¿Se arriesgaría Assad a huir a Latinoamérica?
El cariz que han ido tomando los acontecimientos en Siria indica que el
régimen del presidente Bashar al-Assad podría estar jugándose las
últimas cartas para no perder la guerra y el poder, y esta semana cobró
fuerza el rumor de que el acorralado gobernante podría estar buscando en
el extranjero un sitio donde refugiarse, y que ese lugar podría ser un
país de América Latina.
Las especulaciones de un eventual asilo de Assad han tenido como
fundamento el viaje que hizo a fines de noviembre a Cuba, Venezuela y
Ecuador el vicecanciller sirio Faisal al-Miqdad, quien habría sido
portador de cartas escritas por el propio Assad y dirigidas a los
gobernantes de esos países. Las reuniones en las tres capitales fueron
confirmadas por el embajador sirio en Caracas.
Está fuera de duda que los gobiernos de esas tres naciones apoyan a
Assad, pero en momentos en que los combates se han intensificado en los
alrededores de Damasco y la comunidad internacional ha advertido
seriamente a Siria contra el uso de armas químicas, el canciller
ecuatoriano, Ricardo Patiño, negó el jueves que el presidente sirio haya
pedido asilo en Quito.
A propósito de los rumores, el portavoz del Departamento de Estado, Mark
Toner, dijo que EE.UU. está al tanto de ofertas informales de asilo al
gobernante sirio pero que en este momento Washington no tiene
“conocimiento formal de ofrecimientos concretos".
Rusia, que en el pasado había sido también mencionada como posible
destino del presidente sirio, ya negó esa posibilidad por conducto de su
canciller, Serguei Lavrov, y aunque en febrero pasado el gobierno de
Túnez brindó eventual refugio a Assad, aún se desconoce si ese podrá ser
el caso de Cuba y de Venezuela.
Aunque en La Habana siempre han abundado las muestras de solidaridad con
el régimen sirio, Fidel Castro nunca se atrevió a dar albergue a ningún
“aliado” de Cuba que pudiese llegar a ser considerado un genocida. Y no
hay nada que indique que su hermano Raúl Castro vaya a obrar de manera
diferente.
En Venezuela, donde aún sigue siendo incierto que por razones de salud
el presidente Hugo Chávez pueda completar su tercer mandato, Assad
estaría corriendo un peligroso albur. Incluso muchos piensan que si
alguno de los tres países se decidiera a dar el paso, sólo le concedería
refugio temporal.
Es muy difícil sea cual sea su paradero que Assad evite ser procesado en
la Corte Penal Internacional por crímenes de lesa humanidad. De hecho,
la Alta Comisionada para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Navi
Pillay, ya pidió que el gobierno sirio sea juzgado por tales crímenes
contra la población civil siria.
Los antecedentes de asilos incómodos son numerosos en Latinoamérica,
como el del dictador paraguayo Alfredo Stroessner , en Brasil; el del
Sha de Irán, Mohamed Reza Palhevi, en Panamá, y el del tirano comunista
alemán Erich Honecker, recibido como refugiado en Chile por razones
humanitarias.
Pero a diferencia de estos, si Assad se aventurara a buscar refugio en
América Latina, el diario digital GlobalPost decía esta semana que su
caso podría tener similitud con el del oficial nazi de las SS Adolf
Eichmann, quien huyó a Argentina y años después fue capturado, juzgado
en Israel y condenado a morir en la horca por su responsabilidad en el
Holocausto.
- 23 de enero, 2009
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