Los presos que trajo Colón
SALAMANCA. En la escuela primero y en el colegio después, nos enseñaron mal, como tantas otras cosas, que España abrió sus cárceles para formar la tripulación que debía acompañar a Colón en su primer viaje a América. Ningún historiador que se precie hoy de serio podría sustentar tal afirmación con la base documental que se suele exigir en estos casos. Colón tuvo dificultades para reclutar marineros en Palos de la Frontera, Cádiz, Sanlúcar de Barrameda y otros puertos cercanos. Era un desconocido que buscaba gente para hacer un viaje, no se sabía a dónde ni el tiempo que llevaría. Los hermanos Pinzón, miembros de una familia de navegantes de varias generaciones al escuchar que la reina Isabel le había ofrecido a Colón abrir alguna cárcel para conseguir la gente que hacía falta, se opusieron tenazmente. Los ochenta y tantos hombres que componían aquella primera expedición poco o nada podrían solucionar el hacinamiento de cárcel alguna. En síntesis: ningún preso en la península formó parte de la gesta del descubrimiento.
Quinientos años después se repite la técnica de abrir cárceles, pero esta vez sí de manera efectiva, no para completar tripulaciones destinadas a descubrir nuevas tierras, sino simplemente para hacer “quórum” en reuniones políticas. Bautizada con el nombre de “Vatayón Militante”, se ha formado una ONG en Buenos Aires que se dedica a reclutar presos en las cárceles y van a engrosar los mítines kirchneristas. Todos los detalles de este complicado recurso político acaban de ser develados por el diario argentino “Clarín” que, de seguro, sufrirá en los próximos meses fuertes restricciones en la provisión de papel prensa que administra el gobierno de doña Cristina “para asegurar una distribución democrática” del papel imprescindible para los diarios. Los diarios afines, claro está, porque los que no, ya saben lo que les espera.
Ocupada en discutir con Hugo Chávez las correspondientes participaciones, de sus países, claro está, en el negocio del petróleo, tuvo tiempo de responder a los periodistas con quienes rara vez habla porque ellos, “igualitos que siempre” (Lugo dixit), tienen la mala costumbre de preguntar cosas desagradables, como esta, por ejemplo: ¿Qué hace fuera de su lugar de reclusión gente condenada por crímenes que debe purgar por largo tiempo todavía? Nuestra lengua es muy rica en términos y solo hace falta ir a buscarlos donde están para los fines que sean. Dijo que se trata de una ONG que trabaja, juntamente con la Iglesia y los sindicatos en la “reinserción de los presos”. Según los expertos, tal proceso de reinserción funciona después de que el preso haya cumplido la mitad de su condena. Pero a Eduardo Vázquez, condenado a 18 años de cárcel por haber quemado viva a su esposa, se lo vio actuando en mítines kirchmeristas a los diez días de recibir condena. Rubén Pintos, de la barra brava de River Plate, condenado a cadena perpetua por el asesinato de un joven del mismo club de fútbol, también fue visto en actos kirchneristas a lo poco de su sentencia.
La investigación del periódico “Clarín” y de “Página 12”, también de Buenos Aires, fue publicada a página completa por el periódico español “El País”, el de mayor circulación en toda la península con una gran fotografía del baterista Eduardo Vázquez, el mismo que estaba actuando con la banda “Callejeros” cuando se incendió la discoteca “Cromagnon” en 2004 causando la muerte de 194 personas.
En la misma edición, “El País” incluye una explicación de Juan Soriano, sobre el porqué del nombre de la ONG de acuerdo a doña Cristina y que no es ninguna ONG de acuerdo a sus propios integrantes. “El Vatayón se llama así por la batalla cultural que consideramos siempre presente, y se escribe con /V/ y con /Y/ porque consideramos que, cada vez que alguien nos corrige, hemos dado un pasito más adelante en esa batalla”. Lo que se dice una lógica de peso, la lógica peronista haciendo frente a la lógica aristotélica. Un verdadero enfrentamiento de titanes. Pero hay más: Soriano profundiza en la utilización de la /V/: “Es la V de la Vuelta. Es también la V de la Verdad, la V del Valor y la V del Voto. Es la V del Vino, la V de la Verga, la V de la Vagina y la V de la Vida”. ¿No podría ser también la V del Burro?
¡Lugo: ¿cómo no se te ocurrió antes este recurso?! Solucionabas la superpoblación de la cárcel de Tacumbú y de paso te lucías con unos mítines que te hubieran envidiado tus rivales.
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