Hay un camino
El Deber, Santa Cruz
Las elecciones para la Presidencia de Venezuela concitaron una
enorme atención internacional, por la importancia de sus resultados para la
realidad latinoamericana y por el hecho de que por primera vez parecía estar en
riesgo la relección de Chávez. No obstante, la victoria del presidente
bolivariano y su rápido reconocimiento por la oposición, lo logrado por
Capriles muestra que su eslogan de campaña es correcto: ‘Hay un camino’ para
construir una alternativa que dé equilibrio democrático a Venezuela y que
permita a los demócratas de ese país llegar al Gobierno nacional por medio de
una transición institucional y pacífica.
No es un camino fácil ni estará libre de tensiones, obstáculos y
diferencias, que pondrán a prueba la unidad lograda por la oposición
democrática venezolana. A pesar de las expectativas que se habían generado
sobre una posible victoria de Capriles, la experiencia ha demostrado, por los
resultados alcanzados, que este es el mejor camino y que la prioridad en los próximos
meses y años debería ser mantener el rumbo hasta lograr la alternancia
democrática que tanto bien le haría a Venezuela y a muchas naciones
latinoamericanas que han quedado presas de autoritarismos democráticamente
electos.
Entre las bases fundamentales del gran crecimiento de la
oposición, que la sitúa a tan solo cinco puntos de la mitad más uno del
electorado venezolano, hay que destacar la calidad de la unidad en sí misma.
Después de varios fracasos, se llegó al convencimiento de que simplemente unirse
en contra de alguien, por más abusivo que sea, no es suficiente. La Unidad
Democrática se unió alrededor de una visión común de país, de un proyecto común
de futuro. Primero se logró el consenso sobre los principios y valores en los
que estaban de acuerdo y después se buscaron los candidatos.
Otro elemento esencial es la aceptación de la realidad, dejando
a un lado la sola denuncia sobre los atropellos del régimen chavista a la
democracia y su concentración autoritaria del poder, por la decisión de competir
con las reglas existentes, a sabiendas de que son injustas, parcializadas y
desequilibradas. La unidad democrática venezolana ha decidido enfrentar estas
condiciones hasta obtener una mayoría clara que vuelva inevitable la
alternancia en el poder.
La renovación en el liderazgo político también ha sido crucial.
Las primarias no solo se han convertido en un mecanismo para resolver las
diferencias sobre quiénes deberían ser candidatos, sino que han proyectado una
nueva generación de candidatos a todos los cargos electivos: municipios,
gobernaciones, Asamblea Legislativa y la misma Presidencia.
En su discurso de aceptación de la derrota, Capriles demostró
por qué fue el candidato y por qué debe seguir liderando a la oposición. Su
apuesta a la actitud proactiva y propositiva, su negativa a responder las
provocaciones del chavismo, su compromiso con la democracia y la alternancia
pacífica, su posición equilibrada sobre las ayudas sociales, y su negación a
que la venganza sea el motivo para llegar al poder, lo convierten en una opción
clara para el futuro del pueblo venezolano, incluso para aquellos que el 7/10
prefirieron apostar a la relección de Chávez.
El autor
fue presidente del Senado de Bolivia.
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