Desarrollo y ayuda del Estado en Santa Cruz, Bolivia
Cuando
surge el tema del desarrollo de Santa Cruz uno escucha a menudo que el
departamento fue olvidado y sin embargo prosperó “a pesar del poco apoyo del
Estado”. La idea implica que si el departamento hubiese tenido tal apoyo hubiera
crecido aun más.
Para objetar esta idea, primero uno
tiene que entender que los recursos del Estado provienen de los impuestos que
pagan los ciudadanos. Por lo tanto, para que el Estado “invierta” en los
ciudadanos, debe previamente haberle quitado esos recursos a los mismos
ciudadanos.
Entonces, para que la inversión estatal sea beneficiosa, debe ser
mejor administrada de lo que sería en manos privadas, lo cual es infrecuente.
En general cada persona administra mejor su dinero que el dinero ajeno y pone
más ahínco al realizar un trabajo cuando obtiene un beneficio del mismo, que
cuando no lo hace.
Veamos por ejemplo las cooperativas de servicios básicos de
la ciudad de Santa Cruz que fueron creadas por el esfuerzo privado de los
propios ciudadanos, sin ayuda estatal. El éxito de las mismas beneficiaba a sus
dueños, por lo tanto sus dueños (los habitantes) tenían un gran interés en
hacer que funcionen. Estas cooperativas, fruto del esfuerzo privado y el
interés propio de los habitantes de Santa Cruz de la Sierra hoy son un
paradigma de eficiencia y buen servicio, incluso a nivel de Sudamérica.
Podemos
tener certeza que otro fuera su destino si el Estado las hubiera creado y
administrado. En cambio ahora que el servicio de gas domiciliario es manejado por
la empresa estatal YPFB, el servicio es peor que cuando estaba en manos
privadas. Es más burocrático, más lento, con decenas de casas y edificios que
no tienen gas domiciliario por culpa de las trabas e ineptitudes en YPFB. Hoy
los desabastecimientos y las colas son más frecuentes para obtener una garrafa
o cargar combustible. Y a pesar de que el gobierno se enorgullece de que YPFB
es de todos los bolivianos, el resultado es un peor servicio que perjudica a
todos.
Y es que, a diferencia del esfuerzo
privado que cuando da frutos, beneficia a quienes hicieron el emprendimiento,
la inversión estatal está en manos de burócratas que ganan un sueldo y cuya
recompensa a menudo se mide más por lealtades políticas que por buenas
gestiones gerenciales. Además existe el aditamento de que en una país
centralista, quienes manejan las instituciones del Estado son en su mayoría
paceños traídos de la sedes de gobierno y que por lo tanto poco o nada se
perjudican si no funcionan las cosas en Santa Cruz o cualquier otra región
periférica.
Hoy el Estado no tiene a Santa Cruz
en el olvido, sino al contrario, lo tiene muy presente. Quienes manejan el
poder quieren tener a los productores y exportadores cruceños a la merced de
burócratas otorgando permisos, quieren (no han podido aun) que las cooperativas
sean manejadas por el Estado, etc. En vista de la evidencia, habría que
celebrar en vez de lamentar el olvido del Estado.
- 23 de julio, 2015
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