Venezuela, Argentina: un solo corazón
El Imparcial, Madrid
Si
su salud se lo permite, al término de su próximo mandato Chávez habrá gobernado
Venezuela por espacio de veinte años continuos. Sólo una democracia que se
defina y se ejerza en abierta tensión con el constitucionalismo puede tolerar
semejante grado de personalización del poder y de desprecio por la práctica de
la alternancia.
Chávez
se jacta del origen democrático de sus sucesivos mandatos. Las imágenes del
domingo pasado, que mostraron a miles de personas esperando largas horas de pie
para poder votar en una jornada que tuvo al mundo en vilo por las expectativas
que se habían creado en torno al candidato opositor, dan testimonio de ello.
Sin embargo, desde una concepción de la democracia que no desestime la calidad
institucional y el reparto más equilibrado del poder (inclusive en contextos de
arraigada tradición presidencialista), se podría afirmar, citando a Enrique
Krauze, que Chávez “usó la democracia para acabar con la democracia”.
¿Cuál
de las dos lecturas prevalece en Argentina? Las palabras que Cristina Kirchner
envió desde su cuenta de Twitter no dejan lugar a dudas: “Tu victoria también
es la nuestra. La de América del Sur y el Caribe. ¡Fuerza Hugo!”
Esas son las
compañías que preferimos, quizá por sentirnos cada día más cercanos. Los altos
índices de inseguridad (aun cuando en Argentina estemos lejos todavía de los
14.000 asesinatos al año), una inflación del 25 % anual (en Venezuela ronda el
27 %), la corrupción enraizada en el gobierno, la ausencia de un poder judicial
verdaderamente independiente, la estatización creciente de la economía, el llamado
“cepo” cambiario, la inacción de los organismos de control, la desinversión en
infraestructura, el ocultamiento de la realidad bajo la máscara del relato y la
propaganda oficiales, la partición de la sociedad por odios deliberadamente
exhumados …
He ahí, entre otras, algunas pruebas de la semejanza creciente
entre dos países con sociedades distintas, con sistemas productivos también
diferentes pero que, con todo, se asemejan por un mismo estilo de gobierno y de
gestión patrimonialista de lo público que ni el denodado esfuerzo de Henrique
Capriles pudo frenar en Venezuela. ¿Podrá lograrlo en la Argentina una
oposición incomprensiblemente atomizada?
- 17 de enero, 2025
- 24 de septiembre, 2015
- 10 de junio, 2015
Artículo de blog relacionados
BBC Mundo En octubre de 2011, la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner,...
14 de septiembre, 2012Por Andrés Oppenheimer El Nuevo Herald BUENOS AIRES, Argentina – Cuando llegué a...
22 de septiembre, 2008El Expreso de Guayaquil En cada crisis nacional o mundial los amantes del...
21 de agosto, 2011Perspectivas Políticas Inútil es pretender un análisis netamente político cuando lo que está...
8 de abril, 2012