¿Cuba, puertas abiertas? Del colectivismo a la segmentación
Separemos la paja del grano en la reforma migratoria anunciada por el gobierno de Raúl Castro, y condensemos el mensaje:
Compañero
ciudadano, usted pórtese bien; continúe poniendo su granito de arena en
los ajustes que hacemos al modelo. Sólo guarde silencio, ocúpese de
llenar los requisitos establecidos y podrá salir del país sin mi
permiso. Acepte que después de medio siglo usted está listo para
enrolarse en mi renovado formato de proyecto social.
Visualicemos
por un instante el anuncio en términos matemáticos. Fidel Castro edificó
su poder a partir de la consolidación de una fórmula basada en
cocientes políticos derivados del control absoluto de una nación entera.
Castro logró condensar un numerador social de millones de seres
humanos, cuyos destinos individuales eran divididos diariamente por un
único denominador común: todos comían de su canasta básica; todos pedían
su permiso para viajar; todos se vigilaban los unos a los otros y entre
todos, a merced del CDR. Todos, es decir, la masa, vivían y dependían
de él.
El esquema de controlar igualitariamente a los miembros de
la sociedad a través de deberes, obligaciones y unos mínimos derechos
colectivos, siempre vulnerables, fue funcional mientras los cocientes
políticos arrojaron resultados productivos a sus fines. Incluso cuando
estuvo en riesgo la gobernabilidad del sistema en épocas de externas
turbulencias políticas vinculantes, como la caída del bloque pro
soviético en Europa del Este.
Con el tiempo, la gobernabilidad se
convirtió en un asunto de vida o muerte, sobre todo tras el retiro
oficial de Castro el mayor, a causa de enfermedades. Su hermano, el
heredero, se propuso entonces ajustar las tuercas del modelo, a fin de
preservar el changarro.
De todas las demandas populares que
enfrentaba el general, quizás la reforma migratoria era la exigencia más
esperada por la sociedad, junto con los reclamos por la comida, el
acceso a los hoteles, la posesión de bienes, como el auto, la vivienda,
el teléfono celular, etc. Los ajustes al modelo no podían seguir su
curso, sin una modificación real de esta asignatura.
En el fondo y
desde la perspectiva de las pretensiones gubernamentales, la nueva
medida se integra al intento de transformar un modelo colectivista
fracasado en uno donde el empresario más exitoso y encumbrado de la
sociedad sea reconocido hasta en los documentos oficiales por el
singular y nobiliario título de disciplinado compañero Cuentapropista.
Estamos
a las puertas, pues, del reemplazo de la fórmula castrista tradicional
para controlar a las masas, por el uso de la ecuación de serie numérica
de línea recta, que, según los cálculos oficiales, permitirá segmentar a
núcleos sociales de interés público.
Es decir, al menos en esta
materia, la antigua política de “para todos” será sustituida por la de
“para partes”. El todo por la parte, concebido para aislar a personas en
categorías de “vitales, imprescindibles y necesarias”, cuya lamentable
partida al exterior se traduciría en el colapso del desarrollo nacional.
Bajo
este nuevo principio de discriminación selectiva, el tranquilo Pepe
Tuercas podría salir o entrar al país, únicamente con su pasaporte. Pero
no así los vitales médicos, deportistas y científicos. Ni el guardia de
seguridad de la posta sesenta y cuatro de Punto Cero. Ni enemigos
incómodos, como Yoani Sánchez, las Damas de Blanco o Guillermo Fariñas.
En
cuanto al plano financiero, se ha especulado que el gobierno estaría en
apariencia perdiendo ingresos a corto plazo, por disminuciones en
cobros de pasaportes, trámites de viajes, etc. Pero a la larga, la
apuesta es aumentar el volumen de los potenciales viajeros. ¿Cuál será,
sin embargo, la actitud de los países de destino, en cuanto a visados y
política migratoria, comenzando por Estados Unidos y los vecinos de la
isla?
Al interior, veremos medidas colaterales, dirigidas todas al
rediseño de aspectos clave del esquema de control gubernamental. El
rediseño comprende, por ejemplo, el engorroso y conflictivo tema de las
extensiones del concepto de propiedad.
A cierto plazo, la nueva
vuelta de ajuste al modelo podría traer el surgimiento paulatino de
clases sociales reales en Cuba, cuyos ciudadanos se comportan por ahora
como los números primos en una sucesión numérica. Está demostrado que
cuando se determina el último número primo es imposible saber a ciencia
cierta cuál sigue.
- 23 de enero, 2009
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