Venezuela: Ese raro votante no polarizado tiene la llave del triunfo
Aunque parezca de Perogrullo, Venezuela es, cotidianamente, un país
polarizado. En tiempo de elecciones, esa división a cuchillo se potencia
hacia el filo del abismo. No hay lugar para el limbo: se está con Chávez o se está enfrente; si se está con Capriles, es porque se rechaza a Chávez.
Sin embargo, existe una franja huérfana, sin representación política ni partido propio: la del no-extremo, la de los moderados.
Abarca desde los indecisos que en primer momento no contestan en las
encuestas, hasta el ancho segmento de los que se abstienen de ir a
votar. Así, los moderados son la tajada electoral que más hambre genera
en los candidatos. El trofeo más preciado. ¿Cuántos son los
no-fanatizados? ¿Dónde están los moderados?
Si nos regimos por los resultados de las tres presidenciales anteriores, el voto Chávez siempre superó la mitad más uno de los que concurrieron a votar. En 1998 ganó con el 56,2%, en 2000 con el 59,1% y en 2006 arrasó con el 62,8%. Enfrente, Henrique Salas logró un 39,9% en 1998, Francisco Arias Cárdenas un 37,5% en 2000 y Manuel Rosales un 36,9% en 2006.
No obstante, en esas tres elecciones, callada y sin boleta electoral, hubo
una «tercera posición» que eligió no votar: así la abstención en 1998
fue del 36,5%, trepó al 43,69% en 2000, para bajar al 25,3% en 2006.
¿Cuántos de los «sinvoto» fueron «moderados» que no se llegaron a
cooptar por parte del oficialismo o la oposición? ¿Hay manera de
identificarlos?
Para Germán Campos, profesor en la
Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Central de Venezuela
(UCV) y director de Consultores 30.11 (se define un seguidor del
chavismo, aunque no es un militante; su encuesta de fines de septiembre
dio un 57,5% para Chávez y un 42,5% para Capriles), los «moderados»
representan el 22% del electorado. «Los llamo los chavistas y
antichavistas light: electoralmente, y sobre todo en las presidenciales,
se comportan de manera distinta a los dos extremos», explica a Ámbito Financiero
desde Caracas. «Son, por naturaleza, críticos, están bien informados,
son politizados, pero no militantes», agrega. Son, políticamente, huesos
duros de roer.
¿Pueden decidir una elección? No ésta, es la
respuesta de Campos. «El 43,8% de los encuestados se considera chavista,
un 29% antichavista y un 22% se describe como moderado en nuestra
última encuesta», dice. Según Campos, en esta elección se repetiría lo
de la presidencial de 2006, «cuando el 70% de los moderados -también
eran alrededor del 22%- optó por Chávez». Eso se explicaría (y
corroboraría), dice Campos, si se lo confronta con la fidelización del
voto. «El 52% dice que nunca votaría por Capriles mientras que el 31%
manifiesta que jamás lo haría por Chávez», revela Campos a este diario.
En cambio, para Luis Christiansen,
de Consultores 21 (su última medición de intención de voto da ganador a
Capriles con un 46,5% y un 45,7% para Chávez), se estaría dando un
cambio de tendencia en el «voto duro» por Chávez. De acuerdo con este
encuestador, el 99% de los que decían iban a votar por la reelección del
bolivariano, en agosto se definían como «duramente atados a Chávez».
«Hoy, a fines de septiembre, están en un 92%», dijo, sin descartar que
ese fanatismo podría seguir mermando cuando resta menos de una semana
para la elección.
De los 1.500 entrevistados por Consultores 21
en septiembre, el 41,3% manifestó que si tuviera que optar por un
partido político que lo representara, elegiría al PSUV (Socialismo
Unido, el partido chavista) mientras que el 38,6% lo haría por alguno de
los que conforman la opositora Mesa de Unidad: un 17% por Primero
Justicia (el partido de Capriles); un 11% por Un Nuevo Tiempo
(centroizquierda, sus líderes son Manuel Rosales y Pablo Pérez) y un 5% por Acción Democrática, el partido del expresidente Carlos Andrés Pérez, entre los porcentajes más relevantes.
Es
decir, para Consultores 21, un 20% no se autoinscribe ni en las
categorías del chavismo ni en la de la oposición de la Mesa de Unidad.
La encuestadora, a su vez, buscó identificar mejor ese voto moderado
mediante una simulación del acto electoral, en la que los encuestados
eligieron al candidato en una papeleta igual a la que se utilizará este
domingo. En la simulación, Capriles ganó con un 48,9% y Chávez sacó un 45,7%. El desglose -consultado por Ámbito Financiero–
revela que en la clase popular (un 78% de la población de Venezuela
pertenece a las clases D y E), el voto por el oficialismo es 5 puntos
más alto: un 50,1% votó por Chávez en esa simulación y un 44,2% lo hizo
por Capriles. A su vez, en la clase media alta, el 59,7% optó por
Capriles y sólo el 35,4% dio su voto a Chávez.
Otra consultora,
Varianzas (su última medición da un 49,7% para Chávez, un 47,7% para
Capriles), revela que el 43% del electorado nunca votaría por el
candidato opositor, mientras que el 42% nunca lo haría por Chávez. Eso deja una franja de un 15% de «ninis», como viene calificando la prensa venezolana a este segmento intermedio.
Por
eso, en esta guerra de números e interpretación de encuestas, en la que
uno y otro lado defienden el voto de manera talibán, será la franja de los moderados, que fluctúa entre el 22 y el 15%, la que aporte la gran diferencia.
Que se llama triunfo de Capriles para las encuestadoras que, como
Consultores 21 o Varianzas, están hoy marcando un empate técnico o una
ventaja de la oposición, y que se llama «Chávez una vez más» para las
firmas que, como Consultores 30.11, apuestan a la chavización de los
moderados. Que, en definitiva, es otro matiz en la polarización continua
de Venezuela.
- 28 de marzo, 2016
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