Miedo a compararse de la educación en Uruguay
El País, Montevideo
Los
últimos días trajeron buenas y malas noticias para nuestra enseñanza. Todas
ellas estuvieron ligadas a una de las funciones esenciales de todo sistema
educativo: la evaluación de los logros que vamos obteniendo, lo que básicamente
se averigua midiendo aprendizajes.
La
buena noticia es la designación de Pedro Ravela, un técnico de sólida y
reconocida trayectoria, como director del Instituto de Nacional Evaluación
Educativa (Ineed). Su presencia como principal responsable técnico de la
institución es una señal positiva y esperanzadora. Pero la mala noticia se
produjo justo en el momento en que Ravela asumía su cargo. El dirigente
sindical José Olivera dijo entonces que el Ineed servirá "para la
construcción de indicadores propios que nos permitan evaluarnos a nosotros
mismos y no estar comparándonos con otros". A continuación agregó:
"En Uruguay esto recién se instala y tenemos oportunidad de discutir qué
tipo de evaluación queremos". El presidente del Codicen, profesor Wilson
Netto, pareció apuntar en la misma dirección cuando dijo que el Ineed deberá
producir "indicadores de resultados y procesos para encontrar con qué
compararnos a nosotros mismos frente a la región y el mundo".
Lo
primero que hay que aclarar es que no es cierto que el Uruguay recién empiece a
hacer esfuerzos en materia de evaluación. Esos esfuerzos empezaron a principios
de los años noventa, cuando el Codicen, presidido entonces por el Dr. Juan
Gabito, encargó a Cepal una primera medición sistemática. Los gruesos informes
publicados entre 1990 y 1994 marcaron un punto de inflexión e hicieron sonar
varias alarmas. En los años siguientes se instalaron varios programas, en
general con financiamiento internacional, que produjeron una información
abundante y seria. Pero las últimas dos administraciones se dedicaron a
desmontarlos. De modo que si hoy no tenemos sistemas de evaluación funcionando,
no es porque nunca hayan existido sino porque los gobiernos frenteamplistas los
debilitó.
Pero
este detalle histórico no es lo más grave. Lo realmente serio es que tanto
Olivera como Netto parecen concebir al Ineed como una alternativa a las pruebas
internacionales al estilo de PISA. La idea de ambos parece ser: "Está bien
evaluar pero no compararnos". Y esa idea es simplemente absurda, porque
medir o evaluar no es otra cosa que comparar. Lo único que podemos decidir es
con qué o con quién vamos a hacerlo.
La
idea de los sindicatos (y, aparentemente del nuevo presidente del Codicen) es
que no tenemos que compararnos con el mundo, sino solamente con nosotros mismos
(lo que técnicamente se llama "evaluar procesos") o con nuestros
vecinos. Pero estas dos alternativas son malas. Evaluar procesos puede ser útil
como insumo para la tarea pedagógica, pero nos deja en la ignorancia respecto
de la calidad del resultado. Alguien puede avanzar mucho respecto de su propio
punto de partida, pero puede seguir muy por debajo de lo necesario. Respecto de
la región, ya sabemos que la situación general es mala. También sabemos que a
algunos de nuestros vecinos les atraen las fantasías como el Indec. ¿Tiene
sentido apostar a compararnos con ellos?
Las
nuevas generaciones de uruguayos van a vivir en un mundo exigente y
globalizado. Si damos la espalda al mundo a la hora de medir lo que aprenden,
correremos el riesgo de condenarlos a vivir vidas sin oportunidades.
- 14 de octubre, 2024
- 14 de octubre, 2024
- 15 de octubre, 2024
- 13 de octubre, 2024
Artículo de blog relacionados
El 18 de septiembre es el 261 día del año del calendario gregoriano. Quedan 104 días...
18 de septiembre, 2009- 12 de mayo, 2016
La Tercera Inesperadamente y gracias a una columna de opinión, irrumpió en el...
17 de abril, 2011Prensa Libre Hay una pequeña región de Francia en Limousin, llamada Ayau. Como...
6 de agosto, 2010