Chávez, los Simpson, Internet y Clarín
El cosmos ha
sido creado para el progreso, no para otra cosa, y así avanzan la paz y las
libertades, como la de prensa. Claro que esto lleva tiempo y, entretanto,
incidentes no faltan.
La poca y
manipulada información sobre la salud de Chávez, no es un ataque a la libertad,
pero sí una falta de respeto al derecho a la información. Ahora, para mostrar
que las revoluciones –como la primavera árabe– son puro cuento (el mundo
evoluciona solo por maduración), sí es un ataque a la prensa el que realiza el
nuevo gobierno egipcio encabezado por el mesiánico y fundamentalista Mursi.
Doce diarios no publicaron su versión en papel, durante una jornada, mientras
que cinco canales de televisión no emitieron para protestar contra el decreto
que blinda sus poderes y el proyecto de Constitución. ‘No a la dictadura’ es el
lema.
Patético es el
ejecutivo turco laico, que gobierna un país 99% musulmán y que dice que los
Simpson, en un capítulo, “se burlan de Dios” multando por US$ 30,000 al canal
CNBC-E, que emite la serie. Pero las amenazas a las libertades ocurren también
en Occidente, la prensa británica alerta sobre “la llegada de la censura por
primera vez desde el siglo XVII”, mientras que las víctimas de sus supuestos
abusos han iniciado una campaña para forzar al primer ministro a adoptar las
recomendaciones del juez lord Leveson que, claramente, restringen la libertad,
o sea que proponen que el poder de policía, el monopolio de la violencia
estatal, sea arbitrariamente dirigido, indirectamente, contra quienes “violen
un código de conducta”.
Ahora, como
ejemplo de ir contra natura, tenemos el intento por controlar internet. Algunos
de los reunidos en Dubai entre el 3 al 14 de diciembre, en la Conferencia Mundial
de Telecomunicaciones Internacionales (CMTI), organizada por la Unión
Internacional de Telecomunicaciones (UIT), de la ONU, al que pertenecen 193
países, proponen que sean los gobiernos los que regulen la red.
El objeto de la
CMTI es revisar el Reglamento de Telecomunicaciones Internacionales (RTI), de
1988, para “asegurar el flujo internacional de comunicaciones mediante la
adopción de técnicas comunes y la cooperación entre los Estados”. Por el
contrario, el RTI debería ser privatizado (debería quedar en manos del mercado,
de la gente) para hacerlo más eficiente, como lo ha demostrado la ICANN
(Internet Corporation for Assigned Names and Numbers), entidad privada sin fin
de lucro, fundada en 1998 para hacerse cargo de la gestión de internet.
También existe
una discusión en torno a la sugerencia de la Asociación Europea de Operadores
de Telecomunicaciones, que quieren cobrar a los proveedores de contenidos en
Internet según el tráfico que generen, y lo cierto es que en esto tampoco los
gobiernos deben intervenir y deben dejar que el mercado decida si debe
tarifarse y cómo.
El caso más
interesante es el del Grupo Clarín de Argentina que, sin dudas, ha crecido
exageradamente, irónicamente, porque el gobierno coarta (en base a su monopolio
de la violencia) la sana competencia regulando los espacios radioeléctricos, el
mercado laboral (y la falta de crédito y los altos impuestos) que hacen
inviable la existencia de pequeñas empresas. Y con la excusa de que es muy
grande, en lugar de liberar el mercado, el gobierno impone aun más coacción
para forzar su desmembramiento.
El autor es miembro del Consejo Asesor del Center on Global Prosperity en el Independent Institute, de Oakland, California.
- 23 de enero, 2009
- 13 de abril, 2025
- 23 de julio, 2015
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