El Empirismo de la Escuela Austriaca de Economía
El
boom inmobiliario y la posterior crisis financiera, la recesión y la débil
recuperación, así como la candidatura presidencial de Ron Paul han
expuesto a la Escuela Austriaca de Economía a la luz pública, concretamente en
la clase intelectual dentro de la prensa y el internet. Este incremento en la
atención también ha significado un incremento en la crítica. Una acusación
recurrente es que la Escuela Austriaca es radicalmente anti-empírica y poco le
importa contrastar sus teorías con la realidad del mundo.
La
crítica se enfoca reiteradamente en el uso que los Austriacos le dan a la
“praxeología” como termino para la economía. Algunos Austriacos, es cierto,
hablan de la naturaleza “a priori” de la praxeología y como las teorías que
origina, tales como la teoría Austriaca del ciclo económico, no pueden ser
“testadas” por información empírica, la que contrastan con la “certeza
apodíctica” de ciertas de sus propias conclusiones. Dichas afirmaciones pueden
ser encontradas en el trabajo de los Austriacos del Siglo XX, tales como Ludwig
von Mises y especialmente, Murray Rothbard. (Vale la pena notar que esta manera
de hablar sobre la teoría Austriaca esta básicamente ausente en el trabajo de
F. A. Hayek)
Pero
no es, como Josh Barro alega recientemente, “que los economistas Austriacos
rechazan el análisis empírico, y en su lugar creen que pueden alcanzar
conclusiones sobre políticas económicas correctas desde principios a priori”. Decir eso es
distorsionar lo que Mises quiso realmente decir por la palabra praxeología y
además errar al entender lo que recomendó como los métodos adecuados para los
economistas. También es apoyarse en interpretaciones de lo que personas como
Mises y Rothbard tenían que decir, así como declaraciones de varios defensores
de la Economía Austriaca en blogs y foros de internet, en lugar de
comprometerse con la investigación profesional que es publicada en las revistas
especializadas por Austriacos practicantes. Esa investigación ofrece una imagen
muy diferente sobre la forma en que la Economía Austriaca se ocupa del mundo
real. Finalmente, como esa investigación demuestra, los austriacos modernos
distinguen entre “evidencia empírica”, “información cuantitativa” y
“correlación estadística” en tal forma que permite a todos estos, aunque menos
respecto del tercero, desempeñar un rol en su trabajo. En lugar de ser
anti-empíricos, los economistas Austriacos modernos están tratando de abrir la
caja de lo que se entiende como “evidencia empírica” para incluir métodos que
son normalmente desechados sin miramientos por el resto de la profesión. Podría
decirse, entonces, que los Austriacos modernos pueden ser mucho más empíricos
que otros economistas, por lo menos si los juzgamos de acuerdo a su labor
profesional.
A
pesar de la impresión que uno puede obtener de leer a algunos Austriacos, el
termino “praxeología” de Mises no pretendía ser un “método” para los
economistas. En su lugar, ese término, que tiene raíces en el griego
“acción”, describía un campo de estudio. Ese campo comprendía todas las
“ciencias de la acción humana”, o cualquier cosa que tenga que ver con los
humanos como actores intencionales en lugar de meros seres biológicos. De
manera que lo que hoy llamaríamos economía, ciencia política, antropología y
sociología quedarían dentro de este grupo, pero no la biología humana. De
hecho, Mises quería usar el término “sociología” para describir estas ciencias
de la acción humana pero pensó que la sociología positivista moderna
había corrompido el término demasiado como para ser de utilidad. Dentro de la
praxeología, argumentaba, la economía era la rama más desarrollada. Usaba el
término “Cataláctica” (o la “ciencia del intercambio”) para describir lo que
hoy llamaríamos economía. La Cataláctica era el sub-campo de la praxeología que
estudiaba la acción humana involucrando el fenómeno del mercado y el cálculo
monetario.
Mises
dedico un capítulo entero de Acción
Humana al “alcance y método de la Cataláctica”. En ese capítulo,
escribe “el método especifico de la economía es el método de las construcciones
imaginarias”. Esto, sin embargo, era todo menos imaginativo; procede a explicar
cómo estas construcciones son “imágenes conceptuales de una secuencia de
eventos que se desprenden lógicamente de los elementos de acción
empleados en su formación” [1]. Uno puede observar esto en la forma en que los
economistas usan las curvas de oferta y demanda y el concepto de equilibrio.
Estas construcciones imaginarias son el producto de deducciones lógicas que
empiezan con la idea básica de la acción intencional, en particular que los
humanos buscan retirar el sentimiento de incomodidad de fines insatisfechos a
través de la búsqueda de medios efectivos para satisfacerlos. Mises sostenía
que es irrefutable que actuemos intencionalmente y además sostenía que la
acción intencional lógicamente implica algunas observaciones importantes sobre
la acción humana que son tan “apodícticamente ciertas” como lo es la misma
afirmación sobre la acción.
Hay
mucho debate entre los Austriacos sobre qué tan extenso es ese conjunto
adicional de ciertas afirmaciones. Algunos Austriacos discuten como si uno
pudiera deducir toda la economía desde un sillón, pero Mises fue bastante claro
en que esta esencia de la economía era muy limitada. Señalaba que incluso la
noción de que el trabajo es desagradable no es parte de esa esencia, antes bien
una suposición auxiliar que hacemos basados en la observación. Así mismo la
existencia de cosas como el dinero. Cuando los economistas analizan el mundo,
los instrumentos principales que emanan solo de la meditación en las acciones
es más bien un pequeño conjunto de proposiciones básicas. La mayor parte de
trabajos interesantes en economía es institucionalmente contingente. Por
ejemplo, incluso si reconocemos la importancia de comprometernos en el cálculo
económico, nuestra habilidad para hacerlo eficazmente descansa sobre el
conjunto de instituciones en la economía que estamos analizando. Pasando de lo
que Carl Menger llamo “leyes exactas” o teoría pura, a la teoría aplicada,
significa que debemos incluir las creencias humanas y las instituciones
sociales del mundo empírico. Para ir de la teoría aplicada a la historia
económica, incluyendo análisis contemporáneos, necesitamos hurgar en el
registro empírico real de lo que la gente hacía o pensaba, así como la información
económica relevante.
En
breve, Mises estaba haciendo una aseveración Kantiana sobre la mente humana y
la forma en que las mentes están igualmente estructuradas a través de los
humanos. Todos tenemos un “conjunto de herramientas para abordar la realidad” que
viene de nuestra herencia evolutiva. Las características comunes de aquellas
herramientas nos permiten ocuparnos de la meditación en la acción y el
desarrollo de esa esencia en economía como un conjunto de percepciones
necesarias sobre cómo actúan los humanos. Esta esencia de conocimiento
económico no es contingente sino una parte de la misma estructura de la mente
humana y es algo que podemos llegar a conocer.
Mises
consideraba que estas aseveraciones esenciales de economía (p. ej. que la gente
actúa intencionalmente, que preferimos más a menos y ahora a después, la idea
de utilidad marginal decreciente, y de pronto la idea básica detrás de las
curvas de oferta y demanda) no están abiertas a prueba empírica porque ellas
son, o proceden de, los mismos principios organizativos de nuestros intentos
por entender el mundo. Sin embargo, mas allá de eso, y especialmente incluyendo
cualquier aseveración sobre política pública, los argumentos económicos
descansan sobre aseveraciones contingentes sobre la conducta y preferencias
humanas, la aplicabilidad de nuestras suposiciones, y la precisión de nuestra
cadena de argumentos. La buena economía para los Austriacos significa sólidos argumentos, no
solamente válidos. Mucha de la economía moderna consiste en razonamientos
validos a partir de premisas falsas acerca de la acción humana. La precisión de
esas premisas importa muchísimo para los Austriacos.
Esa
es una de las razones por las que el subjetivismo es más importante que la
praxeología para entender la investigación Austriaca aplicada. La economía es
radicalmente subjetivista en el sentido de que la acción humana depende de las
percepciones del mundo que tenga el actor. Todas las explicaciones del fenómeno
praxeológico, esto es, cualquier aplicación de la economía al mundo real, debe
empezar con el actor y sus apreciaciones sobre el mundo, incluyendo los límites
de nuestro conocimiento y la habilidad de optimizar. Como Menger escribió en el
trabajo fundacional de la Escuela Austriaca, “el hombre, con sus necesidades y
comando de los medios para satisfacerlas, es en sí mismo el punto en el que la
vida humana económica comienza y termina” [2]. A partir de esas apreciaciones,
los Austriacos utilizan la estructura de la economía para entender esas
elecciones y sus consecuencias, especialmente las no intencionadas.
El
subjetivismo también explica el escepticismo Austriaco sobre la correlación
estadística siendo la forma privilegiada de evidencia empírica. Solamente
proporciona correlación, y para proporcionar causalidad requiere una
explicación teórica. Si tales explicaciones deben empezar con las percepciones
que tengan los actores sobre el mundo, entonces las formas de evidencia
empírica que capturen tales percepciones serian por decir lo menos igual de
útiles. Los Austriacos además continuamente acuden al material de fuente
primaria y entrevistan y estudian el trabajo así
como la información cuantitativa para presentar un argumento
completo de como un fenómeno económico particular surge y funciona. ¿Cómo
perciben los actores sus opciones y obligaciones y que tipo de consecuencias
emergen de tales elecciones? Ese es el marco narrativo fundamental para el
trabajo empírico Austriaco, con la teoría económica proporcionando estructura
al argumento.
Barro
y otros críticos de la economía Austriaca ignoran muy fácilmente el trabajo
actual publicado por la economía Austriaca moderna que hace uso de estos tipos
de evidencia empírica. La economía Austriaca era parte de la disciplina
académica de la economía mucho antes de Ron Paul y la reciente atención
pública, de manera que si uno quiere juzgarla, debería observar el trabajo
publicado en revistas especializadas y libros por docenas de Austriacos
enseñando en universidades en los Estados Unidos y alrededor del mundo. La
mayor parte de la investigación Austriaca en la última década o dos no ha
intentado prolongar aún más la teoría económica, sino que ha usado teoría
Austriaca para ofrecer mejores explicaciones a fenómenos del mundo real. Aunque
este trabajo puede ser usado al servicio de argumentos de políticas públicas
(como el de otros economistas), esta usualmente vinculado a un mejor
entendimiento de algunos fenómenos económicos recientes o pasados.
Una
exhaustiva lista de trabajos Austriacos que intentan confrontar y explicar mejor
el mundo real, del pasado o del presente, sería demasiado larga para este foro,
lo que fortalece mi punto. Resumiré y citare, sin embargo, una muestra
representativa. Libros de Boettke (1990) y Prychitko (1991) hicieron un
detallado análisis de los primeros años de la Unión Soviética y la Yugoslavia
auto-administrada respectivamente para entender el funcionamiento de dos formas
de socialismo. Mi propia investigación inicial (Horwitz 1990) enfoca la
historia de la banca en los Estados Unidos antes de la Reserva Federal,
haciendo uso de fuentes primarias como documentos y datos para explorar el
pánico bajo el Sistema Bancario Nacional. [3] En trabajo posterior,
Stringham (2003), ha explorado el funcionamiento de los mercados financieros de
Amsterdam en el siglo XVII como un caso de estudio en el desarrollo endógeno de
normas. Los Austriacos han analizado las economías de Irlanda, Somalia, y
Botsuana para entender los procesos de desarrollo económico y el rol que juegan
las instituciones formales e informales en alentar el crecimiento económico.
Coyne (2007) utilizo ideas Austriacas básicas para evaluar la política exterior
de los EE.UU. y los intentos de construcción de Estados en el medio oriente,
mientras el muy conocido trabajo de Leeson (2009) sobre piratas hace uso de
ideas Austriacas para explorar la forma en que las instituciones informales
surgen y promueven la confianza y cooperación social incluso en el difícil caso
de organizaciones criminales.[4] Como se mencionara antes, los Austriacos han
escrito una larga lista de artículos respecto de la Gran Depresión, los más de
los cuales han sido intentos para darle sentido a lo que paso y el porqué a
través de la comparación de la teoría austriaca del ciclo económico con los
eventos y datos históricos. Ellos han argumentado con frecuencia que mientras
la teoría Austriaca es un importante componente del argumento, la versión
canónica de la teoría no puede explicarlo todo.
De
pronto el trabajo empírico más concienzudo y efectivo de los Austriacos en
recientes años es aquel asociado con el programa de investigación del
Mercatus Center sobre el Huracán Katrina. Que se inicia con una serie de
entrevistas realizadas a residentes del Golfo así como una profunda
investigación de los eventos antes y después de la tormenta, los Austriacos
produjeron una serie de ensayos explorando el rol de las comunidades locales y
el sector privado en generar la recuperación. El investigador principal Peter
Boettke fue el autor principal de un artículo general (Boettke et. al., 2007)
que apareció en el diario mainstream Southern
Economic Journal. Esa pieza junto al libro de Emily Chamlee-Wright
(2010), así como su artículo Racionalidad
y Sociedad con Virgil Storr (Chamlee-Wright y Storr 2009), y
artículos de Lesson y Sobel (2007) y Horwitz (2009) ilustran este trabajo.[5]
Los enfoques centrales de este trabajo sobre la efectividad de la
comunidad y los esfuerzos del sector privado en la recuperación han
influenciado considerablemente la narrativa post-Katrina, podría decirse que
esto se debe a que se fundamentan muy rigurosamente en los datos generados por
las entrevistas y el cuidadoso tratamiento de la historia.[6] También
fueron publicados en lugares diferentes a las revistas o colecciones de libros
explícitamente Austriacas. La investigación empírica igualmente meticulosa,
histórica y contemporánea, sobre banca llevada a cabo por economistas
influenciados por Austriacos tales como Larry White y George Selgin ha
inclinado el debate sobre nuestro entendimiento de la banca central y la
regulación financiera. Su reciente ensayo Journal
of Macroeconomics con Lastrapes (Selgin, Lastrapes, y White
2012) sobre la historia de la Fed es un buen ejemplo, especialmente de cómo
hacer buen uso de los datos cuantitativos.[7]
Toda
esta investigación es muy “falseable” si por ello queremos decir “abierto a
revisión por investigadores posteriores”, incluyendo otros Austriacos que
tengan nueva o mejor información o mejores explicaciones para el fenómeno en
cuestión. No hay nada “a priori” o “apodícticamente cierto” sobre este trabajo.
En lugar de ello, los Austriacos están tratando de expandir lo que se entiende
como “empírico” a un alcance más
amplio de evidencia de lo que es metodológicamente permisible en la
economía mainstream.
Los Austriacos pueden hacer uso de evidencia econométrica en una forma limitada
y meticulosa (y unos pocos lo han hecho) pero son más inclinados a hacer uso de
la fuente primaria de la evidencia histórica y la información cuantitativa
no-econométrica para hacer sus argumentos. Mises y otros correctamente
señalaron que las correlaciones estadísticas son puramente datos históricos,
así como la información cualitativa que encontramos en las entrevistas y
diarios, y por tanto no deberían tener un rol más grande que esas otras formas
de información en realizar el análisis histórico.
A
pesar de las pretensiones de muchos economistas del mainstream, sus estudios empíricos,
incluyendo los trabajos más recientes en economía experimental, no tienen el
mismo poder científico que los experimentos en las ciencias naturales. Las
advertencias de Deirdre McCloskey sobre la importancia de la importancia
estadística van directo al grano y con frecuencia son ignoradas por los
economistas. Como ella explica, lo que queremos es significancia económica, no solo
significancia estadística, y ese es el punto en que los Austriacos estarían de
acuerdo. Para los Austriacos, el objetivo es proporcionar análisis económicos
que usen evidencia empírica que sea económicamente relevante. Hacer la acción
humana inteligible significa presentar mejores descripciones sobre lo que ha
pasado y porque. La teoría económica, proporciona la estructura para organizar
la trama y la riqueza de la experiencia humana, ya en la forma de fuentes
primarias, entrevistas y estudios de datos, estadísticas económicas o
correlaciones econométricas, proporciona las particularidades que hacen de un
argumento completo y empíricamente trascendente. Basar todo ello en
presunciones realistas y empíricamente relevantes sobre el conocimiento y
preferencia humana las hace no solamente validas sino de solida lógica
económica.
La
economía Austriaca no es, a pesar de lo que dice la crítica, anti-empírica. La
esencia de su teoría emerge de lo que podemos conocer empíricamente sobre
los seres humanos, tanto universalmente como en los detalles de las
aplicaciones de un contexto. Esa teoría es luego usada para ofrecer un mejor
entendimiento de la historia y eventos contemporáneos organizando una amplia
gama de información empírica dentro de una coherente narrativa que hace de esos
eventos inteligibles. Puede ser que nunca tengamos el contundente poder del
laboratorio del científico (aunque incluso ahí, la retórica y la presentación
de argumentos importan muchísimo), de manera que lo mejor que podemos hacer
como economistas es presentar argumentos mejor organizados, más ricos
empíricamente y más lógicamente válidos. Si nosotros los economistas nos
limitamos a nosotros mismos a solo la evidencia econométrica, nos estamos
perdiendo de partes importantes del mundo empírico, y son ellos, y no los
Austriacos, quienes son insuficientemente empíricos.
Action, Chicago: Rengery, 1966, p. 236. [2] Carl Menger, Principles
of Economics, New York: NYU Press 1981 [1871], p. 108. [3] Peter J. Boettke, The
Political Economy of Soviet Socialism: The Formative Years, 1918-1928,
Boston: Kluwer Academic Press, 1990; David L. Prychitko, Marxism and Workers’ Self-Management,
Westport, CT: Greenwood Press, 1991; Steven Horwitz, “Competitive Currencies,
Legal Restrictions and the Origins of the Fed: Some Evidence from the Panic of
1907,” Southern
Economic Journal 56(4), January 1990. [4] Edward Peter Stringham, “The Extralegal Development of Securities Trading in
Seventeenth Century Amsterdam.” Quarterly
Review of Economics and Finance 43(2) Summer 2003. Christopher
J. Coyne, After War:
The Political Economy of Exporting Democracy, Stanford: Stanford
University Press, 2007; Peter Leeson, The
Invisible Hook: The Hidden Economics of Pirates, Princeton:
Princeton University Press, 2009. [5] Peter J. Boettke, Emily Chamlee-Wright, Peter Gordon, Sanford Ikeda, Peter
Leeson, and Russell Sobel, “The Political, Economic, and Social Aspects of
Katrina,” Southern
Economic Journal 74(2), 2007; Emily Chamlee-Wright The Cultural and Political Economy
of Recovery: Social Learning in a Post-Disaster Environment, New
York: Routledge, 2010; Emily Chamlee-Wright and Virgil Storr, “Club Goods and
Post-Disaster Community Return,” Rationality
and Society 21(4), 2009. [6] Russell Sobel and Peter Leeson, “The Use of Knowledge in Natural Disaster
Relief Management,” The
Independent Review 7(4), Primavera 2007; Steven Horwitz,
“Wal-Mart to the Rescue: Private Enterprise’s Response to Hurricane Katrina,” The Independent Review 13(4),
Primavera 2009, pp. 511-28. Muchos ejemplos de la investigación del Katrina
pueden encontrarse en Emily Chamlee-Wright and Virgil Storr, eds., The Political Economy of Hurricane
Katrina and Community Rebound, Northampton, MA: Edward Elgar, 2010. [7] George Selgin, William Lastrapes, and Lawrence H. White, “Has the Fed Been a
Failure?” Journal of
Macroeconomics 34(3), Septiembre 2012.
Steven
Horwitz es profesor de economía en St Lawrence University y
Autor de “Microfoundations
and Macroeconomics: An Austrian Perspective” (Routledge, 2000) y “Monetary
Evolution, Free Banking, and Economic Order” (Westview, 1992). Ha escrito largamente sobre Economía
Austriaca, economía política Hayekiana, historia y teoría monetaria, y economía
y teoría social de género y familia.
Este artículo fue traducido con el permiso del
autor y del CATO Institute por Edwar Enrique Escalante.
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