El Salvador: Presupuesto, otra oportunidad perdida
El presupuesto 2013 fue aprobado como un trámite. Sin análisis.
Fue, seguramente, la principal negligencia cometida en contra de la
sociedad la semana pasada. Fue la falla de fondo, sobre la cual nadie
puede alegar inocencia: la costumbre de no analizar seriamente los
presupuestos es antigua.
Hubo también fallas en las formas: la
sospecha de que ciertos votos por conciencia no fueron necesariamente
por conciencia excede lo estrictamente económico. Y pone en tela de
juicio al propio concepto de representación democrática.
Ese
asunto es complejo, pues la solución de exigir que los diputados
prometan ciega obediencia a las cúpulas partidarias tampoco conduce a la
salud republicana.
En todo caso, lo que se les debe reprochar a
los diputados que aprobaron el presupuesto (y no sólo a los cuatro
díscolos del partido que dice ser de derecha), es que lo hayan hecho sin
tener claridad sobre la forma en que se financiarán los gastos. Porque
no la tienen.
Pero también a quienes no lo aprobaron se les debe
reprochar que perdieron la oportunidad de exponer una propuesta
alternativa. Y además, que prácticamente todos (80 de los 84 diputados)
habían aprobado un inoportuno incremento del presupuesto de la Asamblea.
Alguien
podrá alegar que los escasos US$ 217.7 millones previstos como
"desembolsos de préstamos" (nueva deuda), serán en la práctica
reforzados con la porción de los US$ 800 millones que no se destine a la
posible (pero muy improbable) cancelación adelantada de los Eurobonos
2023, el próximo mes de enero.
Sin embargo, una discusión
presupuestaria seria debiera haber analizado las medidas fiscales que
prevé impulsar el Ministerio de Hacienda para equilibrar el presupuesto:
aumentar los ingresos y reducir los gastos de manera de reducir la
brecha de financiamiento en US$280.5 millones. Porque la disponibilidad
del remanente de los Eurobonos es algo aún etéreo, que de todos modos
implicaría incrementar la deuda.
¿Por qué se aprueba un
presupuesto cuando el propio Ministerio de Hacienda, con números muy
claros, les está diciendo que hay una brecha que cerrar? Ajustando a la
baja, por ejemplo, en US$15 millones el presupuesto de la Corte Suprema,
pues el porcentaje constitucional debería calcularse sobre los ingresos
netos.
Dicha propuesta está, incluso, cuantificada. Considera un
aumento de ingresos de US$108.5 millones, que tendría el siguiente
origen: US$64 millones de un impuesto las transacciones financieras
(0.25% de impuesto al cheque); US$37.5 millones por un impuesto a
propiedades no productivas, y US$7 millones por eliminar la exención al
impuesto sobre la renta en la ley de imprenta.
Y plantea una
disminución de gastos de US$172 millones, cuyos principales componentes
son la focalización de subsidios y la reducción del 10% en bienes y
servicios. Pero todo eso tiene que ser aprobado por la Asamblea…,
algunos de cuyos integrantes no conocían la propuesta de Hacienda.
Finalmente,
el legislador debiera analizar los impuestos existentes en otros
países. Chile, país frecuentemente tomado como referente latinoamericano
en asuntos económicos, tiene un impuesto sobre la renta relativamente
bajo: 20%. Y un IVA relativamente alto: 19%.
Y no es cierto que
Chile sólo viva de regalías del cobre: de los US$41,628 millones
recaudados en 2011 (11 veces más que El Salvador…), el 43% provino de
renta y el 45% de IVA.
En línea con lo anterior, existe la idea
maniquea que a los impuestos directos (renta) sólo los "pagan" los
productores (¿todos ricos?…). Y que a los indirectos (IVA) sólo los
"pagan" los consumidores (¿todos pobres?…). Demasiado estereotipo.
Las
cosas son más complejas, y la traslación fiscal, frecuentemente, hace
que muchos impuestos directos terminen siendo pagados por el consumidor.
Sobre todo cuando hay mercados claves con poca competencia, como en El
Salvador.
Asimismo, un eventual efecto regresivo de ciertos
impuestos indirectos podría más que compensarse subsidiando puntualmente
ciertas demandas de los pobres.
La comparación con otros países ayudaría a desterrar ciertos mitos. Esa oportunidad tampoco debería perderse.
Hasta la próxima.
El autor es Ingeniero, Máster en Economía (ESEADE, Buenos Aires) y columnista de El Diario de Hoy.
- 28 de diciembre, 2009
- 25 de noviembre, 2013
- 16 de junio, 2012
- 8 de junio, 2012
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