Necesitamos una rebelión de contribuyentes
El Congreso regresó a “trabajar” esta semana para
completar lo que se conoce como “lame duck session” (N.R. sesión con muchos de
los congresistas cesarán en sus cargos) antes de tomarse otra vacación. Gastar
el dinero ajeno es un trabajo muy duro.
Su misión ahora es evitar el “precipicio fiscal”,
algo que ellos mismos propiciaron. No hace falta ser un genio para predecir que
ambos partidos tratarán de hacer dos cosas: (1) llegar a un acuerdo que les
permita a ambos atribuirse el mérito y (2) requerir que aquellos que trabajan
paguen más al gobierno mientras ellos presentan “recortes” de gastos falsos o
sin importancia.
Hagan lo que hagan, los impuestos sobre sueldos van a subir el primero de enero
y pronto seguirán nuevos impuestos asociados con el Obamacare. No hay discusión
de que ingresos adicionales no es la solución para el problema de los gastos
sin control.
Según explica en el portal cibernético
usgovernmentrevenue.com, el escritor Christopher Chantrill “recursos sobre
impuestos y recibos del gobierno en los Estados Unidos”, “Los ingresos totales
a todos los niveles de gobierno en los Estados Unidos se calcula serán de $5.5
millones de millones (trillones) en el 2013.” Desgraciadamente, se anticipa que
nuestra deuda será de $17.5 millones de millones. A menos que se hagan
reformas, el Comité de Presupuestos del Senado de los EE.UU. predice que el
gobierno federal pudiera tener una deuda de $20 millones de millones para el
2016. Claramente, no es la falta de ingresos lo que aumenta la deuda; es la
falta de control en los gastos.
¿Con cuánto más debemos subsidiar la
irresponsabilidad del gobierno? Si la respuesta es “ni un centavo más” quizás
ha llegado la hora de una rebelión de los contribuyentes.
En 1978, el difunto Howard Jarvis y su esposa
dirigieron una exitosa iniciativa para poner la Proposición 13 en la boleta en
California. La medida, que fue abrumadoramente aprobada por los votantes,
limitó los impuestos a la propiedad que aumentaban rápidamente. Según el portal
cibernético de la Howard Jarvis Taxpayer Association, la Proposición 13 “les ha
ahorrado a los californianos $400 mil millones y les ha permitido a millones de
californianos conservar sus casas”.
Lo que hace falta es un líder con la determinación
de Howard Jarvis que pueda organizar a nivel nacional para evitar que el
gobierno esté constantemente derrochando los activos de los que son productivos
para que los políticos puedan subsidiar a los que no producen, comprar sus
votos y hacerlos adictos a beneficios sociales (entitlements).
Mientras los contribuyentes continúen complaciendo
a los políticos en su interminable búsqueda de más ingresos, estos continuarán
cogiendo el dinero y seguirán atacando todo el tiempo a los “millonarios y
multimillonarios” por no pagar su “justa parte”.
Quizás la rebelión pueda empezar por los llamados
“ricos”, aquellos que ganan más de $250,000 al año. Esta siempre ha sido una
cifra arbitraria aplicada a todos, sin importar sus circunstancias personales.
Supongamos que los que pueden decidan limitar sus ingresos a $249,999.99 en el
2013. Si ganan mucho más que eso, pudieran consultar a sus asesores de
impuestos sobre cómo invertir legalmente el exceso en bonos municipales libres
de impuestos y en otros refugios de impuestos, quitándole su sustento a la
bestia gubernamental.
El sistema de impuestos en este país se basa en la
voluntad de cumplir. No harían falta muchos contribuyentes que digan “estoy
endemoniado y no voy a aguantar más esto” que creativamente, pero legalmente,
oculten del gobierno algo de lo que ganan.
Miembros de ambos partidos son culpables por no
haber hecho reformas a los programas sociales y no haber puesto al pueblo en
primer lugar. Su intransigencia está robándoles a las generaciones futuras su
derecho a la independencia económica y al crecimiento económico.
Los Estados Unidos nacieron durante una rebelión contra los impuestos. Esperar
que los políticos arreglen un problema que ellos mismos crearon rara vez tiene
éxito. Quizás ha llegado el momento de forzar la situación declarándose en
huelga los contribuyentes. Esto a veces funciona con los sindicatos. Darle más
dinero al gobierno esperando que lo gaste responsablemente es como ofrecer
chocolate a un niño y esperar que no lo coma.
Sí, suena poco práctico y algunos dirán que no es
factible. Pero ¿qué otras vías les quedan a los creadores de riqueza? El
gobierno se ha convertido en un enorme pedigüeño, constantemente pidiendo
mayores sumas del dinero ajeno. Digámosle “no más” al menos hasta que veamos
una verdadera reforma en los gastos y políticas que resulten en crecimiento
económico que, por sí solo, producirá mayores ingresos por impuestos.
Como no hay miembros del Congreso actuando razonablemente ¿tiene alguien una
idea mejor? Si la tienen, por favor mándemela. Yo espero ansioso todas las
sugerencias legales y creíbles.
©2012 Tribune Media Services, Inc.
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