Spengler está de moda
Como bien recordaremos en 1926 Oswald Spengler publicó “La Decadencia de Occidente". Dado que murió en 1936 no pudo ver que a partir de la derrota de Hitler, el Occidente del otro lado del Atlántico permitió la recuperación la amante de Zeus, Plan Marshall mediante, y así comenzó por primera vez en la historia la pretensión de la Unión Europea. La actual crisis económica que afecta a la Unión Europea y a Estados Unidos ha provocado una nueva preocupación por lo que se considera la decadencia de Occidente, que por supuesto se presenta como la crisis del capitalismo.
Me atrevo a decir que el Occidente en el sentido valorativo que se le considera no coincide filosóficamente con la geografía. El Occidente que se inicia con la democracia de Atenas y el imperio romano de Occidente, está muy lejos de reflejar la realidad del mundo en que vivimos. Ya en aquellos tiempos la democracia ateniense murió de manos de la demagogia y de la derrota en las guerras del Peloponeso ante Esparta con Licurgo a la cabeza y Marx en el pensamiento. Más tarde el Imperio Romano después del triunfo sobre los supuestos comerciantes cartagineses cayó bajo la férula de Dioclesiano y Constantino que desarrollaron la socialización de las tierras, y con ella la desaparición del trigo. Finalmente la derrota ante Alarico y la llegada de los bárbaros de la mano de Atila.
Comenzó entonces la vertiente cristiana Cruzadas e Inquisición mediante, y llegó la sociedad feudal como expresión de la decadencia de Occidente. En esa época como lo cuenta Montesquieu, los cristianos eran los que más se mataban entre ellos, y así la mitad de la población de Europa murió en la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) Algo más tarde Dios fue sustituido por la diosa razón y una vez más los jacobinos cortaban la cabeza a los productores de trigo por aumentar los precios. Cuanto más productores mataban más subía el precio del trigo. Se desarrolló así, Rousseau mediante como la continuidad filosófica de Platón y la contribución intelectual de Hobbes, Kant, Hegel y Marx etc, el totalitarismo como la racionalización del despotismo en sus vertientes nazi, fascista y comunista.
Así llegamos al siglo XX y de no haber sido por Estados Unidos el mundo sería nazi o comunista. Entonces sepamos que bajo esa égida Occidental y Cristiana llegamos prácticamente al siglo XVIII con una economía que no superaba el estado que tuvieran los cristianos en tiempos de Jesucristo. No fue otro que el propio Marx quien tomara conciencia del cambió que se había verificado en la historia y así escribió en el Manifiesto Comunista: “La burguesía en solo cien años de dominio ha creado más riquezas y más fuerzas productivas que todas las generaciones anteriores juntas” No obstante descalificó éticamente al sistema que la había creado al que denominó capitalismo.
Dicho lo que antecede, creo fundamental el conocer la razón de ser de ese progreso que se produjera por primera vez en la historia y el cual hoy con sus altas y sus bajas disfrutamos y tomamos por dado. Fue la Glorious Revolution que tuviera lugar en Inglaterra en 1688, cuando por primera vez se pusieran en prácticas las ideas de John Locke, quien conciente de la naturaleza humana determinó la necesidad de limitación del poder político, y el respeto por los derechos individuales, no del pueblo. Esos derechos son la vida, la libertad, la propiedad y la búsqueda de la propia felicidad. Eso principios fueron llevados a sus últimas consecuencias del otro lado de Atlántico por los Founding Fathers en la aprobación de la Constitución de 1787. Ese proceso al que se denominara el Rule of Law, integró el reconocimiento del role fundamental del departamento de justicia para decir que es la ley en función del reconocimiento de los principios establecidos por la Constitución. (Revisión Judicial).
Fue ese proceso el que determinó el cambio y que se reconoce por el Rule of Law. Considero que a fin de comprender la situación en la cual hoy nos encontramos en el mundo debemos conocer la esencia de los principios que la informan. Y un primer principio es que las mayorías no tienen el derecho a violar los derechos de las minorías. Fue así que Jefersson reconociera: “Un despotismo electivo no es el gobierno por el que luchamos” Hoy ese principio es ignorado en función de la democracia de las mayorías y su consecuencia es el socialismo, que ha sido la causa determinante de la crisis europea. .
El otro aspecto fundamental para comprender la situación del mundo y en particular la de China es el concepto reconocido por David Hume pero ignorado precisamente en Europa. Y así dice: “Nada es más usual entre los estados que han hecho algún avance en comercio, que mirar al progreso de sus vecinos con ojos recelosos a todos los estados comerciantes como sus rivales, y suponer que es imposible para ninguno de ellos florecer, sino a sus expensas. En oposición a esta estrecha y maligna opinión, yo me aventuro a afirmar que, que el incremento de la riqueza y comercio en cualquier nación, en lugar de perjudicar, comúnmente promueve la riqueza y el comercio de sus vecinos”
Es conforme a ese contexto que hoy podemos analizar la situación de China, cuyo progreso estaría lejos de representar un desafío a la civilización. Como bien dijera Wang Jisi en un reciente artículo en el Foreign Affaire refiriéndose a la posición de Deng Xiaoping: “Cuando China se embarcó en la reforma y abrió el partido comunista hizo del desarrollo económico su prioridad. El pensamiento de política exterior de Deng se diferenció apreciablemente del de Mao. Una guerra con la Unión Soviética o con Estados Unidos no se consideró más inevitable”. Esta actitud coincide con el realismo de Hume y tanto así que han llegado recientemente a un acuerdo con Estados Unidos y Japón. Por ello igualmente le compran los bonos a Estados Unidos y no por hacerles el favor.
La imposibilidad de una guerra mundial fue asimismo un resultado de las armas nucleares pues como bien dijera Alberdi: “Las guerras serán cada vez más raras el día que los que las declaran y las incitan corran la misma responsabilidad que los que las pelean” Tal fue el caso por el que no se produjo una tercera guerra mundial. Y vale recordar las palabras al respecto del papa Juan Pablo I: “Las armas nucleares son disuasorias no bélicas” Por ello la guerra del siglo XXI es el terrorismo y en ese sentido debe tenerse en cuenta la realidad del Medio Oriente, pero ese es otro tema. Si hay una decadencia es el producto una vez más del socialismo, que parte de una concepción falaz de la naturaleza humana pero que lamentablemente tiene éxito en el orden político. Entonces no olvidemos que el éxito de Occidente lo generó el Rule of Law y los problemas de hoy surgen de su olvido en nombre del socialismo mayoritario y supuestamente democrático.
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