¿Qué haríamos sin Cristina?
Lamentarnos. Esa sería la mejor respuesta
de quienes viven del generoso presupuesto oficial. De los pocos
oficialistas de paladar negro que en un principio la acompañan como
a su marido, y de la legión de recién llegados. De izquierda y
de derecha, porque aunque resulte desopilante el "movimiento nacional y
popular con inclusión social" ha incorporado también algunos pocos
conservadores de la provincia de la provincia de Buenos Aires que eso sí,
bien que se ocupan de ocultar su actual lugar de gestión. La diferencia con
los 90 es abismal. Allí se esforzaban por aparecer junto a Menem y su "liberalismo"
y dar fe de su nueva religión. Hoy se ocultan a más no poder.
Cristina, habla; Cristina viaja; Cristina se viste;
Cristina madre; Cristina hija; Cristina agresiva; Cristina víctima; Cristina
de luto; Cristina guerrillera; Cristina y la Cadena nacional; Cristina
millonaria; Cristina en la universidad; Cristina en Calafate; Cristina
furiosa; Cristina y la re-reelección; Cristina agresiva; Cristina ignorante;
Cristina y el FMI; Cristina enferma; Cristina abogada; Cristina y la
Constitución; Cristina pasional; Cristina eterna; Cristina sigue…
Es entendible el apasionamiento de los integrantes
de esa inmensa legión de gubernamentales que se benefician a manos
llenas con el modelo kirchnerista y defienden su permanencia en el tiempo. Y
aquí puede citarse a "empresarios" de la prensa, periodistas
militantes, "intelectuales", sindicalistas, piqueteros, jueces,
fiscales, empresarios y una interminable lista de ejemplares adeptos al
"Vamos por todo". Pero que los opositores hayan tomado el mismo camino
y estén las 24 horas del día hablando de lo que teje, desteje y vuelve a
tejer la Presidente, habla, sin lugar a dudas, de un gran amor al estilo de
"Porque te quiero te aporreo", y también de la ausencia de ideas
claras que se opongan a lo que se está viviendo.
Lo mismo puede decirse del incontable enjambre de
meileros anónimos cuyo único motivo de subsistencia es oponerse y
martirizarse ante cada paso de baile presidencial. Lo más destacable es que
ambos grupos piensan que con esa actitud contestaria pueden provocar algún
cambio para desprenderse de la marabunta que hoy gobierna Argentina. En
realidad aman a Cristina porque desearían ser como ella y tener tanto poder
como ella. De hecho, al no tener propuestas, son ELLA y lloran en cámaras
victimizándose o golpean cacerolas al por mayor con la peregrina idea que
cuando en Olivos, Balcarce 50 o Calafate la señora escuche sus rebatos se
dispondrá a atender sus reclamos. Como se han encargado de decir los
oficialistas: ¿Cuáles son sus propuestas? No las tienen. Hasta en el
otorgamiento del voto a los adolescentes de 16 están de acuerdo. Eso sí, con
cortapisa. Pero están de acuerdo y no se dan cuenta (o sí lo saben) que están
aprobando el voto de los que hoy tienen 12 ó 13 para el 2015 y de los que tienen
14 ó 15 para el 2013. Son, más papistas que el Papa.
Los electores argentinos tendrán que hacerse
cargo algún día de lo que y a quiénes votan, pero no deberían tardar
demasiado. Como expresé con anterioridad, las
protestas deben hacerse vía legislativa y si ahí no son atendidas
razonablemente, siempre habrá un lugar y un horario en el cual el elegido
pueda escuchar a sus mandantes. Está obligado a hacerlo. El
ministro del Interior se seinte horrorizado y no quiere ahora escraches.
Ahora ¿y antes? Un cacerolazo no es un escrache neocomunista con
lanzamiento de piedras, huevos, pintura y roturas de puertas y ventanas del
domicilio habitado por el escrachado. Sólo es ruido. Y debe tener una
sola consigna, un solo destinatario y un solo responsable organizativo. Ir
por todo, significa en este caso, ir por nada.
Tan preocupados están los burócratas gubernamentales
por futuras protestas que el gobierno ha salido a denunciar a varios
manifestantes que lo hicieron ante el domicilio del secretario de Comercio
por "amenazas, incitación a la violencia e intimidación contra un
funcionario público". ¡Qué raro!, porque no se observa en el espíritu de
los caceroleros, salvo casos aislados que habría que identificar rápidamente,
hechos como los denunciados. Y resulta extraño que el más machote de los
funcionarios, el mismo que salió a "defender" al gobierno en Plaza
de Mayo en la crisis del gobierno con el campo acompañado de karatecas, ahora
confía en los buenos modales de la Justicia. Para que el camino elegido conduzca
a alguna parte, es necesario que se dé a conocer nombres, domicilios y
ocupaciones de los imputados, porque de lo contrario podríamos estar ante una
nueva campaña de intimidación y desinformación. El tiempo lo dirá.
Y mientras el polinizado septiembre se aleja,
octubre viene onda con mucha jogging. Hay, prácticamente, muchas marchas,
contramarchas y manifestaciones anunciadas. Los agentes gubernamentales se
están haciendo un picnic con los reenviadores de correos. Un día una reunión
es anunciada a los dos de la tarde y al otro se la cambia para la semana
entrante a las tres de la mañana para volverla a dar vuelta en lugar y
horario a confirmar. Hay que tener cuidado con lo que se lee y cómo se lo
lee.
Después de tanto desgaste físico el 13 de septiembre
hay que reponerse. Pensar en el "divide y reinarás" y que sea una
cosa por vez. Con tanta hormona opositora a su disposición el gobierno está
intentando la Gran Che del 65: "Una concentración, dos concentraciones,
muchas concentraciones". Sucederá lo contrario. Todo se debilitará.
¿Recuerdan a Blumberg?
- 23 de julio, 2015
- 28 de diciembre, 2009
- 15 de abril, 2019
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