Autonomía y democracia en Bolivia
El Deber, Santa Cruz
Atendiendo
a una conferencia sobre el modelo federal alemán, escuché una explicación del
expositor muy valiosa sobre uno de los principales motivos por los cuales,
después de la Segunda Guerra Mundial, el pueblo alemán adoptó este sistema de
gobierno para distribuir el poder de tal forma que nunca más nadie pudiera concentrarlo
en una sola persona o en un solo partido, evitando así cualquier posibilidad de
retorno del totalitarismo que tanto hizo sufrir a su pueblo y al mundo.
Los
procesos de descentralización del Estado tienen muchos objetivos y beneficios,
especialmente en materia de gestión pública, donde se espera que las
autoridades electas directamente por el voto popular, en niveles más cercanos a
la gente, atiendan mejor sus necesidades, gracias a que las conocen porque las
viven y, al mismo tiempo, sean objeto de un mejor control social, porque la
ciudadanía puede observar y evaluar desde más cerca su trabajo, para premiarlo
o castigarlo en la próxima elección. En el mundo de hoy, incluso, no hace falta
esperar la próxima elección porque la opinión pública realiza una evaluación
constante de sus autoridades a través de los medios de comunicación y de las
redes sociales.
Sin
embargo, lo que nunca debemos olvidar es que la democracia es, en esencia, un
sistema que limita el poder de los gobernantes y lo distribuye en muchos
niveles y en diversas instituciones de la estructura estatal. De esta forma,
más allá del ejercicio del voto que efectúan los ciudadanos cada cierto periodo
de tiempo, la democracia garantiza que la natural propensión de los gobernantes
a concentrar el poder sea contenida por instituciones que protegen los derechos
de la gente, especialmente de aquella que piensa diferente.
Por
esto, la decisión de la Asamblea Legislativa Departamental de Santa Cruz de
rechazar la suspensión del gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas, en
consideración a que los tratados internacionales de derechos humanos y nuestra
propia Constitución establecen que una autoridad elegida solo puede ser
apartada de su cargo por el voto del pueblo o por sentencia condenatoria ejecutoriada,
marca un hito fundamental en la defensa de la democracia boliviana y en la
consolidación de las autonomías departamentales, como elemento fundamental de
la nueva Bolivia que debemos construir en el siglo XXI.
No
es casualidad que el Movimiento Al Socialismo haya introducido en la Ley Marco
de Autonomía una disposición por la que se puede suspender a autoridades
elegidas, como gobernadores, alcaldes, concejales municipales y asambleístas
departamentales, que ya le ha servido para intervenir las Gobernaciones de Beni
y de Tarija, y de muchos municipios opositores. Es porque un proyecto que
quiere consolidar un sistema donde un partido controla todo el poder estatal y
territorial, simplemente es incompatible con un sistema de autonomías que
distribuye y limita el poder central.
La
defensa y consolidación de las autonomías pasan inexorablemente por la defensa
de la democracia.
El
autor fue presidente del Senado de Bolivia
@OscarOrtizA
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