Las FARC empiezan ganando

Infolatam

Fue la gran apuesta de Juan Manuel Santos desde
el inicio de su mandato. Nada le haría más feliz que pasar a la Historia
como el que selló la paz con las guerrillas, un anhelo colectivo que le
ha sido esquivo a dos generaciones de este país. De paso, si eso le
ayuda a conseguir un Nobel de Paz, mejor que mejor. Ya que no podrá ser
Secretario General de la ONU, eso podría servirle de premio de
consolación.

Como en esta ocasión el tiempo sopla a su favor, puede que al final
le salga la jugada aunque necesitará un segundo mandato para rematarla y
que se cumplan algunas premisas.

A mi juicio solo hay dos razones para que la cúpula guerrillera
acepte sentarse a negociar la paz en estos momentos: el cáncer terminal
de Hugo Chávez –si es que es tan mortífero como pronosticaban- y la edad de Fidel Castro.
Sin ambos santuarios territoriales, la situación presente de los jefes
supremos y su futuro en libertad, incluso tras un proceso de paz, se
complicará.

De ahí que estén de acuerdo en conversar sobre lo divino y lo humano
con el telón de fondo de la paz. Y empiezan ganando la partida, en buena
parte porque saben de las prisas de su rival, un gran aficionado al
póker que esta vez no ha sabido disimular.

Según lo revelado el miércoles por RCN radio, el acuerdo que les
condujo a Oslo (Noruega) parece redactado por una sola mano y no
precisamente de nadie de Casa Nariño.

De los seis puntos, sólo uno habla de guerra y lo hace en términos
vagos. No hay compromiso alguno ni nada concreto que les obligue a
abandonar alguna práctica criminal como el secuestro, que era un clamor
nacional. Y si bien hay quienes creen que no es necesario puesto que
hace meses anunciaron que jamás volverían a llevarse a nadie por
razones económicas, las Farc han incumplido varias veces su palabra.

El primero de la lista y por el que comenzarán, se refiere a la
reforma agraria. El segundo, sobre la representación política y la
necesidad de reforzar el papel de la oposición. Con solo ese comienzo,
ya se colocan en posición de igualdad con el gobierno, y de alguna
manera legitiman su lucha armada. Pero aún consiguen un paso mayor
puesto que queda implícito en el documento que difundió RCN, que la
propia banda terrorista contará con un partido.

En realidad ya lo crearon este año, la Marcha Patriótica, movimiento
que financian e impulsan y que ha celebrado varias manifestaciones con
todas las bendiciones de las autoridades a quienes les han debido decir
desde el gobierno que miren para otro lado.

Por tanto, antes incluso de arrancar a hablar, a las Farc ya les
dieron mucho de lo que querían: estatus político, partido y la comunidad
internacional, que ha salido entusiasmada a aplaudir las negociaciones,
avalando su existencia, amén de un proceso de paz que les diferencia
del que sacó adelante Uribe con los paramilitares, y que requería dejar las armas de inmediato y pasar un tiempo tras las rejas.

Aunque a muchos colombianos les fastidie que al final las Farc
salgan del monte con las manos ensangrentadas para irse tranquilos a
sus casas y aunque el uribismo chille, lo cierto es que Santos
cuenta con demasiados aliados para acallar las voces discrepantes. Los
principales medios de comunicación colombianos, dispuestos a bajarle el
volumen a los atentados terroristas; la mayoría de los colombianos,
hartos de la guerra y siempre dispuestos a soñar; los organismos
internacionales y los países que cuentan, que secundarán la iniciativa
presidencial, y hasta la influyente Iglesia Católica.

La única esperanza para las víctimas y para quienes consideran que la
impunidad no es la vía para la reconciliación y la paz, sería la
justicia internacional, pero esa la suele mover la presión exterior y
las ONGs de izquierda, algo que con las Farc no ocurrirá.