Rescate bancario pasa factura a España
Fortune – CNN Expansión
NUEVA YORK. - Al parecer los mercados de bonos se cansaron de darle a España un respiro financiero. Los rendimientos de los bonos de la deuda soberana española superaron el lunes la crítica marca del 7%, y escalaron hasta el 7.57% debido al temor de que el Gobierno de Madrid pronto va a necesitar un gran rescate soberano, que se estima en alrededor de 300,000 millones de euros (mde). Los mercados bursátiles de Europa y Estados Unidos cayeron ante las noticias, el índice S&P perdió 2.5% en la jornada.
Todo esto se produce días después de que los líderes de la eurozona aprobaron un rescate por 100,000 mde destinado al paralizado sector bancario de España. Pero en lugar de que la situación mejorara, claramente ha empeorado.
Paradójicamente, parece que el rescate bancario en realidad podría haber acelerado la necesidad de un posible plan de rescate soberano en toda forma, pues ha aniquilado la demanda de los inversionistas por cualquier tipo de deuda española.
Este resultado no sólo afectó a los bonos soberanos españoles sino que también ha excluido de los mercados de bonos a las 17 autonomías o "regiones" del país, obligándolas a solicitar a Madrid un plan de rescate propio. Si España no recibe pronto un rescate integral de sus socios de la eurozona, el euro bien podría acercarse a su fin.
Era sólo cuestión de tiempo antes de que los mercados comprendieran el juego del trilero orquestado por Madrid. En su rescate bancario por 100,000 mde, el Gobierno español esencialmente socializó las pérdidas bancarias simplemente traspasando dichas pérdidas de los bancos al balance del Gobierno.
Si eso no fuera suficientemente malo, también obligó a que los bancos rescatados impusieran pérdidas a los titulares de bonos subordinados, forzándolos a asumir una merma en el valor de su inversión, pero al mismo tiempo permitió que los titulares de bonos senior no se vieran afectados por este reparto de la carga del rescate bancario, consintiendo que se fueran con el valor total intacto.
En una bancarrota corporativa, es cierto que los accionistas y los poseedores de deuda subordinada se encuentran en el último puesto en la prioridad de pago. Pero esto es diferente.
Los tenedores de bonos subordinados de los bancos del país eran en su mayoría (alrededor de dos tercios) pequeños inversionistas que compraron esa deuda con la idea de que era segura, a menudo por consejo de sus asesores financieros. Y dado que el mercado de valores español ha caído un tercio este año, el inversionista español es el que ha recibido verdaderamente el impacto. Una situación que se suma a la elevada tasa de desempleo del 25%.
Sin embargo, al imponer esas pérdidas al más pequeño, el Gobierno español básicamente se ha dado a sí mismo un tiro en el pie.
¿Por qué? Porque los mercados de bonos locales y regionales en España están en gran medida respaldados por inversores locales. Después de ser castigados por el Gobierno nacional en el rescate bancario, los inversionistas españoles han rechazado comprensiblemente la deuda pública. Y dado que desde hace casi un año los inversionistas internacionales y los grandes fondos de pensiones ni siquiera miran al mercado español, no queda realmente nadie para comprar toda esa deuda autonómica española.
España ha tratado de calmar la situación con sus autonomías creando su propio mecanismo de rescate dotado con 18,000 mde. Pero esos 18,000 mde se financiarán mediante la venta de más deuda soberana, la cual, a una tasa del 7.57%, sería prohibitivamente cara.
Esto explica en parte por qué el mercado anticipa que España pronto necesitará un rescate integral de la Unión Europea.
El Gobierno nacional es ahora responsable de cubrir las deudas de sus regiones, así como la propia. Pero resulta que el ratio oficial de deuda/PIB calculado por España no dio una imagen exacta del riesgo soberano del país.
Esto se debe a que el Gobierno no tomó en cuenta los miles de millones de euros de las partidas fuera de balance de sus regiones o autonomías. Dado que esas deudas fueron respaldadas implícitamente por el Gobierno nacional, el mercado ahora cree que Madrid tendrá que hacerse cargo de los pagos. Si se incluyen esas partidas fuera de balance, el ratio deuda/PIB de la nación se dispara de 68.5% a 87%, según el Banco de España. Añada a eso el rescate bancario por 100,000 mde y el ratio salta a un 96%.
El Gobierno nacional no puede darse el lujo de financiar su propia deuda a una tasa del 7.57% por mucho tiempo, y mucho menos apoyar también a sus 17 regiones. España ya tiene al Banco Central Europeo comprándole su deuda a fin de mantener bajas las tasas, pero éstas siguen siendo demasiado altas.
Quienes negocian deuda europea han dicho a Fortune que creen que el BCE intentará calmar la liza mediante la implementación de una nueva ronda de flexibilización cuantitativa, conocida como LTRO en Europa (operaciones de financiamiento a largo plazo o long-term refinancing operations), pero que en esencia es un eufemismo para "imprimir más dinero." La esperanza es que todo ese dinero extra inyectado al sistema impulsará la inversión y el crédito, reduciendo los rendimientos de los bonos y aliviando la presión sobre el Gobierno nacional.
Pero hay un límite a lo que el BCE puede hacer en este panorama. El organismo simplemente no puede financiar la deuda de España para siempre, al igual que Madrid no puede financiar la deuda de sus autonomías para siempre. Si España no es capaz reabrir sus mercados de bonos a los inversionistas privados con rapidez, pronto estará enfrentando el default.
Los mercados de bonos claramente buscan una verdadera solución a largo plazo para la cuestión del euro, pero los líderes de la eurozona se demoran en ofrecerla. Mientras tanto, un plan de rescate soberano de España, grande y potente, ayudaría a estabilizar los mercados, al menos en el corto plazo.
Tal plan de rescate esencialmente agotaría lo que queda del fondo de rescate europeo, obligando a los miembros de la eurozona a aportar más dinero, lo que probablemente no sucederá, o a colaborar finalmente para formar una unión más integrada y estable. De cualquier manera, parece que el derrotero del euro está unido a España.
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