Guerra de clases

El Expreso de Guayaquil

Si
hay que encontrar un parecido entre los Gobiernos actuales de Ecuador y Estados
Unidos, es el alentar la lucha de clases sociales, cada uno a su manera. Esa
forma de actuar no contribuye al bienestar nacional, crea divisiones en la
sociedad. Por usarla como estrategia para ganar votos, en Estados Unidos, los
partidos políticos demócratas y republicanos se encuentran totalmente polarizados,
siendo el pueblo el gran perdedor.

Durante
las últimas décadas no se ha visto una campaña presidencial como la que vive
ese país. Los republicanos critican a Obama por querer implementar un Estado
benefactor al estilo europeo, mientras que él considera a los primeros como
responsables del aumento de la desigualdad social, exagerados ingresos de los
grandes empresarios y no pagar suficientes impuestos. Lo irónico del fuego
cruzado es que detrás de Obama hay asesores con inmensas fortunas y
representantes de las corporaciones más grandes de Estados Unidos. Obama
gastaría más de mil millones de dólares en la campaña. Y Romney, un valor
similar.

En
la convención republicana para nominar a Mitt Romney como su candidato en la
próxima elección presidencial, Susana Martínez, gobernadora del estado de Nuevo
México, y Condoleezza Rice, exsecretaria de Estado, fueron dos de los
conferencistas. En sus discursos contaron que aun naciendo en hogares humildes,
lograron triunfar y hacer realidad el "sueño americano" que ofrece
oportunidades y alienta el emprendimiento. Según ellas, jamás hubieran salido
adelante con gobiernos al estilo europeo. La primera es hija de inmigrantes
mexicanos. La segunda nació en Alabama, el estado más segregacionista de la
Unión.

Hay
gente valiosa respaldando a ambos candidatos. El premio Nobel Paul Krugman
favorece a Obama; en su columna en el New York Times censura a los
republicanos. Thomas Sowell, brillante afroestadounidense, profesor
universitario, columnista de revistas, periódicos y escritor de libros sobre
temas culturales, económicos y sociales, respalda a Romney.

En
la convención de demócratas habrá duras críticas a los republicanos.