Estados Unidos evita ‘in extremis’ el abismo fiscal
Tras otra
agónica sesión, la Cámara de Representantes aprobó este miércoles el acuerdo
que evita las subidas de impuestos masivas y los recortes que habrían empujado
a EEUU a la recesión. Con este último escollo, el país esquiva ahora el 'precipicio', pero la última rebelión de los
republicanos y el descontento de parte de los demócratas anticipa una nueva
batalla a finales de febrero.
La Cámara de
Representantes, de mayoría republicana, aprobó sobre las once de la noche
(cinco de la mañana en la Península) el plan que sube los impuestos sólo a los
más ricos y retrasa dos meses los recortes del gasto público. La legislación
pasó su última prueba con 257 votos a favor y 167 en contra. El Senado, de
mayoría demócrata, había aceptado la ley la noche anterior por 89 votos contra
ocho.
El presidente Barack
Obama habló unos minutos después de la votación en la Casa Blanca para
congratularse del pacto. Presumió de haber logrado subir los impuestos a una
parte de los más ricos, pero reconoció que "el déficit aún es demasiado
alto" y este acuerdo no hace nada para atajarlo. "Estamos invirtiendo
demasiado poco en las cosas necesarias para que la economía crezca como
debe", explicó. Él quería un acuerdo más amplio, pero "no hubo ni
apoyo ni tiempo".
Obama dijo
estar "muy abierto" a negociar sobre reformar la Sanidad pública para
ancianos, como quieren los republicanos, pero también aseguró que no aceptará
que se repita una agonía como la de esta Nochevieja en un par de meses, cuando
toque negociar recortes y subir el techo legal de deuda pública. No aclaró cómo
evitará charlas como las de las últimas horas.
Las dos ramas
del Congreso y los dos partidos están divididos, pero la Cámara de
Representantes era la más reticente al pacto y congeló todo el día la votación.
Hasta última hora de la noche el presidente de la Cámara, el republicano John
Boehner, ni siquiera quiso aclarar si iba a someter el acuerdo a voto. Los
republicanos, capitaneados por el 'halcón' anti-impuestos Eric Cantor,
amenazaban con enmendar el texto que sube el IRPF del 1% de contribuyentes si
no conseguían más reducciones del gasto. "La falta de recortes del
gasto en la ley del Senado es una preocupación universal entre nuestros
miembros", dijo un portavoz en nombre de Boehner y Cantor.
Tras dos
reuniones de varias horas, los republicanos más contrarios a los impuestos
intentaron enmendar el texto añadiendo 300.000 millones de dólares (unos
225.000 millones de euros) de recortes, pero no lograron suficiente apoyo entre
los suyos. El Senado, de mayoría demócrata, replicó de inmediato con que no
consideraría la ley modificada y Boehner reconoció ante los suyos que su
estrategia era muy "arriesgada".
Descontento y resignación
Al Congreso se
le acababa el tiempo porque el nuevo, salido de las elecciones de noviembre,
toma posesión este jueves. El equilibrio de poderes entre la mayoría demócrata
del Senado y la republicana de la Cámara queda casi intacto, pero el relevo
hubiera obligado a empezar de nuevo.
El descontento
venía de ambos partidos, si bien los demócratas estaban más resignados. Steve
LaTourette, republicano de Ohio, dijo que no votaría la ley sin estudiarla
porque no se fiaba de "un paquete diseñado por un grupo de octogenarios
sin dormir en Nochevieja". El vicepresidente Joe Biden se pasó dos
horas con los demócratas quejosos de que el presidente había cedido demasiado,
pero que al menos querían votar ya.
La lucha entre
ambos partidos y dentro de ellos anticipa una nueva negociación agónica a
finales de febrero, cuando el Congreso tenga que elevar el techo legal de deuda
pública para evitar la suspensión de pagos y negociar los recortes de gasto
pospuestos.
El acuerdo actual supone que la gran mayoría de los contribuyentes se
libren de las subidas de impuestos que entraron oficialmente en vigor el 1 de enero por la expiración de las
rebajas temporales de la Administración Bush. Sólo unos pocos pagarán
significativamente más. El IRPF de las parejas que ingresen más de 450.000
dólares (340.000 euros) o de los individuos que ganen más de 400.000 (unos
300.000 euros) suben algo más de cuatro puntos, hasta el 39,6%, el nivel que
tenía en los años 90. También aumentan los impuestos sobre dividendos del 10 al
15%. Para el resto de los contribuyentes, los recortes de impuestos temporales
aprobados por George W. Bush en 2001 y 2003 ya no tendrán fecha de caducidad.
Ningún partido está totalmente contento
La ley retrasa
hasta marzo la entrada en vigor de los recortes del gasto público previstos
para hoy. El paquete de 110.000 millones de dólares (83.000 millones de euros)
afectaría sobre todo al Pentágono y las ayudas públicas a los más pobres y los
ancianos. Los partidos aspiran a llegar a un compromiso más suave, contando con
los ingresos de los nuevos impuestos y reformas de programas menos esenciales.
La legislación
también evita que el precio de la leche y sus derivados se doble gracias a la
extensión de programas agrícolas en peligro.
El acuerdo es
un compromiso que no enamora a ninguno de los dos partidos. Para los
republicanos, supone aceptar que se suban los impuestos por primera vez desde
1993, aunque sea a una pequeñísima parte de la población. Esto se compensa
por el hecho de que el 99% mantendrán los recortes fiscales de Bush.
Para Obama, el
pacto significa sobre todo evitar que el país caiga en recesión por los
impuestos y recortes masivos simultáneos. El presidente presumió de que le ha
subido los impuestos "a los millonarios y a los multimillonarios",
aunque parte de su partido se queja de que la definición de rico se ha quedado
demasiado arriba.
"Eso no es
la clase media… No tener acuerdo es mejor que tener uno malo. Y éste es un
acuerdo muy malo", lamentó el senador demócrata de Iowa, Tom Harkin, que
fue uno de los ocho senadores que votó en contra de la legislación en el Senado
en Nochevieja. "Diría que es una gran victoria a largo plazo para la
derecha. Y una victoria política a corto plazo para los demócratas",
dijo Howard Dean, candidato presidencial en 2004 y después presidente del
partido demócrata.
En cualquier
caso, el pacto es un parche que ha dejado de lado la reducción del déficit público,
que ya supera el 7% del PIB, y de la deuda, entorno al 104%. Según la oficina
presupuestaria del Congreso, el acuerdo de Nochevieja añadirá cuatro billones
de dólares (unos tres billones de euros) al déficit en la próxima década.
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