Guatemala: La prioridad olvidada
El Periódico, Guatemala
Guatemala continúa con su marcha hacia arriba. Son tantos los signos de progreso que se acumulan ante los ojos bien entrenados de un observador que se hace más evidente el contraste con los lamentos de tanto articulista deprimido y lloroso que se expresa a diario en los medios masivos de comunicación. He insistido en repetidas ocasiones sobre lo mucho de positivo que ofrece este país. Y reitero que no encuentro una ciudad más bella y pujante que ésta a lo largo de ese corredor geográfico desde la ciudad de México hasta Santa Fé de Bogotá. Sus ya más de cinco millones de habitantes, dispersos municipalmente por la meseta central del país, encima testimonian del aumento incesante de la clase media, el estrato socialmente estabilizador por excelencia. También se pueden comprobar retrocesos. Pero hoy prefiero aludir a una prioridad nacional que rara vez se menciona cuando discutimos nuestro futuro: Guatemala se halla inserta en el corazón del ámbito geográfico más competitivo del planeta, el de la cultura atlántica.
No ceso de recordarles a nuestros jóvenes universitarios en que no competirán en cuanto profesionales con otros del istmo centroamericano sino con mexicanos, colombianos y caribeños de la más variada índole; e incluso con innumerables talentos que nos son más lejanos, en las Américas del Norte y del Sur, por ejemplo, y hasta los europeos, y aun los “tigres” asiáticos, que se asoman a la ribera occidental del océano Pacífico.
De veras nos hallamos situados en el corazón más aguerrido comercial, industrial, tecnológico y cultural, del planeta, aunque a ratos parezcamos no habernos percatado de ello. Por otra parte, la revolución de la informática ha anulado las distancias. Nuestros productos están hoy al alcance de cualquiera en el ancho mundo de lo ajeno así como los de ellos nos llueven a diario. La comunicación es intensa y los intercambios de todo tipo se incrementan a cada segundo. Y por eso es de esperar que dentro de una veintena de años hasta los villorrios más recónditos de nuestra geografía se encontrarán ya incorporados a la misma revolución tecnológica.
La pregunta clave deviene la siguiente: ¿Podremos competir con los demás en pie de igualdad? “Porque que hemos de competir es tan cierto como que hemos de sobrevivir”. La competitividad se ha hecho el criterio normal del éxito. En otras palabras, ¿permaneceremos subdesarrollados en comparación con los demás pueblos, y aplastados por un complejo correlativo “de inferioridad” que deberíamos haber desechado del todo a más tardar desde la Revolución de octubre de 1944?
Esa habría de ser nuestra “prioridad número uno”: prepararnos para tal reto.
Y a ese propósito, ¿cómo se halla, por ejemplo, nuestro sistema educativo comparado con los de nuestros competidores? ¿O cuánto ha mejorado nuestra vida política institucional en comparación con las de los otros Estados? ¿Cuánta capitalización tratamos de acumular para producir con más rapidez, mejor calidad y, sobre todo, mayor puntualidad en las entregas? ¿Cuán sólida es nuestra “fidelidad a los contratos”? O para resumirlo en una palabra: ¿Cuánto creemos que podemos “exigirnos a nosotros mismos?”…
Para responder, tomemos casi al azar algunos botones de muestra.
Nuestros niños se hallan sujetos a un ciclo lectivo de 180 días hábiles, meta con la que empero solo excepcionalmente cumplimos. Los niños japoneses, en cambio, acuden a la escuela primaria 220 días al año, que siempre se validan.
El retiro forzoso, para los asalariados alemanes, está hoy legislado a partir de los “sesenta y siete años de edad”. Los nuestros, en comparación, mucho más temprano, a los sesenta, es decir, que por ley “imponemos” el retiro de nuestra fuerza de trabajo más “experimentada”, a la que encima le arrebatamos “siete largos años de contínua productividad” agregada y de aportes de fondos para el seguro social.
Y el índice de ahorro “per cápita” de los guatemaltecos, según los datos del Banco Mundial, figura entre los más bajos del mundo, aunque en tales cifras no se contabilice la presencia del enorme sector (casi un 70 por ciento) de economía informal. En cuanto al “desarrollo humano”, el PNUD consistentemente nos sitúa en el tercio más bajo de la media mundial, un poco mejor que Nicaragua y por debajo de Costa Rica…
Por otra parte, entre los Estados que se enumeran en el rango de competitividad mundial, elaborado por la Escuela de Negocios “Institute for Management Development (IMD), de Suiza, Guatemala ni siquiera aparece.
(Continuará)
- 23 de enero, 2009
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