Alianzas acertadas

El Expreso de Guayaquil

En la última reunión cumbre del G8, el pasado Mayo en Estados Unidos, se acordó la creación de la Nueva Alianza para la Seguridad Alimenticia y Nutrición, cuya finalidad es reducir la pobreza en 50 millones de habitantes africanos, en los próximos diez años. Los líderes de los países más prósperos sabiendo que la pobreza jamás desaparece sin la intervención del sector privado, lo invitaron a formar parte. La citada alianza invertirá en agricultura, semillas, fertilizantes, almacenamiento de granos, caminos, infraestructura, mejoramiento del entorno empresarial, exploración de métodos para reducir el riesgo, mediante la prestación de mejores condiciones jurídicas y administrativas para los inversores e identificación de tecnologías útiles para los africanos. En ese colosal esfuerzo participan 45 corporaciones multinacionales, entre ellas Monsanto, Pepsi y Swiss Re, además de empresas africanas. Actualmente, las grandes multinacionales tienen dentro de sus estructuras de organización, áreas relacionadas con responsabilidad social en los mercados que atienden.

Por ejemplo, Pepsi tiene la vicepresidencia de Salud Global y Política Agrícola. Estas corporaciones no limitarán su aporte a lo económico, que es significativo, aproximadamente 3.000 millones de dólares; también lo harán con transferencia tecnológica. Entre las instituciones involucradas en este ambicioso proyecto está AID; irónicamente los gobiernos de la ALBA están pensando en sacarla de sus respectivos países.

El G8, como todos los países prósperos o en camino a serlo, reconoce la importancia de la empresa privada, y se asocia en programas sociales. Japón jamás se hubiera convertido en la segunda potencia mundial que fue durante cuatro décadas, sin el apoyo empresarial. Terminada la II Guerra Mundial, ese país quedó devastado, pero fue la genialidad de Konosuke Matsushita y Akio Morita, con otros grandes y visionarios empresarios, que trabajando conjuntamente con el Estado hicieron de Japón lo que actualmente es. China hace lo mismo. Los gobiernos prácticos reconocen que el progreso humano se debe al empresario.