Se consolidan las «familias reales»
Con
las últimas elecciones, los Chávez de Venezuela han conseguido consolidarse aún
más, al estilo de lo que ocurre en la ultraconservadora Corea del Norte y con
los octogenarios Castro de Cuba. Y, quizás, suceda lo mismo con los Kirchner de
Argentina ya que los resultados de las elecciones pueden ser, en cierto modo,
anticipados.
Años
atrás, el gobierno de EEUU me invitó a presenciar la campaña electoral que
culminó con la elección del presidente Bush, y así tuve oportunidad de discutir
con los responsables y con los mejores encuestadores y publicistas. La primera
gran sorpresa fue el altísimo nivel de profesionalismo y cientificismo y luego,
definitivamente, se me cayó la ilusión de que la gente "vota con la
cabeza", analizando a cada candidato. De hecho, la relección de Chávez es
incomprensible considerando la destrucción que ha provocado: aun dando por
ciertas las cifras oficiales, mientras que el petróleo aumentó 1.000%, la
pobreza solo se redujo 60%.
Como ejemplo de profesionalismo, una agencia relató que, para realizar los
cortos publicitarios, reunían a un centenar de personas del grupo al que
querían influenciar, proyectándoles distintos cortos y proveyéndoles de un
aparato que podían manipular según el mayor o menor grado de aceptación de lo
que veían. Con lo que tenía mayor aprobación, confeccionaban la propaganda. Es
interminable el material que los publicistas, expertos en marketing, sociólogos
y sicólogos han producido, de manera que me limitaré a unos pocos puntos clave.
Steven
Rosenstone, científico político de la Universidad de Michigan, destaca la
actitud altamente conservadora de las personas al punto de que, según sus
estadísticas, en el 97% de los casos gana la elección quien se presenta para la
relección. Por otro lado, los mejores especialistas coinciden en que existe una
relación entre la cantidad de votos y la cantidad de propaganda. Así, Lee
Atwater, jefe de campaña de Bush, decidió adoptar una actitud agresiva ya que
"da que hablar" y lo que importa es que se hable, aunque no sea bien.
Michael
Deaver, responsable del manejo de prensa de Bush, aseguraba que la TV
"elige a los presidentes", en tanto que Van Gordon Sauter, entonces
jefe de la división noticias de CBS, afirmaba que la TV "fija la
agenda", es decir, que si los noticieros fijan la atención sobre un tema
en particular, luego los espectadores dirán que ese tema es el más importante.
Robert Abelson de la Universidad de Yale, Donald Kinder de Michigan, y Susan
Fiske de Massachussets, coinciden en que el principal factor que decide el voto
es el sentimiento, lo que resulta coherente ya que la publicidad masiva influye
casi exclusivamente sobre los sentimientos y, como ni las ideas ni los partidos
los tienen, la gente vota más por personas cuanto más carismáticas mejor.
Así,
si la presidenta argentina consigue reformar la Constitución y se presenta a
una segunda reelección, y mientras use el cargo para hacer propaganda y la
cadena nacional de TV, las posibilidades de que gane son muy altas. Qué pena
que, a diferencia de los Borbón de España o los Windsor de Inglaterra que son
aceitadas monarquías constitucionales prácticamente sin "poder"
coactivo, las "familias reales" latinoamericanas sí utilizan el
monopolio de la violencia estatal para imponerle sus "leyes" (y
privilegios) a sus súbditos.
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute, de Oakland, California.
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