Neoliberalismo, chavismo y sentido común
El chavismo desarrolló una extravagante teoría económica: todas las
políticas económicas recomendadas por el sentido común, la sensatez y la
experiencia internacional son neoliberales, en consecuencia, dañinas
para el pueblo. En cambio, resultan beneficiosos todos los disparates
comunistas, que han demostrado a lo largo de la historia provocar
estragos en los países donde se han aplicado.
De acuerdo con el oficialismo, el programa económico del candidato de la
unidad es “neoliberal”, con lo cual demuestran que no tienen idea de lo
que tal calificativo significa. Según esta torpe visión, esas líneas
encarnan el demonio y trazan la ruta del retorno y la revancha de la
burguesía. La ignorancia y el dogmatismo, generalmente en yunta
indisoluble, se combinan en dosis equivalentes.
Lo que plantea el programa unitario es de lo más juicioso. Las
medidas las sugiere la propia constatación del desastre que se observa:
recuperar los equilibrios macroeconómicos, resguardar la autonomía del
Banco Central para impedir la emisión de dinero inorgánico, sanear las
finanzas públicas -empezando por las empresas del Estado-, rescatar
PDVSA, reestructurar -hasta donde sea posible- las empresas de Guayana,
instrumentar un audaz plan de empleo productivo, disminuir la inflación
apalancándose en el incremento de la competencia, la producción y la
productividad, desmontar progresivamente el amplio y rígido sistema de
controles diseñado por el régimen, aplicar políticas de inclusión social
universales con el fin de distribuir la riqueza producida, y no solo
los ingresos petroleros, invertir en la formación de capital
humano-especialmente educación, salud, ciencia y tecnología-, elaborar
presupuestos nacionales equilibrados con el objetivo de evitar el
déficit fiscal, establecer una alianza estrecha con el sector privado
nacional y foráneo, respetar los derechos de propiedad y establecer un
Estado de Derecho que evite la discrecionalidad y los sobresaltos de los
inversionistas, retornar a sus legítimos dueños los bienes expropiados
-luego de los trámites pertinentes-, multiplicar la inversión en
infraestructura.
Iniciativas obvias como estas –instrumentadas con enorme éxito en
numerosas naciones- son descalificadas y satanizadas como “neoliberales”
por la ignorancia y la sandez del chavismo. Una de las razones por las
cuales la mayoría de los países de América Latina no han sido
arrastrados por la crisis que estremece a Europa reside, precisamente,
en que aplicaron ese tipo de medidas desde hace más de dos décadas.
Construyeron una plataforma que permitió un crecimiento sano de la
economía, con inclusión y equidad social.
La propuesta chavista aparece en la contraportada: más estatización, más
ataques a la propiedad privada, más expropiaciones, confiscaciones y
despojo de los activos del país para trasladarlos a manos de la
burocracia indolente, inepta y corrupta que arruinó a la nación, mayores
controles de todo tipo, inflación más acelerada y más desempleo e
informalidad. Persistir con el clima hostil hacia los inversionistas
nacionales y extranjeros, y continuar envileciendo a PDVSA y al complejo
de Guayana.
La oferta del teniente coronel se resume en incrementar en escala
ampliada la teoría y la práctica del comunismo del siglo XXI:
intervencionismo, planificación central, lucha de clases, confrontación
entre el capital y el trabajo, discrecionalidad y abuso de los
funcionarios, leyes arbitrarias. Chávez promete perseverar en el error,
subrayar los factores que han impedido que Venezuela aproveche la
inmensa riqueza que el petróleo le proporcionó al país en los últimos
catorce años. Ofrece continuar por el derrotero que Cuba emprendió a
comienzo de los años 60, y que la condujo a la debacle.
El 7-0 se enfrentarán el sentido común del progresismo y la
irresponsabilidad dogmática del comunismo. Será la confrontación entre
una manera realista y pragmática de entender el funcionamiento de la
economía en el mundo globalizado e interdependiente actual, y una visión
anacrónica, perjudicial, anclada en el pensamiento de Marx, Lenin,
Stalin, Mao y Castro. Para comprender lo que esto significa, vasta
recordar lo ocurrido en la Rusia soviética, en la China anterior a las
reformas de Deng Xiao Ping, y lo que sucede en la isla antillana,
arruinada a pesar del subsidio que Chávez le proporciona.
De nuevo el chavismo demuestra que el sentido común en ellos es el menos
común de los sentidos. El 7-0, frente a la demencia, comunista, los
venezolanos optaremos por la cordura progresista. ¡Hay un camino!
- 23 de julio, 2015
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- 29 de febrero, 2016
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