Argentina: ¿Compraría Ud. acciones de empresas manejadas por La Cámpora?
Con bombos y platillos el kirchnerismo acaba de
sancionar otra ley regulatoria de la economía, en este caso la del mercado de
capitales. Cuando uno lee esta noticia la primera reflexión es que están
regulando algo que no existe. Para tener una idea de lo que están regulando: en
octubre el promedio diario de acciones negociadas en la Bolsa de Comercio de
Buenos Aires fue de $ 27 millones, algo así como unos U$S 4 millones diarios. En
general la bolsa opera, en acciones, unos $ 30 diarios, al tipo de cambio
verdadero, menos de U$S 5 millones por día. Una cadena de fast food seguramente
factura más por día que el volumen operado en acciones en la bolsa.
Para ir al corazón del problema cabe preguntarse lo
siguiente: ¿para qué sirve el mercado de capitales? En rigor el mercado de
capitales es algo más amplio que la Bolsa de Comercio, de todas formas podemos
decir que el mercado de capitales permite que aquellos que tienen ahorros se
los presten a los que demandan créditos, ya sea para consumir o bien para
invertir.
¿Cómo puede el que tiene ahorros financiar al que
quiere invertir? Una forma es haciendo un depósito en el sistema financiero y
que éste lo preste a las empresas. La otra puede ser, por ejemplo, comprando
acciones (se hace socio de la empresa) o bien obligaciones negociables que no
son otra cosa que papeles por los cuales el ahorrista le presta a una empresa.
En vez de emitir acciones y conseguir capital con nuevos accionistas, la
empresa puede tomar deuda colocando obligaciones negociables. No va a los
bancos sino directamente al ahorrista.
Ahora bien, para que pueda existir un mercado de
capitales, el primer requisito es que haya ahorro que la gente quiera volcar al
mercado para financiar consumo e inversión. El problema es que tanto se ha
castigado a los ahorristas, tanto se ha depreciado el peso por efecto de la
inflación que genera el Banco Central, tal es la voracidad fiscal y tal la
debilidad de los derechos de propiedad, que el escaso ahorro que hay se fuga al
exterior bajo diferentes formas o bien se va al colchón y transformándose en
atesoramiento.
Pero aún aquellos que hoy día quieran comprar acciones
saben que asumen el riesgo Moreno y kirchnerismo en general. ¿Qué quiero decir
con esto? Que si alguien compra una acción de una empresa que cotiza en bolsa,
tiene en cuenta el alto riesgo que puede tener el valor de esa empresa los
caprichos de Moreno (precios de venta, exportaciones, importaciones de insumos,
qué debe producir, etc.)
Es decir, la rentabilidad esperada no depende del
negocio en sí mismo de la empresa sino que está fuertemente influenciado por
las arbitrarias medidas del gobierno. Podríamos decir que el gobierno hizo del
mercado de capitales y del bursátil en particular, una timba, porque solo
alguien con un alto grado de especulación puede apostar a hacerse socio de una
empresa comprando acciones en un país en el cual la actividad empresarial está
condicionada a los caprichos del gobierno. Si el capricho beneficia a una
determinada empresa, entonces el que compró acciones gana. Si el imprevisible
capricho la perjudicó, entonces, pierde. No hay análisis de balance y del
sector productivo que pueda prever las futuras utilidades de las empresas en
una Argentina arbitraria en sus reglas de juego.
Pero hasta ahora hablé solo de la oferta de ahorro para
invertir. El tema es si hay empresas dispuestas a colocar grandes emisiones de
acciones u obligaciones negociables (con inflación es imposible calcular una
tasa de interés en el mediano plazo) para invertir en un país donde los
derechos de propiedad están siendo limitados cada vez más. ¿Quién se anima a
invertir en un país con estas reglas de juego? Y menos ahora que el Estado
pondrá “veedores” en las empresas con capacidad de veto y hasta podrá remover a
los órganos de administración de la empresa. ¿Ud. se imagina a un militante de
La Cámpora dirigiendo una empresa privada de la misma forma que lo hace con
Aerolíneas Argentinas? ¿Qué quedaría de sus ahorros invertidos en las acciones
de una empresa controlado por los incondicionales militantes de La Cámpora?
En rigor, esta nueva ley de regulación del mercado de
capitales no hace más que agravar la situación de un mercado que prácticamente
no existe en Argentina y, además, ahuyentar más inversiones que quieran
hundirse en un país donde el desprecio por los derechos de propiedad es cada
vez mayor (ejemplo ley de countries en la provincia de Buenos Aires).
¿A quién perjudica todo esto al final del camino? A la
gente que vive de un trabajo en relación de dependencia. Los empresarios se
irán a desarrollar sus negocios en otros lugares, los ahorristas seguirán
fugando sus capitales, pero la gente se va a quedar sin trabajo porque cada vez
serán menos las empresas que inviertan en el país. Y los trabajos que queden
estarán mal remunerados por falta de productividad de la economía.
Lo que hoy se presenta como algo progresista y en
defensa de los sectores más débiles no es más que otro ataque al futuro laboral
de millones de argentinos y, en particular, compromete el futuro de los jóvenes
que quieran incorporarse al mercado laboral y verán que cada vez será más
difícil conseguir un trabajo.
En síntesis: si el objetivo no confesado del famoso
modelo es destruir la economía del país, pueden darse por satisfechos. Lo están
logrando.
- 28 de diciembre, 2009
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