La veta populista de Obama
El aviso de la campaña del presidente Barack Obama que critica duramente al virtual candidato republicano Mitt Romney por supuestamente haber presidido empresas que “fueron pioneras en transferir empleos estadounidenses a países con bajos salarios”, y que afirma que “el presidente Obama cree en crear empleos en casa” es injusto, hipócrita y peligrosamente tramposo.
A pesar de que estoy más de acuerdo con Obama que con Romney en la mayoría de los temas, en este caso particular no puedo apoyarlo. El aviso de Obama es uno de los más deshonestos intelectualmente que he visto en mucho tiempo. Y la respuesta defensiva de la campaña de Romney, que afirma que, más que Romney, “el presidente Obama es el verdadero campeón de los que transfieren empleos al extranjero” es igualmente patética.
En realidad, tanto Obama como Romney apoyan el “outsourcing”, o la práctica de larga data por la cual las empresas multinacionales manufacturan productos o partes en otros países porque les resultaría muy costoso hacerlo en casa.
Y está bien que así sea. El “outsourcing” no sólo es una necesidad en la economía global de hoy, sino que además en muchos casos ayuda a la economía de Estados Unidos al hacer que las exportaciones estadounidenses sean más competitivas en el exterior, y al permitir que los consumidores estadounidenses paguen menos por muchos productos.
Medias verdades
Y casi todas las opiniones en contra del “outsourcing” por parte de los políticos —incluyendo la de los legisladores que están poniendo el grito en el cielo por el hecho de que los uniformes olímpicos de Estados Unidos hayan sido fabricados en China— son medias verdades, o mentiras.
Primero, y contrariamente a la opinión generalizada, varios estudios demuestran que el principal motivo por el que las multinacionales invierten en fabricas en otros países no son los bajos salarios, sino la proximidad a los mercados extranjeros. Casi el 95 por ciento de los consumidores del mundo están fuera de Estados Unidos, y las empresas necesitan estar cerca de ellos, tanto para reducir los costos de transporte como para adecuar sus productos al gusto de los consumidores extranjeros.
En segundo lugar, “en general, las empresas estadounidenses no invierten en el exterior para exportar productos o servicios de regreso a Estados Unidos. Casi el 90 por ciento de los productos y servicios que estas empresas producen en el exterior son vendidos en el exterior”, según me dijo el economista Raymont Mataloni, de la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos.
En tercer lugar, la mayoría de las inversiones extranjeras estadounidenses no van a países de bajos salarios, sino a países ricos. Si los bajos salarios fueran la razón primordial para invertir en el exterior, Haití estaría lleno de plantas fabriles estadounidenses. Pero no es así.
Según la Oficina de Análisis Económico, el 72 por ciento de las inversiones extranjeras directas de Estados Unidos el año pasado fueron a Europa, Canadá, Japón, Australia y Singapur.
En cuarto término, estamos en una economía global de grandes bloques comerciales, en la que los países asiáticos y europeos crean cadenas de abastecimiento dentro de sus regiones con el objetivo de reducir costos. Si Estados Unidos quiere seguir siendo un gran exportador mundial de aviones y autos, por ejemplo, necesitará ampliar —y no reducir— sus cadenas de abastecimiento en México y Canadá.
En quinto lugar, a Estados Unidos le puede convenir más fabricar aviones que camisetas deportivas.
“Aunque nuestros atletas marchen por la pista del estadio olímpico de Londres con sus uniformes hechos en China, y agitando sus banderas estadounidenses hechas en China, lo más probable es que los atletas chinos hayan llegado a Londres en aviones fabricados en Estados Unidos”, señala acertadamente el economista Daniel Ikenson, del Instituto Cato.
En sexto lugar, ni Obama ni Romney combatirán el “outsourcing”, porque ningún político se va a arriesgar a que los consumidores estadounidenses paguen el doble por sus iPads, televisores o ropa deportiva.
Táctica efectiva
Mi opinión: No es ningún misterio que Obama está usando el tema del “outsourcing” en contra de Romney porque sabe que puede ser efectivo. Tal como señaló recientemente Ruy Texeira del Centro para el Progreso Americano, citando la encuesta de NBC/Wall Street Journal que revela que el 86 por ciento de los estadounidenses creen que el “outsourcing” es la principal razón del desempleo en el país, “el público está muy preocupado por la transferencia de empleos al exterior”.
Pero Obama está engañando a la opinión pública (y Romney también, al declarar que él también está en contra del “outsourcing.”). Cuando los candidatos presidenciales dicen cosas en las que claramente no creen, contribuyen a promover la idea de que todos los políticos son unos mentirosos, lo que lleva a la apatía electoral y perjudica al sistema democrático. El aviso de Obama y la respuesta de Romney son un lamentable ejemplo de demagogia populista.
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