Venezuela: Entre civilización y barbarie
No
especulo al señalar el grave dilema que recoge el título de Sarmiento. Es ese y
no otro el que hemos de resolver los venezolanos.
El
asunto va más allá de considerar lo anecdótico, a saber, que el presidente
colombiano negocia la paz con las FARC luego de derrotarla su antecesor, Álvaro
Uribe, ya que éstas poseen un aliviadero vecino sin pagar costos. En él reciben
protección gubernamental, y en su guerra para la expansión internacional del
narco-negocio que hoy más le interesa al marxismo residual, las víctimas son
otras. Unos 161.383 venezolanos han muerto por homicidio desde 1999, cuando el
candidato a expresidente pacta un modus vivendi con los terroristas
ahora interesados en pacificarse. Me refiero, pues, a las alternativas de Venezuela
según los programas de sus aspirantes presidenciales.
El
inquilino del Palacio de Miraflores identifica el suyo como Propuesta del
Candidato de la Patria: Comandante Hugo Chávez, en tanto que el joven
Henrique Capriles, rotula el propio Comprometidos con el Progreso de Todos.
Uno centra el porvenir en su persona de soldado, en tanto que éste apuesta por
la obra de sus compatriotas, para que todos y de conjunto progresen como
individuos.
El
programa de aquél, en lo político, ofrece "fortalecer y defender los
poderes públicos del Estado", "potenciar las capacidades de los
organismos de seguridad para garantizar la estabilidad política", en suma,
"consolidar el control hegemónico de la orientación política, social,
económica y cultural de la nación". El de éste, con sobriedad republicana
y ajeno a los adjetivos del comunismo, promete un Estado descentralizado,
transparente, plural, respetuoso de la Constitución, los derechos humanos, las
atribuciones de los otros poderes, y sobre todo "promotor de la diversidad
política"; "despolitizar el acceso a la información pública" y
"eliminar las barreras gubernamentales ilegítimas a la participación
política y social" es un desiderátum.
En
lo económico, el primero vuelve por los fueros de su fallida reforma
constitucional, a cuyo efecto anuncia radicalizar el "socialismo", el
"fortalecimiento de la planificación centralizada", la estatización
de "los medios de producción", y propiciar "nuevas formas de
propiedad" social y "un nuevo modelo de gestión de las unidades
productivas" bajo formas de propiedad social directa e indirecta,
sosteniéndose "la hegemonía en la producción nacional de petróleo".
El programa de Capriles propone "el progreso de todos los
venezolanos" con acento "en quienes buscan empleo" y para ello
reclama "un ambiente de confianza entre el sector público y privado"
a fin de elevar el poder adquisitivo de todos y generarles empleos de calidad.
Propone, al efecto, usar el petróleo para apalancar la transformación y
diversificación productiva del país.
En
lo social y educativo, el Comandante señala como prioridad la "aceleración
de los sistemas comunales de agregación" y la forja de la
"contraloría social" como medio de disciplina -"aprender a
mandar obedeciendo". El pueblo ha de organizarse alrededor de
"consejos comunales, salas de batalla social, comunas socialistas",
pues de ello depende el provento alimentario, de salud y educación. Y anuncia
la "creación -mediante el esfuerzo cultural, educativo y deportivo- de una
conciencia generadora de transformaciones para la construcción del
socialismo".
Para el candidato "correcaminos" cabe "una educación que nos
ayude a ser mejores personas, nos prepare para tener un trabajo digno y
alcanzar nuestra independencia como personas"; que nos haga "libres,
productivos, responsables, y nos capacite para desarrollar el proyecto de vida
que queremos". Y la iniciativa social ha de adquirir la forma de redes
para la protección de derechos y no como cuadros sociales y geográficos
subsidiarios del Estado socialista, e "integra a todas las instancias para
la promoción de una cultura de la paz, el diálogo, y la atención inmediata para
la atención de derechos sociales cercanas a las comunidades: jueces de paz,
consejos de protección, casa de la mujer y defensorías".
Así
las cosas, la alternativa del pasado aspira convertir a Venezuela "en un
país potencia" capaz de contribuir con "el equilibrio del Universo y
la paz planetaria". El pueblo ha de prepararse para la "guerra
popular prolongada" y como infidente ha de procurar la búsqueda de
"información útil" para la defensa de la patria; en tanto que
Capriles ofrece "despartidizar nuestra Fuerza Armada y asumir como tarea
propia del Estado el ofrecer a los venezolanos un "contexto" de paz.
En
síntesis, el 7 de octubre decidiremos, por las generaciones futuras, entre 14
años de gendarmería más otros 6, y el progreso con libertad.
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