La clase media, uno de los tantos beneficios del capitalismo

El Expreso de Guayaquil

Es uno de los numerosos beneficios del
sistema capitalista. Durante miles de años no existió; fue la revolución
financiera del siglo XVII en Ámsterdam y la industrial en Inglaterra
desde fines del siglo XVIII, que al aumentar sostenidamente sus
economías a tasas de crecimiento jamás antes logradas, hicieron surgir
un sector de la sociedad con capacidad de consumo.

Las revoluciones
industriales en Alemania y Estados Unidos, desde la segunda mitad del
siglo XIX, tuvieron similar efecto. Con el incremento del ingreso, las
personas demandaron más bienes para satisfacer las crecientes
necesidades de quienes recibían renta. Fueron satisfechas con inventos
salidos de la innovación, proliferando los bienes de consumo
anteriormente no existentes. El fenómeno del consumo llamó la atención a
los economistas. Uno de ellos, el estadounidense Thorstein Veblen, en
su obra La Teoría de la Clase Ociosa, publicada en 1898, criticó el
consumo al considerarlo desperdicio de recursos, lo definió como consumo
conspicuo.

La clase media mundial ha seguido aumentando y con
ella, el incremento del consumo y de la demanda de productos primarios
para la producción de bienes y servicios requeridos por ella. Esto es lo
que sucede en los países BRIC. Como ejemplo China, de ser inmensamente
pobre, se ha convertido en el mayor productor mundial de automóviles y
usuario de otros bienes de consumo.

Históricamente, en cada auge
económico de Ecuador, aumenta la clase media, habiendo sido el sector
privado, el motor de creación de riqueza. Con el actual Gobierno, por
los enormes recursos económicos que maneja, colosal sector público y
descomunal corrupción, hay una nueva clase media y nuevos ricos.

Una
parte corresponde a la burocracia y otra a la que sale de los sectores
privados beneficiados por la inversión pública. Se lo aprecia en sus
carros, casas, ropa y viajes al exterior. La nueva clase media
proveniente de los cargos públicos es diferente a la tradicional. Maneja
un lenguaje político-ideológico, no practica lo que predica, tiene
limitada visión del mundo y una parte de ella sufre de complejos.