Españoles a la caza de los cotos de Estado de Bienestar
Corre la noticia de que los españoles intentan emigrar en gran número
hacia Escandinavia. Al parecer, la situación económica de su país les parece
tan desesperada que buscan escapar de ella.
Pero, ¿en realidad la situación de desbarajuste económico de España es
mucho peor que el de los helenos en Grecia, que llevan en crisis hace unos dos
años ya? ¿Y por que no nos llegan noticias de una fuga en masa de griegos hacia
los países nórdicos europeos? Además, ¿por qué los españoles que emigran eligen
Escandinavia, y menos aun con la temporada invernal que justo ahora está
llegando a países que la geografía ha dejado dentro del círculo polar?
Quizás lo que pueda explicar tal corrida sea el aun eficiente modelo de
Sociedad de Bienestar y de beneficencia pública que disfrutan suecos, noruegos,
daneses y finlandeses. Es posible que ningún peninsular mediterráneo se haya
puesto a pensar porque siguen siendo eficientes estos servicios, que ya están
en crisis como modelo estatista en casi todo el resto de Europa Occidental, por
unas razones muy elementales. Esas sociedades nórdicas, con índices
elevadísimos de impuestos, que como en Noruega alcanzan el 50% de los ingresos,
son capaces de mantener un eficiente servicio estatal porque son unos pocos
millones aunque altamente productivos y con una muy desarrollada conciencia
social que los aleja lo suficiente de un enfermizo clientelismo como el que
padecen los españoles y otros europeos ahora envueltos en crisis en sus países.
Y precisamente esa parece ser la meta de los españoles que intentan
asentarse en esas frías tierras: volverse a colgar de un sistema de seguridad
social que les haga la vida más fácil, subvencionados en lo necesario por un
Estado benefactor.
El comportamiento de una parte significativa del pueblo español ante la
adversidad que, sin dudas el gobierno socialista de José Luis Rodríguez
Zapatero llevó hasta la debacle, no puede soslayar el hecho de que ellos los
eligieron como gobernantes, en elecciones y por mayoría, y en buena
medida se colgaron desenfadadamente de sus procedimientos clientelistas, no
dándole mucha importancia a los males ya endémicos que se fueron incrementando
en la nación, como la corrupción, la pérdida de productividad e innovación
tecnológica competitiva y la carencia de una política fiscal seria y
responsable con los gastos públicos. El duro batacazo de la realidad que trae
no poder seguir viviendo por encima de lo que se produce a algunos los ha hecho
entender que hay que apretar los dientes, capear el temporal y renunciar
a intentar retornar a esa vida de Sociedad de Bienestar.
Pero para otros esa opción no es aceptable. Hay que preguntarse qué imaginaban
ellos que haría el gobierno popular recién elegido en las urnas. ¿Acaso
reponerles los incosteables beneficios que generaba un frágil y falso estado de
bienestar estatista? Precisamente una dura e impopular tarea como la que le
espera al gobierno de Rajoy implica desembarazar al Estado español de un
excesivo funcionarado con inclinaciones marcadas al burocratismo ineficiente y
a la corruptela, lo que significará a corto plazo más desempleados en la enorme
cifra que ya resuena estridentemente entre las noticias internacionales.
Ese grupo de españoles que no aceptan el fin de la panacea son los
primeros que se marchan a buscar otra parecida. De ahí esa fuga masiva hacia el
norte europeo, a buscar cómo engancharse de esa teta estatal.
Mas el Estado de Bienestar aun no ha entrado en crisis en los países
nórdicos debido a esas virtudes ya expuestas arriba: pocas personas, gran
productividad de valores agregados per cápita y una alta consciencia civil y
social, una mezcla delicada que se quebraría con una invasión masiva de
españoles con unos estándares más bajos en lo que respecta a tales valores
sociales norteños. El cierre de fronteras parece la opción que le queda a los
escandinavos en un lamentable futuro próximo. Y los españoles emigrantes o
matan a la gallina de huevos de oro de Escandinavia o se quedan detenidos en
sus fronteras por el expediente de una forzada ley nacionalista de defensa que,
también a la larga, sacará de su sitio el tan cuidado Estado de Bienestar.
La nueva realidad globalizadora, también por obra directa, o como poco
recomendable consecuencia, como sucede con esta espontanea emigración española,
va a desmantelar el estatismo como tendencia que fortalece la intervención y el
asistencialismo del gobierno, en todas esas manifestaciones que excedan las
prerrogativas para las cuales surgió como institución rectora. El fin de un
artificial Estado de Bienestar mantenido por un Estado redistribuidor de la
riqueza pública es una de sus primeras consecuencias irreversibles.
- 23 de enero, 2009
- 23 de junio, 2013
- 7 de marzo, 2025
Artículo de blog relacionados
Exordio: Si hay algo en lo que los venezolanos estamos de acuerdo y...
29 de enero, 2011Por Martín Krause CEDICE Existe un enigma que por su persistencia y extensión...
14 de marzo, 2007Hace algunos años, durante los seis primeros meses en un nuevo empleo, Lyria...
11 de diciembre, 2006- 27 de febrero, 2020