segunda patria.
Murió a los pocos años del estreno de su segunda película, víctima de cáncer a la garganta, que él atribuyó al mucho fumar en la cárcel y cuando vivió en libertad.
Pero siempre, hasta su muerte, Henri Charriere siguió visitándonos cuando pudo y siguió siendo el Viejo que todos conocíamos, antes que lo hiciera famoso el canal 2 de televisión, RCTV, y que él siguió considerando su casa, como muchos de nosotros.
- 28 de diciembre, 2009
- 23 de julio, 2015
- 14 de septiembre, 2015
- 5 de noviembre, 2015
Artículo de blog relacionados
- 17 de octubre, 2015
Por Alberto Sotillo ABC Usted, que tanto despotrica contra EE.UU., cuando va al...
26 de junio, 2006- 5 de diciembre, 2008
Diario de América La enfermedad de Hugo Chávez se ampara detrás de rumores,...
28 de abril, 2012