Vuelve la «Madre Rusia» pero como «Celestina»
El Colombiano, Medellín
"CELESTINA: incomparable en todo, campeona de maldades, vieja, bruja y puta de toda la vida". La Celestina o Tragicomedia de Calisto y Melibea, de Fernando de Rojas.
Después del colapso de la Unión Soviética, anunciado desde 1946 por una de las mentes más brillantes del siglo XX, George Kennan, Rusia parecía destinada a retirarse a lamer sus heridas, ocultar la miseria que el fracasado modelo comunista había dejado y no hacer evidente lo que realmente era, un país subdesarrollado con misiles.
Décadas después, Putin, el nuevo Zar, quiere resucitar a la "Madre Rusia que, sin aspirar a ser nuevamente la superpotencia que alguna vez fue, intenta acabar con el supuesto sistema unipolar de posguerra fría al que calificó en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2007 como "ilegítimo e inmoral"; recuperar al máximo su espacio geopolítico clave que le permita el control de los hidrocarburos y garantizar profundidad estratégica, mientras obstaculiza a su antiguo rival en compañía de su hermanastra, la China "Comunista", comunista al menos en lo político.
La Rusia de Putin, queriendo de Occidente su dinero pero no su intervención, a menos que sea para modernizar su paleolítico sistema productivo o generar un Valle del Silicio en las antiguas tierras de Iván El Terrible, está empeñada junto con China, en entorpecer el avance y la presencia estadounidense en todo lugar o continente donde sea posible.
Aunque los recursos rusos palidecen ante la capacidad de inversión y gasto de China, el mecanismo en común que han encontrado estas Celestinas del siglo XXI es el apoyo a tiranos en cualquier parte del mundo que puedan ser un estorbo para los intereses de Estados Unidos, quien también apoya a sus propios autócratas amigos.
Sin embargo la alcahuetería de esta Rusia Celestina, y de China, está volviéndose perversa, como lo demuestra su apoyo al dictador sirio que tiene como único instrumento para continuar en el poder el aniquilamiento de la oposición, mientras la cuenta de muertos sigue aumentando por culpa de los idealistas de las relaciones internacionales.
El patrocinio ruso con tecnología y combustible nuclear al programa balístico nuclear de Irán y las negativas de Putin y de China a sanciones realmente fuertes en el Consejo de Seguridad, son pagados por los iraníes con apoyos logísticos y de otros tipos al gobierno sirio y con petróleo para los chinos. Cosa igual hace China en África, comprando materias primas baratas y negociando con dictadores despiadados que en pocos meses terminan con abultadas cuentas en bancos suizos.
Pero no piensen que esto es un asunto demasiado lejano para no preocuparnos. El autócrata presidente del Ecuador está endeudado con los chinos de tal forma que puede ser uno de los factores que garanticen su permanencia en el poder. En Venezuela, también endeudada con China, en pocas semanas será inaugurada por su dictador, quien ha comprado billones de dólares en armamento de Rusia y de su colonia Bielorrusia, la fábrica de fusiles AK-103 que produciría al menos 25.000 fusiles al año, para un ejército de 50.000 hombres. ¿Es "fácil" adivinar quién van a comprar el resto de la producción?
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