El Salvador: Y dale con el dólar…
Los problemas económicos de El Salvador siguen siendo los de siempre: crecimiento débil, empleo insuficiente, inversiones raquíticas, infraestructura deficiente, y una educación pública propia de siglos pasados. Más preocupada por los maestros que por los niños, a quienes condena a perpetuar la pobreza de sus padres.
El diagnóstico, por cierto, es típicamente latinoamericano, y se refleja en el círculo vicioso del subdesarrollo.
Intentar endilgarle las culpas a un ciclo político particular no sólo sería ignorar la historia de la región en general, y de El Salvador en particular, sino que implicaría desconocer las raíces del problema. Que no comenzó en 2009. Ni en 1989. Ni en alguna fecha antojadiza que la miopía politiquera pretenda fijar.
El discurso barato será seguir asumiendo que los supuestos culpables siempre viven más allá de Comalapa: mientras los unos vociferan que "es el comunismo internacional", los otros responden que "es el imperialismo yanqui". Falso.
Hay que tener muy poco contacto con la realidad, o una pereza intelectual a toda prueba, para creer que así funciona el mundo en la actualidad. El problema es que tanto a los unos como a los otros dicha falsedad les permite seguir festejando con caviar. Pagado por usted.
Pero lo realmente lamentable es que siendo El Salvador uno de los pocos países de la región con posibilidades reales de escapar del círculo vicioso del subdesarrollo, las siga desperdiciando. Como antes, como ahora, como siempre.
El Salvador tiene al menos tres elementos diferenciadores con respecto a otros países latinoamericanos: 1) unos extraordinarios vínculos con los Estados Unidos, que nunca aprovechó en su real potencial; 2) un tamaño pequeño que le permitiría desarrollar una agilidad que Brasil o México jamás tendrán; y 3) un sistema de Gobierno, tanto Ejecutivo como Legislativo, esencialmente unitario: para bien o para mal todo se decide en San Salvador, a diferencia de lo que ocurre en países políticamente más complejos, donde los gobiernos provinciales tienen poder de decisión real.
Pero en vez de enfocarse en buscarle soluciones a los problemas, pareciera existir una manía, digna de mejor causa, de buscarle problemas a las soluciones. Por ejemplo, buscándole la quinta pata a la dolarización.
Algunos pudieron haber creído hace once años que el desarrollo económico llegaría mágicamente por el simple hecho de dolarizar la economía: nadie se transforma en un atleta sólo por tirar la llave del botiquín donde guardaba las drogas.
Olvidaron leer la parte donde decía que, además, había que ir diariamente al gimnasio: al de la educación, al de las inversiones, al de la seguridad jurídica, y al de la infraestructura. De este olvido pecaron muchos, tanto de izquierda como de derecha.
Y ahora, sin aire ni músculos…, en vez preparar el bolso para empezar de una vez por todas con el gimnasio, buscan la llave del botiquín. El de la droga de la emisión monetaria. De esta ilusión pecan varios, tanto de izquierda como de derecha.
La emisión de moneda local, con el inevitable mensaje de inminente devaluación que dispararía, lograría el dudoso milagro de agregarle a El Salvador un problema económico que no tiene: el cambiario. Harían bien en informarse sobre lo que está ocurriendo ahora mismo en Argentina con el mercado cambiario.
A la política monetaria algunos que dicen ser de derecha la promueven para abaratar artificialmente los costos de producción medidos en dólares, comenzando por su salario ("su", de usted…), con el argumento de impulsar las exportaciones. Limitando, de paso, la competencia de productos importados pues su salario bajará en dólares. Dos pájaros de un tiro.
Y algunos que dicen ser de izquierda la promueven para poder cobrar el impuesto inflacionario. Olvidando que es el más injusto y regresivo de todos.
La dolarización, lejos de ser la cura de todos los males, es apenas una herramienta útil que le cierra la puerta a las manipulaciones del mercado cambiario y a la emisión monetaria. Nada más. Y nada menos.
Hasta la próxima.
El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 25 de noviembre, 2013
- 16 de junio, 2012
- 8 de junio, 2012
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