El valor del individuo

El Periódico, Guatemala

Muchas felicitaciones a Erick Barrondo por su exitoso desempeño y el triunfo personal que tanto ha significado para Guatemala, reconocimiento que ampliamos a Ana Sofía Gómez, Juan Ignacio Maegli y Kevin Cordón, quienes con su decisión individual optaron por la disciplina, el esfuerzo y la tenacidad que hoy los ha llevado a alcanzar posiciones destacadas que enorgullecen a la nación.

Gracias por haber lanzado ese mensaje nacional e internacionalmente difundido sobre la riqueza humana de los guatemaltecos, tan poco reconocida, porque las oportunidades no abundan y los espacios son monopolizados por el circo y la especulación destructiva que tanto inspira al escepticismo. Adelante y lo mejor en las competencias todavía pendientes.

Pero hoy comparto con los lectores algunas reflexiones relativas al individualismo y la connotación que reduce el concepto a las interpretaciones peyorativas asociadas a la pobreza moral, el egocentrismo y el menosprecio y la indiferencia al entorno social.

Mi objetivo no es sentar cátedra ni hacer una lista de los pensadores connotados y tampoco es este el espacio para analizar el concepto desde los distintos enfoques: el ético, el político, el económico y el metodológico. Simplemente compartir con el lector algunos puntos resumidos conforme a mi leal saber y entender.

“Comienza con la premisa fundamental de que el individuo humano es de importancia primaria en la lucha por la liberación. Los derechos humanos y la libertad son la substancia de estas teorías. El liberalismo, el existencialismo y el anarquismo son ejemplos de movimientos que toman al individuo humano como unidad central de análisis”.

Metodológicamente, el individualismo se explica en los fenómenos sociales como resultado de la suma del pensamiento y las acciones de todos los individuos, y reconoce la autoridad estatal como resultado de la elección libre de los ciudadanos.

El individualismo no se corresponde con “hacer lo que más me conviene a expensas de todos los demás”, como popularmente se interpreta. Lejos de ello, el individualista rechaza toda pretensión de actuar como dueño de nadie y de la misma forma se niega a ser esclavo de nadie. Promueve las relaciones de cooperación voluntaria y el respeto a la ley.

Partiendo de las definiciones básicas, puede decirse que el individualismo se refiere a la particularidad o singularidad de cada individuo como unidad diferente, cuyos valores y criterios propios sustentan sus acciones y decisiones a lo largo de la existencia.

Objetivamente se sustenta en los derechos humanos fundamentales (individuales) y en la libertad de actuar responsablemente conforme a sus propios criterios, lo que lo separa de las masas y los grupos sociales dominantes. Sin duda alguien a quien se le dificulta adquirir compromisos que impliquen la participación obediente a los grupos de interés o las organizaciones basadas en dogmas fundamentalistas.

En la práctica, el individualista seguramente es alguien que rechaza la injerencia de terceros en los asuntos privados de cada individuo; que no se siente por encima de nadie pero tampoco debajo de nadie; alguien que refuta las decisiones de las mayorías cuando las piensa equivocadas y que protege su ámbito privado de injerencias ajenas; alguien que predica el respeto a la ley y la cumple aunque abogue por derogarla o reformarla, y alguien que demanda el respeto al derecho ajeno y exige un sistema de justicia cuyas decisiones reflejen la independencia, imparcialidad y consistencia debida con los principios esenciales del Derecho.